sábado, 29 de abril de 2017

"Lady Macbeth", la pasión liberadora de la mujer de azul


1865, Inglaterra rural. Katherine (Florence Pugh, “The falling”) tiene 19 años, es desgraciada en un matrimonio sin amor con un Lord que le dobla la edad: soporta los embites sexuales de su marido y odia a un suegro que la menosprecia. Un día se enamora de un joven palafranero (Cosmo Jarvis) que trabaja en las tierras de su esposo, y con él descubre la pasión. Dominada por ese sentimiento, Katherine está dispuesta a todo para conseguir todo lo que desea, Y todo es todo.

Ópera Prima de William Oldroyd, director de obras teatrales, óperas y premiados cortometrajes, y protagonizada por Florence Pugh, ("The Falling"), el famoso cantante Cosmo Jarvis, Paul Hilton ("Cumbres Borrascosas"), Naomi Ackie ("Doctor Who") y Christopher Fairbank ("El quinto elemento"); "Lady Macbeth" consiguió el Premio Fipresci de la Crítica Internacional, decidido por más de 350 profesionales de todo el mundo, en el Festival de San Sebastián.

Adaptación libre de la novela “Lady Macbeth del distrito de Misenk”, de Nikolai Leskov, considerado uno de los representantes del nihilismo, traslada en tono sarcástico la acción original de la Rusia de finales del XVIII a la Inglaterra victoriana, en un atmósfera agobiante que la convierte en “una gran película antipática” (Nicholas Schaller, NouvelObs).

El propio título de la película, “Lady Macbeth”, ya anuncia la tragedia. Drama intenso y bien interpretado sobre el deseo insaciable, con escenas insoportables en la escalada de violencia que acompaña la emancipación de una especie de Lady Chatterley que acaba convirtiéndose en Lady Macbeth rebelándose contra una vida programada que incluye el determinismo femenino de la época; la transformación de una esposa oprimida en criminal, “en un retrato cruel que sin embargo no impide la empatía”.

Porque para el espectador la balanza pesa mucho más en el lado de la crueldad patriarcal y la perversidad de los hombres que rodean a esta Lady, un personaje de mujer fascinante, de rostro impenetrable y enorme belleza habitualmente vestida de azul, “un vestido que se convierte casi en una armadura” (Olivier Pelisson, Band-a-part.fr).

jueves, 27 de abril de 2017

“Un italiano en Noruega”, sátira social y política de la Italia de ahora mismo


“Un italiano en Noruega” (Quo vado?), la película italiana más taquillera de 2016, es una sátira social y política de un país que sabe reírse de sí mismo como ninguno. Pese a estar en la línea de las varias “Bienvenidos al…”, y de los agónicos apellidos vascos y catalanes, aquí la mayoría de los gags son de gran calidad (imagino que perderá mucho en el doblaje), y las vulgaridades “vulgares”; y mete el dedo en la llaga de una sociedad que ha cambiado, y que ahora es multiétnica y, a la fuerza, convivencial.

El cómico Checco Zalone (apodo elegido por el actor Luca Medici para sus parodias) se mete de lleno en esta sátira sobre los funcionarios (el “puesto fijo” -funcionario- ansiado por todos los malos estudiantes y los padres protectores, creado en la “Primera República”, expresión periodística que hace referencia al sistema político vigente en el país de 1948 a 1994), que ha escrito y dirigido Gennaro Nunziante, en lo que es la cuarta colaboración entre ambos cineastas.

Checco es un joven que ha realizado todos los sueños de su vida: vivir con sus padres disfrutando de independencia, ser el eterno novio que nunca se atreve a pensar en la boda ni en los hijos y, sobre todo, tener un trabajo seguro, un puesto fijo, en la oficina provincial de caza y pesca. Pero con la crisis llegan los recortes y Checco tiene que elegir entre una indemnización o un destino lejano, en los más alejados rincones de la península. Checco resiste y la funcionaria (“la dottoresa” Sonia Bergamasco) encargada de despedirle le va ofreciendo cantidades cada vez mayores de dinero, que sigue sin aceptar, y le envía a destinos aún más remotos, como el Polo Norte, donde Italia tiene instalada una base científica, con el encargo de defender a los investigadores de los ataques del oso polar. Cuando está a punto de rendirse, Checco conoce a Valeria (Eleonora Giovanardi), una investigadora que estudia a los animales en peligro de extinción, se enamora apasionadamente y con ella comienza una aventura fantástica en la que descubre la existencia de otros mundos.

