“Me tocó ser del pueblo que mata y eso jode. Con la
guita que pago mis impuestos se compraron bombas y balas. Por más que sea
pacifista y esté en contra de la operación de Israel, también tengo las manos
manchadas con sangre”. Uriel Ferera, objetor de conciencia argentino-israelí de
19 años al que algunas publicaciones palestinas definen como “judío
ultraortodoxo”, que rechaza el reclutamiento militar y, desde abril de 2014
lleva cumplidas cinco condenas de cárcel consecutivas de diez y veinte días,
actualmente se encuentra internado en la prisión 6 de la localidad costera de
Atlit, en Israel, por negarse a pelear en Gaza, según ha contado su madre al
periodista Adrián Pérez del diario argentino Página 12 (7 de agosto 2014).
El joven tenía que acudir el 27 de abril a
enrolarse en la base aérea de Hatserim, cerca de Bersheva, la ciudad
donde vive con su madre Ruty, fotógrafa, y su hermana Yael, de 20 años. Pero se
presentó en la base de Tel Ashomer, Tel Aviv, donde le esperaba una
manifestación del movimiento que apoya a los objetores de conciencia.
“Finalmente --escribe Adrián Pérez- el joven pasó
por los sectores A, B y C de la prisión militar. Se comunicó con su madre, por
primera vez luego de su detención, en la madrugada del 28 de abril. Le contó
que lo tiraron al suelo en camiseta y calzoncillos; temblaba de miedo entre
cinco soldados que le gritaban y habían barrido el piso con su cuerpo, desde el
baño hasta la celda, por negarse a usar el uniforme militar”. “Estaba en un
estado de nervios que le impedía levantarse”, comenta Ruty.
La primera semana estuvo incomunicado La fotógrafa
sostiene que la ley israelí no reconoce la objeción de conciencia, no sabe
cuándo liberarán a su hijo pero tiene claro que mientras el cese del fuego no
sea definitivo, el chico seguirá en la prisión militar 6.
Antes de su último ingreso en la cárcel, el 4 de
agosto, Uriel grabó unas palabras que reproduce la periodista Carol Scheller
en su blog “Cuando no hay nada que perder”, publicado en el diario suizo La
Tribune de Genéve: “Hola, me llamo Uriel Ferera. Tengo 19 años y soy de
Beersheba. Ya he pasado 70 días en la cárcel por negarme a servir en el
ejército y hacer objeción de conciencia. Mis justificaciones son que el
ejército viola los derechos humanos en los Territorios ocupados, matando y
humillando al pueblo palestino. Para mí, creyente, eso va contra mi convicción
de que Dios nos ha creado a todos a su imagen y no tenemos ningún derecho a
hacer mal a otros. En este momento hay una operación en Gaza. El ejército ataca
objetivos donde hay personas inocentes, mujeres y niños. Espero que esta
operación acabe, que acabe la ocupación y que todos vivamos en paz en esta
tierra. Mañana tengo que presentarme en el centro de incorporaciones, y negarme
de nuevo. Voy a empezar a cumplir mi quinta condena y me siento orgulloso de
hacerlo y negarme a participar en estos crímenes de guerra”.
Días antes, continúa el artículo de Págna 12, Udi
Segal, un chico de 19 años que vive en el kibutz de Tuval, al norte de Israel,
fue juzgado y condenado a veinte días de prisión por no incorporarse a las
Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). El hermano de Udi formó parte de la
operación Margen Protector hasta el comienzo de la tregua acordada en El Cairo.
“Israel puede continuar esta ocupación, pero no en mi nombre”, señaló Segal antes
de su detención.
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