Seis historias que tienen como
marco los Sanfermines, dirigidas por seis directores: cinco de ellos - Daniela
De Carlo, Julieta Lima, Gustavo Lipzstein, Antonello Novellino y Ricardo Nobuo
Shima- se conocieron estudiando cine en Los Ángeles y escogieron al sexto, el
valenciano Nacho Ruipérez, en un concurso por internet.
Seis personajes procedentes de seis
ciudades distintas –Río de Janeiro, Los Angeles, Honolulu, Buenos Aires, Roma y
Pamplona- salen de su rutina habitual para recalar en Pamplona, por diferentes
motivos, precisamente en los días de sus fiestas patronales, cuando las calles
se convierten en un espectáculo con más de un millón de personas y unos cuantos
grupos de toros como protagonistas, todos corriendo por sus calles angostas.
Está la joven argentina enferma (Malena, no podía llamarse de otra manera, no
se especifica el mal que le aqueja), de familia acaudalada que la envía a la
clínica universitaria, famosa en el mundo entero en el tratamiento de algunas
enfermedades graves; están el reportero estadounidense, el fotógrafo italiano,
la hawaiana campeona de Hula la ex estrella del fútbol brasileño que rueda un
spot aprovechando el “marco incomparable”, y la viuda pamplonica.
Todos– Oliver, Malena, Guido,
Vittorio, Sagrario y Kalani- esconden un drama interior; cuando se cruzan, de a
dos e incluso de a tres, se tienden una mano y se ayudan a remontar los
conflictos internos. Los labios azules –un título bastante cogido por los
pelos- son los labios manchados de vino tinto de Sagrario, la viuda que ahora
alquila su piso y sobre todo sus balcones en la mundialmente célebre calle
Estafeta.
Nada nuevo bajo el sol, todo
bastante predecible, quizá otro montaje habría combinado mejor las
mini-historias y habría conseguido un resultado más apreciable. Y ahora, la
herejía: yo odio los festejos multitudinarios, en especial cuando se grita
continuamente, se come y se bebe sin solución de continuidad y el alba les
sorprende tirados por las aceras y las escalinatas de los monumentos públicos.
No fui capaz de disfrutar ni un minuto de los Sanfermines, aquella vez que me
enviaron a hacer un reportaje del desenfreno, y no he sido capaz de entretenerme
con esta película.
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