Comedia “a la italiana” que no ha gustado por igual a toda la crítica- hay quien la ha definido como “una crónica de la Italia melancólica y mezquina”- , en la que el personaje recuerda algo al Alberto Sordi de sus primeras películas.

Vamos a ver, no es una obra maestra pero cerca de dos horas de risa sana no son nada despreciables en estos tiempos que corren. Es una fórmula vieja como el mundo que sigue funcionando todavía. “Sin superestructuras a menudo inútiles, cándido pero no ingenuo, ligero, quizá un poco demencial pero nunca cretino, Zalone trabaja con espíritu fotográfico al captar y reproducir al italiano de nuestros días con sus muchos vicios y sus escasas virtudes. Se burla de él pero no le trata con superioridad, ni de manera paternalista, ni le adula -como demasiadas comedias de la última década- convirtiendo sus defectos en méritos” (Paola Casella).

Lo que si hace es mostrar toda la carga satírica de la historia en las dos canciones que Checco canta en la película “I am an italian boy, mafia, pizza e maccheroni” y “La prima Repubblica” (La primera república), la que “nunca se olvida”.


Robert Ménard condenado por "incitación al odio"


Robert Ménard, alcalde cercano al ultraderechista Front National de la localidad francesa de Béziers, ex fundador de Reporters sans Frontières y durante muchos años su secretario general, ha sido condenado hoy a pagar 2.000 euros de multa por haber dicho que «hay demasiados niños musulmanes en las escuelas de su ciudad».

Aparte la multa por "provocación al odio y la discriminación", el tribunal correccional concede entre un euro simbólico y mil euros en concepto de daños y perjuicios. Siete asociaciones antirracistas, entre las que encuentran la Liga Internacional contra el Racismo y el Antisemitismo (LICRA), el Movimiento contra el racismo y por la Amistad entre los Pueblos (MRAP), la Liga de los Derechos Humanos, SOS Racismo y la Maison des potes (Casa de los colegas), movimiento que lucha en los barrios populares contra el racismo y la discriminación, constituidas en parte civil, también recibirán 1.000 euros para pagar las costas judiciales.

El fiscal había pedido una multa de 1.800 euros por considerar que esos niños musulmanes “son un peso para la comunidad nacional”, acusándole de «reducirles a su religión, sin importarle que tengan la nacionalidad francesa o que no practiquen esa religión”. El abogado de Ménard había pedido el sobreseimiento solicitando al tribunal que no dictara“pena de muerte contra la libertad de pensamiento”.

En septiembre de 2016, Robert Ménard publicó en Twitter: "#rentréedesclasses: la preuve la plus éclatante du #GrandRemplacement en cours. Il suffit de regarder d'anciennes photos de classe" (Comienzo de curso: la prueba más estrepitosa del Gran Reemplazo que está en marcha. Basta mirar antiguas fotos de clase”). La acusación incluía también una declaración del alcalde al canal de información continua LCI ese mismo mes: “En una clase del centro de mi ciudad el 91% son niños musulmanes. Evidentemente eso es un problema”.

miércoles, 26 de abril de 2017

¡Intolerable ! Arabia Saudí en la Comisión de Derechos de las Mujeres de la ONU


La Comisión de la Condición de la Mujer de Naciones Unidas (CSW), que tiene como misión promover los derechos de las mujeres en todo el mundo, cuenta desde el 25 de abril de 2017 con un nuevo miembro: nada menos que Arabia Saudí, país que aplica rigurosamente la charia y practica un islamismo riguroso, y donde cada mujer depende durante toda su vida de un tutor masculino (padre, hermano, marido…e incluso hijo) para vivir, estudiar, trabajar, viajar

Entre 2018 y 2022, y gracias a la votación efectuada en el Consejo Económico y Social de la ONU (ECOSOC), el reino ultraconservador “defenderá” los derechos de las mujeres junto a los otros 45 miembros de la Comisión que, hasta ahora, ponían especial énfasis en sus declaraciones en el objetivo de conseguir la igualdad de los sexos.

Una decisión que lo menos que se puede hacer es calificarse de «broma», como ha hecho el semanario L’Express, o de «absurda y moralmente reprensible», como tímidamente lamenta Hillel Neuer, director general de la ONG UN Watch, con sede en Ginebra, en un comunicado en la página web de la organización, declaraciones que reproduce el semanario francés Marianne : “Todas las mujeres saudíes tienen que contar con un tutor masculino que es quien decide en todo lo importante, controlando en su nombre la vida de una mujer desde que nace hasta que muere”. Un poco más rotundo, el mismo Neuer escribe en su cuenta de Twiter: “Elegir Arabia Saudí para la protección de los derechos de las mujeres es como nombrar jefe de bomberos a un pirómano”.

