miércoles, 27 de agosto de 2014

Francia: muerte de un sin papeles argelino durante su expulsión del país




Un argelino sin papeles de 51 años falleció hacia las 21:30 del jueves 21 de agosto de 2014 cuando la policía francesa se encargaba de expulsarle del país, conduciéndole en un furgón desde el centro de retención administrativa (CRA) de Vincennes hasta el aeropuerto Roissy Charles de Gaulle. Abdelhak Goradia había conseguido escapar a un primer intento de expulsión a Argelia, el pasado 16 de agosto.

Según la versión policial el fallecimiento se debió a una crisis cardíaca, pero unos familiares que vieron su cuerpo en la morgue apreciaron hematomas en el rostro y la autopsia ha revelado que falleció por “una asfixia debida a una regurgitación gástrica”. En cristiano: se ahogó en su propio vómito.

El 24 de agosto, el digital Rebellyon-info amplia un poco la información sobre Abdelhak Goradia, quien había llegado en 1996 a Francia con un visado de turista desde Orán, donde había nacido y a donde no quería volver. Según el testimonio de Marie Lindemann, miembro de Affsam, la única asociación humanitaria que tiene permiso para trabajar en el centro de Vincennes, le conocía desde el 12 de agosto, cuando se ofreció a ayudarle en sus gestiones para permanecer en Francia, y hablaban todos los días: “Hablaba muy bien francés, hablaba mucho. No tenía ningún problema de salud, bromeaba diciendo que no parecía la edad que tenía, porque ni bebía ni fumaba. Y era verdad. Estaba realmente en forma, sobre todo para alguien que acababa de salir de la cárcel”.

En efecto, una vez muerto se ha sabido que a Goradia le habían detenido una decena de veces, principalmente por robos y estafas con tarjetas de crédito, y que había pasado por varios establecimientos penitenciarios; el último, el centro de detención de Châteaudun, de donde salió el 12 de agosto para ser enviado inmediatamente a Vincennes y donde los responsables el establecimiento dicen que no planteaba problemas y que “trabajaba en los servicios generales del establecimiento” en tareas de lavado de ropa por las que le pagaban 290 euros, el salario habitual de un trabajo a tiempo completa en las cárceles francesas. Según su abogado se había beneficiado de todas los descuentos de condena posible y, basándose precisamente en esa buena conducta, pensaba recurrir el 28 de agosto la orden de expulsión.

Abdelhak Goradia tenía un hijo francés, de 6 años, nacido de una breve relación sentimental, poco antes de que le encarcelaran por primera vez. Según la militante humanitaria, “decía que ya se había acabado, que quería empezar una nueva vida y montar un salón de broceado con rayos Uva, junto con una sobrina que vive en la región parisina”. Al parecer, en Francia vive también en torno a una veintena de miembros de su familia.

Uno de sus sobrinos, llamado Houari, y un primo de nombre Mahieddine, acudieron a la morgue a identificar sus restos y constituirse en parte civil. “Ambos observaron que tenía hematomas en la cara y reclaman una contra-autopsia». El mismo sobrino acudió al CRA de Vincennes a hacerse cargo de las pertenencias de su tío (cartera, fotografías, expediente administrativo), que el fallecido no se llevó “probablemente sorprendido por la expulsión inesperada”.

La inexplicable muerte de Abdelhak Goradia ha provocado una huelga de hambre de los retenidos en el centro de Vincennes, informa la página digital sanspapiersnifrontieres.noblogs.org, con el lema “El estado asesina, las fronteras matan”. Los huelguistas han difundido un comunicado en el que recuerdan que no es la primera vez que una persona muere durante su expulsión, y mencionan los casos de Ricardo Barrientos en diciembre de 2002 y Mariame Getu Hagos en enero de 2003. Los sin papeles retenidos denuncian la actitud de la policía con ellos –hablan de insultos y obscenidades a gritos, “incluso por los micrófonos”, y de violencia física- y entre sus reivindicaciones figuran que se permita la entrada de periodistas en el centro, “para que puedan ver las condiciones de vida”, que se castigue a los causantes de la muerte de Goradia y que la duración del período de retención no pueda ser superior a 20 días.

Los periódicos franceses recuerdan que hace 6 años, en junio de 2008, en el CRA de Vincennes fallecía Salem Souli, también “de una crisis cardíaca” según la versión policial. En realidad, Souli era asmático y no se le había facilitado el tratamiento que necesitaba. Los internos protagonizaron una revuelta e incendiaron el centro.

Francia entra en el neoliberalismo socialista



Emmanuel Macron, el niño bonito e Hollande

Ha sido difícil –le dice el jefe del gobierno francés, Manuel Valls a su presidente, François Hollande, en un chiste aparecido en la prensa al día siguiente de la “remodelación” ministerial- pero he conseguido conservar algún socialista en el gobierno”.

Una remodelación –que ha coincidido con la fecha de la incorporación del gobierno a sus poltronas, de regreso de unas vacaciones muy agitadas a causa de las muchas conmemoraciones de la primera y la segunda guerras mundiales, que han coincidido en agosto de 2014- obligada tras el cese fulminante de dos ministros pertenecientes a la “contestación” socialista, Arnaud Montebourg y Benoît Hamon, economía y Educación Pública respectivamente, y la dimisión solidaria de la ministra de Cultura, Aurelie Filipetti (ya dije, en su día, que esta chica tenía maneras).

