martes, 10 de mayo de 2022

En Shanghai una mujer ha estado un mes confinada en una cabina telefónica

Imagen Unsplash

En los últimos meses el mundo entero está asombrado ante el confinamiento impuesto en algunas ciudades chinas, como la metrópolis de Shanghai, donde viven nada menos que 26 millones de habitantes.

 El digital estadounidense Vice se hace eco de algunas de las anécdotas chocantes que se están produciendo en una situación tan extrema como la mencionada, recordando la historia –que hemos podico ver en lso informativos de la televisión- del hombre al que dieron por muerto y se despertó encerrado en el saco mortuorio cuando le trasladaban a la morgue.

 El caso que ahora nos ocupa es el de una mujer sin techo fijo, trabajadora inmigrante en torno a los cincuenta años, que tras el decreto de confinamiento estricto de la ciudad ha permanecido durante un mes encerrada con su perro en una cabina telefónica, de la que solo salía para pasear al animal y para airear la manta con que se cubría por las noches.

 Las lamentables condiciones en que se ha visto obligada a vivir se han conocido gracias al vecino de un inmueble cercano que colocó en las redes sociales chinas varias fotografías dc la desventurada mujer a quien, en plena noche, la semana pasada desalojaron unos policías “que arrojaron sus pocos enseres a la calle y clausuraron la cabina con cinta adhesiva”. Según el diario estatal Youth Daily, tras dejarla en plena calle sin tener a donde ir, las autoridades del barrio ofrecieron alojamiento a la mujer, que está asustada y lo ha rechazado. 

 

 Cero Covid y Cero protección social

 

Como señala Vice, esta mujer es una más de los numerosos trabajadores inmigrantes que residen en China y representan un tercio de la mano de obra del país, sin seguridad social ni garantía en el empleo, y duramente afectados por la última ola de Covid-19. Como la mayor parte de ellos han perdido el trabajo a causa del confinamiento, y sin el salario no pueden pagarse un lugar donde vivir, son muchos los que se han visto obligados a buscar refugio en lugares insospechados, siempre amenazados con el desalojo policial

 Según el profesor Pun Ngaim de la Universidad Lingnan de Hong Kong, “muchos trabajadores inmigrantes viven al día y cuentan con que sus patrones les darán cama y comida. Con la mayoría de las fábricas y los almacenes cerrados, se encuentran solos”

 

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