Las mujeres saudíes tienen vetado el acceso a muchos trabajos, prohibido conducir o viajar sin autorización, obligación de llevar velo más o menos integral, según las regiones... Pese a conocer todas estas circunstancias, y a la abstención de siete miembros del ECOSOC, y por eliminación, cinco países miembros de la Unión Europea han elegido, con voto secreto, para que entre a formar parte de la CSW al reino saudí, un régimen que protege a las mujeres “en la medida en que la charia garantiza la igualdad de sexos”; o sea, nada, según el diario británico The Independent, que da cuenta de una primera reunión sobre el asunto, celebrada en marzo al margen de las instituciones onusianas, a la que asistieron trece hombres y ninguna mujer.

No olvidemos que llueve sobre mojado. Ya en 2015, Arabia Saudí fue elegido para presidir una de las comisiones consultivas de la ONU sobre derechos humanos; y ello a pesar de los cientos de ejecuciones sumarias, muchas de ellas por decapitación, que se llevan a cabo cada año en el reino; a pesar de que las prisiones saudíes están llenas de presos condenados por ejercer sus derechos, entre otros la libertad de expresión como es el caso del bloguero Raif Badawi, condenado en 2014 a diez años de cárcel y mil bastonazos por apostasía; a pesar de tener una justicia que castiga a cortar las manos de los ladrones o a lapidar a los adúlteros…

Aparte de Arabia Saudí, otros doce países pasarán a integrarse en la CSW de la ONU en 2018. Se trata de Argelia, las Islas Comores, la República Democrática del Congo, Ghana, Kenia, Irak, Japón, Corea del Sur, Turkmenistán, Ecuador, Haití y Nicaragua. A nadie se le escapa que en muchos de estos países no solo no se respetan los derechos de las mujeres, sino que ni siquiera se respetan los derechos humanos universales.

Como anécdota en el marasmo de violaciones de los derechos de las mujeres en Arabia Saudí, algunas grandes transnacionales (entre las que se encuentran Starbucks, Ikea, H&M…) “abdican de los valores que defienden en sus países de origen para agradar al régimen saudí, practicando un comercio cínico”, escribía, en febrero de 2016, Abdallah Soidri en la revista francesa Marianne.

Con la excusa de que “Starbucks” se adecua a las costumbres locales, en Arabia Saudí prohíbe la entrada de mujeres a sus locales; es el chofer del taxi que las lleva quien entra en el establecimiento para comprar el “té chai”de su pasajera.

En el otoño de 2012, Ikea desarrolló una campaña publicitaria específica para Arabia Saudí. En una foto del catálogo se veía a un joven en un cuarto de baño lavándose los dientes; en la foto original la madre acompañaba al adolescente: “Según las tradiciones del país, la madre no iba convenientemente vestida, a pesar del pijama se le veían la cara y el pelo”.

En 2011, la marca de moda sueca H&M “arregló” una foto de la modelo brasileña Gisèle Bundchen para la publicidad destinada a los países de Oriente Medio, con la siguiente explicación: “Para algunos mercados, más estrictos en cuanto a la cantidad de piel que se puede enseñar, hemos optado por colocar accesorios sobre las fotografías. No es nada dramático”. Curiosamente, tanto Satrbucks en Estados Unidos como Ikea en Suecia defendieron el matrimonio homosexual en 2010, con imágenes y slóganes ad hoc en sus catálogos.

Pero tampoco son los únicos: distintas discográficas se pasan con el fotoshop en las carátulas de los discos de sus artistas femeninas –como Lady Gaga, Madonna o Kate Perry- para evitar la censura de los controles saudíes, no solo alargando los vestidos más sexys sino también escondiendo piernas, brazos y hombros.

Lo que acaba de ocurrir con la elección de Arabia Saudí para integrar la CSW de la ONU es mucho más que absurdo, es intolerable. La Organización de Naciones Unidas ha traicionado ya muchos de sus principios fundacionales, alcanzando hace tiempo la gota que colma el vaso, con resoluciones que muchos de sus miembros no firman, y otros aunque las firman no aplican nunca.