Dos ministros, Montebourg y Hamon, que en ausencia de Hollande (de paseo por las provincias “de ultramar” y de celebraciones guerreras en Normandía) y de Valls (también presidiendo algún festejo), el domingo 24 de agosto fueron los personajes “famosos” de la tradicional Fiesta de la Rosa con que la familia socialista acostumbra despedirse del verano, evento que aprovecharon para criticar una vez más –en voz alta, con micrófonos y una copa en la mano de la cosecha bautizada “Redressement” (recuperación), en homenaje al programa económico de Hollande- justamente las medidas económicas de un gobierno que cada vez tienen menos contenidos socialistas.

¿Un ministro criticando las actuaciones y los resultados de su ministerio? Si, Arnaud Montebourg, quien ya había chocado con el presidente Hollande y sus dos jefes de gobierno sucesivos –Jean-Marc Ayrault y Manuel Valls-, desde los dos ministerios que ha ocupado, Recuperación y Economía, en las sucesivas crisis industriales que se han sucedido desde la victoria socialista de 2012, con sus propuestas de nacionalizaciones.

La reacción del Presidente y su primer ministro, de origen español y sobrino-nieto del autor de la letra del himno del Barça, llegó con las primeras luces del lunes: cese fulminante de los dos “izquierdosos”, aceptación de la dimisión de Filipetti y configuración de un nuevo gobierno, en el que se ha negado a entrar Europe Ecologie-Les Verts (EELV), así como un antiguo comunista que había apoyado a Hollande en las presidenciales (los del Front de Gauche ya dijeron adiós a la colaboración con la socialdemocracia hace meses; su líder, Jean-Luc Mélenchon, ha abandonado recientemente la presidencia del Parti de Gauche (PG) para intentar conseguir una concentración de fuerzas que abogue por un cambio constitucional y una Sexta República).

La estrella del nuevo gobierno Valls –“segundo y último” titula más de un periódico al día siguiente- es Emmanuel Macron, 36 años, neoliberal, millonario a partir de haber dirigido una OPA de Nestlé a una filial de Pfizer, estudiante de matrículas en la elitista ENA (Escuela Nacional de Administración, de donde proceden también Hollande y Ségolene Royal, y un número considerable de ministros y cargos públicos a lo largo de la toda la Quinta República), doctorado en Filosofía con una tesis sobre “El interés general según las teorías de Hegel”, melómano amante de la ópera, ex inspector de finanzas, forjado en la banca de finanzas (en concreto, como ejecutivo en la banca Rothschild, de la que ha llegado a ser socio) y consejero de Hollande desde su llegada al Eliseo (cargo que abandonó preventivamente cuando Valls no le tuvo en cuenta al formar el primer gobierno), casado con su profesora de francés del liceo, veinte años mayor (http://www.slate.fr/story/91441/sept-choses-emmanuel-macron). En 2010, Emmanuel Macron decía de sí mismo no tener “ni vocación ni ganas de comprometerse en la industria o en una estructura particular” y preferir “orientarse hacia las finanzas” que le ”parecía un sector más libre y emprendedor que los otros” (Le Point, 27 de agosto 2014).

De entrada, los socialistas critican a Macron – “el hemisferio derecho de François Hollande” (Le Nouvel Observateur), “el niño bonito de los patronos” (www.challenges.fr), haber “llegado de fuera”, no haberse presentado nunca a unas elecciones y, por tanto, no haber sido “elegido”. Luego, con más calma, recuerdan su alineación con las tesis ultraliberales de Angela Merkel. Y los más críticos dicen que no ha sido una crisis de gobierno, sino una crisis de régimen, y auguran un futuro incierto a este gobierno que se encuentra en la mitad del mandato. Para los comentaristas de la prensa de derechas es un nombramiento “chocante” pero “¿por qué no? ¿es que para acceder al gobierno socialista hay que ser bombero o repartidor de butano?”, decían, sin mucho entusiasmo tampoco, en una tertulia.

El misterio de la felicidad, el cliché de los sueños





El viejo y manoseado cliché cinematográfico de los sueños, de los personajes que persiguen sueños, de los viejos sueños que persiguen a los protagonistas.

Hay un cine argentino excelente y hay un cine argentino en el que parece que los directores y guionistas hacen las películas para encontrar explicación a sus incertidumbres, y solucionar sus vidas. El misterio de la felicidad, un título que no dice mucho más que la historia que cuenta, pertenece a estas últimas. Sinceramente, es difícil explicar por qué: por qué se ha rodado, por qué alguien ha invertido tiempo y dinero en ella, por qué habría que verla… Ni buena ni mala, superflua.

Una película que no se encuentra entre las mejores realizadas por Daniel Burman (Todas las azafatas van al cielo, El abrazo partido), El misterio de la felicidad es la historia de dos amigos, Santiago (Guillermo Francella, El secreto de sus ojos) y Eugenio (Fabián Arenillas, El hijo de la novia), socios de toda la vida en un negocio de electrodomésticos. Llevan tanto tiempo compartiéndolo todo que han llegado a entenderse sin necesidad de hablar, y sobre todo se quieren y se necesitan. Un buen día Eugenio desaparece, al parecer ha abandonado todo: mujer, trabajo y amigo. La esposa y el amigo comienzan una búsqueda que recorre no solo hospitales y comisarás sino, sobre todo, recuerdos y vivencias y que es en realidad su propia búsqueda de la felicidad (aunque sin el más mínimo misterio), para llegar a la conclusión de que, en fin de cuentas, también pueden vivir sin el desaparecido.

El slogan que originalmente aparecía en el cartel promocional argentino – “¿Te enamorarías de la mujer de tu amigo?”- seguramente por la obviedad de la respuesta y fundamentalmente porque no parece ser ese el mensaje de la película, aquí se ha sustituido por “¿Dónde buscarías tus sueños?, que tampoco dice gran cosa.