domingo, 30 de noviembre de 2014

Serbia: proposición de ley de la oposición para “liberar del miedo”




Captura de pantalla de la proposición oficial de ley para liberar del miedo

Diecinueve diputados de la Asamblea Nacional de Serbia han presentado una proposición de ley para garantizar a los ciudadanos de Serbia el derecho a «no tener miedo»; un derecho, que, por otra parte, ya garantiza la Constitución del país pero que parece peligrar ante los abusos de poder de muchos políticos en los últimos meses, especialmente manifiestos en el trato que reciben los medios de comunicación y sus trabajadores, los profesionales de la información, informa Danica Radisic (1) en el digital Global Voices Online.

La proposición de ley procede de un grupo de representantes de la oposición en la Asamblea, miembros del Partido Democrático (Demokratska Stranka – DS) y del Nuevo Partido (Nova Stranka – NS). De los 250 diputados que se sientan en el Parlamento de Serbia, salidos de las elecciones de marzo de 2014, 158 son miembros del Partido Progresista Serbio (Srpska Napredna Stranka – SNS), dirigido por el actual Primer Ministro Aleksandar Vučić. Vučić y sus colaboradores han sido acusados frecuentemente, a todo lo largo de 2014, de presionar a los medios de comunicación y a los periodistas. Ellos niegan las acusaciones pero algunas de las prácticas de su gobierno las hacen evidentes.

La periodista Milena Knezevic escribió, en los primeros días de 2014, en Index on Censorship (La Censura al Indice, una de las mayores organizaciones mundiales de defensa de la libertad de prensa, creada en Gran Bretaña en 1972): “Se sabe que la policía ha interrogado, y atacado física y verbalmente, con total impunidad, a un periodista por compartir un comentario en Facebook. El control indirecto de los medios, las campañas de difamación y otros métodos secretos de "censura pérfida" son un desafío muy grave para libertad de la prensa serbia”.

“Milošević nunca amordazó a los medios con tanta perfidia. Sus métodos eran mucho menos sofisticados y hacía todo a plena luz”, ha dicho la eminente periodista Olja Beckovic. Y parece que sus colegas están de acuerdo en la extensión de la censura: el 90% de los periodistas que han respondido a sondeo reciente han declarado que en los medios serbios existen censura y autocensura, y el 73% opinan que esos medios no informan de manera objetiva.

La proposición de ley sobre la libertad de no sentir miedo, fue publicada en su cuenta en las redes sociales, el 20 de noviembre de 2014, por la diputada Gordana Čomić, miembro del Partido Demócrata y Vicepresidenta de la Asamblea Nacional. En “las razones que explican la presentación de la ley”, los representantes de la oposición serbia argumentan la “necesidad de proteger las libertades civiles garantizadas por la Constitución, en el caso de que las autoridades gubernamentales violen dichas libertades [...]. Consideramos que nadie, y en particular las autoridades gubernamentales, está autorizado a incitar al miedo a los ciudadanos de la República de Serbia mediante un abuso de autoridad en el ejercicio de sus funciones, o a crear un estado de temor e incertidumbre que obligue a los ciudadanos a actuar en contra de su voluntad”.

En una conversación con la corresponsal de Global Voices Online, Gordana Čomić ha asegurado que espera que todos los diputados de la Asamblea Nacional comprenderán no solo la importancia de que la ley sea aprobada, sino también de  hacerlo con la mayor celeridad posible.


(1) “La presión de los políticos en el poder sobre los medios de comunicación independientes cada vez es más grave y notoria. Tras una serie de reportajes críticos sobre la mala gestión de las operaciones socorro y ayuda durante las inundaciones masivas de la primavera de 2014, tres programas de televisión –antiguos y con amplia audiencia- han desaparecido de la programación. Periodistas y redactores jefes evitan sistemáticamente abordar los temas que pueden molestar, y la mayoría viven con el temor de perder sus empleos, por los que de media reciben un salario mensual de entre 250 y 300 euros.

"El paisaje mediático en Serbia se parece mucho al de otros países de la región. Lo mismo que en Albania, Macedonia, Bulgaria y Hungría, entre otros, las empresas de medios de comunicación cuentan principalmente para mantenerse a flote con los ingresos publicitarios, un recurso que con frecuencia depende de los partidos y personajes políticos. En Serbia, han explotado este sistema tan oficioso como eficaz las diversas coaliciones democráticas que han conseguido el poder entre 2003 y 2012.

“En febrero de 2014 aparecieron los primeros avisos de que podían desaparecer los programas televisados de gran audiencia que hablaban de política y economía; un temor que se ha concretado en septiembre y octubre con la retirada de tres de ellos, que llevaban mucho tiempo en antena. El primero en desaparecer ha sido el popular debate “Impresión de la semana” (“Utisak nedelje”) creado y presentado por la periodista Olja Bećković, que lleva más de 20 años en los medios. Bećković se refirió en antena a las llamadas telefónicas recibidas del Primer Ministro, Aleksandar Vučić, presionándole para que cambiara los habituales temas e invitados a sus programas.

"Durante la precampaña de las elecciones anticipadas de marzo de 2014, el público conoció directamente las presiones cuando la policía interrogó a diversos usuarios de televisión, y dio un primer aviso a algunas personas que habían escrito tweets criticando a las autoridades".

Legadas al Museo de Bellas Artes de Berna las obras de arte robadas a los judíos



El Museo de Bellas Artes de la ciudad suiza de Berna, nombrado heredero universal por el coleccionista alemán Cornelius Gurlitt, va a albergar la valiosa colección de obras de arte que originalmente perteneció al padre de Gurlitt, muchas de las cuales fueron robadas por los nazis a familias judías, durante la segunda guerra mundial.

Cornelius Gurlitt –quien comparte nombre y apellido con un famoso organista- falleció en mayo de 2014 a los 81 años, dejando al museo todas las obras de arte que mantuvo escondidas durante toda su vida, heredadas de un padre marchante de arte con pasado bastante turbio, colaborador en algún grado del régimen nazi: Hildebrand Gurlitt recibió de Joseph Goebbels, ministro de Propaganda del Tercer Reich, el encargo de vender en el extranjero obras de arte “degenerado” expoliadas a sus autores y propietarios. Al parecer, Gurlitt padre se quedó con el producto de la venta de algunas de ellas, con lo que pudo comprar otras a las familias y marchantes judíos obligados a deshacerse de sus posesiones.

Una vez finalizada la guerra Hildebrand Gurlitt convenció a los estadounidenses de que su abuela era judía, por lo que se había visto perseguido. Siguió trabajando como marchante hasta 1956, cuando murió en un accidente de tráfico.

Desde los años 1960, su heredero Cornelius, continuó comerciando con su colección en Alemania, Austria y Suiza. Fue en 2012 cuando, en el marco de una investigación por fraude fiscal, la policía descubrió que Gurlitt guardaba en su domicilio más de 1.400 cuadros, dibujos y esculturas, entre las que se encontraban obras de Canaletto, Courbet, Picasso, Matisse y Toulouse-Lautrec, entre otros, con un valor estimado de alrededor de mil millones de euros. Una vez descubierto, decidió colaborar con la investigación y averiguar cuáles de las obras de arte acumuladas en su domicilio procedían de robos y saqueos llevados a cabo por los nazis.

Aceptada la herencia, el Museo de Bellas Artes de Berna se dispone ahora a buscar a los legítimos propietarios y, en caso de encontrarlos, devolver las obras, según informa el canal internacional France 24. El Congreso Judío Mundial ya le ha advertido de que, aceptando la colección Gurlitt, va a tener que enfrentarse a una serie de procesos en cadena.