Los cada vez menos países auténticamente democráticos y respetuosos de los derechos fundamentales que quedan en la ONU deberían plantearse, de una vez y para siempre, o bien la expulsión de los estados que no cumplen sus compromisos, o bien la disolución de un organismo que no hace más que demostrar reiteradamente su ineficacia ante las leyes del mercado y el capital y las posiciones ultrafundamentalistas de una gran parte de los países de obediencia islámica.

lunes, 24 de abril de 2017

Roger Waters, de Pink Floyd, disco en solitario después de 25 años

“Un comentario inflexible sobre el mundo moderno y los tiempos inciertos”. Así es como define la discográfica Columbia Records, perteneciente a Sony Music, el nuevo álbum del británico Roger Waters -fundador, bajo, guitarra, compositor e intérprete del mítico grupo Pink Floyd- que saldrá a la venta el 2 de junio de 2017 con el título “Is This The Life We Really Want?” (“¿Esta es la vida que realmente queremos?”).

El álbum, que contiene doce temas, es el primer trabajo en solitario de Waters en 25 años, desde que en 1992 publicara “Amused to Death”.

Este último trabajo de Roger Waters, de 73 años, compositor de álbumes emblemáticos en los años 1970, como “Animals” y “The Wall”, está producido entre otros por Paul McCartney y U2, y algunas de las canciones que contiene llevan títulos tan evocadores como “The last refuge” (El último refugio) o “Part of Me Died” (“Una parte de mí está muerta”). Para presentar el álbum, Roger Waters hará una pequeña gira promocional que comienza el 26 de mayo en Kansas City, pasa por los Angeles y Nueva York y termina en octubre en Vancouver.



Roger Waters contra el muro de Donald Trump

 

En otro orden de cosas, hace unos meses, en febrero de 2017, Roger Waters dijo que se estaba planteando dar un concierto en la frontera mexicano–estadounidense para interpretar el álbum “The Wall” (El muro), asegurando que se trata de unas canciones más que nunca de actualidad tras la elección de Donald Trump para la presidencia estadounidense.

El músico británico hizo una aparición pública, lo que no es nada frecuente en su larga carrera, para promocionar la exposición “Pink Floyd, Their Mortal Remains” que se podrá ver desde el 13 de mayo hasta el 1 de octubre de 2017 en el Victoria and Albert Museum de Londres.

En la presentación de la retrospectiva, que va a celebrar el 50 aniversario de la edición del primer single de Pink Floyd, Roger Waters, acompañado del batería Nick Mason, explicó que se trata de una exposición de 350 objetos, un show de láser y grabaciones inéditas de conciertos. Figurará también el bastón con el que el prefecto de la escuela de Waters en Cambridge –insipirador del profesor severo de The Wall- castigaba a sus alumnos.

Pink Floyd, el grupo que en 1965 formaron cuatro estudiantes de Cambridge, lleva vendidos más de doscientos millones de álbumes en todo el mundo. “The Wall” (1979) ha sido considerado como uno de los mejores trabajos musicales de todos los tiempos.

“Ladrillo a ladrillo”, Pink Floyd, y especialmente Rogers Waters, construyeron este álbum que habla de los antihéroes. Al firmar la totalidad de las letras y dos tercios de la música, Waters construyó uno de sus trabajos más personales -que, sin embargo, tuvo diez años después alcance universal cuando los berlineses destruyeron su muro “ladrillo a ladrillo”-, en el que habla de la muerte de su padre en la segunda Guerra mundial, cuando él apenas tenía un año, de la alienación e incluso la esquizofrenia que pueden generar la escuela y la sociedad, el futuro depresivo y aislado que le esperaba, las alucinaciones… Mezclando elementos de su vida personales con otros de ficción, Rogers Waters consiguió con “The Wall” una auténtica obra maestra del pop-rock del siglo XX.

Radical opositor del presidente de Estados Unidos, al que llamó “cerdo” en un concierto en México en octubre de 2016, dijo entonces que el álbum “The Wall” está ahora más de actualidad que nunca “con todos esos discursos del señor Trump sobre los muros que va a construir y que solamente buscan dividir a la gente según su raza y religión”. Waters, quien vive en Estados Unidos, anunció que está dispuesto a volver a interpretar las canciones de “The Wall” en la frontera con México, pero que antes sería necesario “un despertar de la gente contra esas políticas de derecha dura. Las alcantarillas están llenas de hombres codiciosos y poderosos”.