sábado, 16 de agosto de 2014

Dos periodistas franceses llevan diez días detenidos en Papuasia por “propaganda anti-indonesia”



Detenidos el 6 de agosto de 2014 se encuentran detenidos los periodistas franceses Thomas Dandois, de 40 años, y Valentine Bourrat, de 29, que trabajan en la productora Memento, habían llegado a Indonesia, con un visado de turistas, para efectuar un reportaje por cuenta del canal franco-alemán ARTE sobre las condiciones de las condiciones de vida y las reivindicaciones de los separatistas de la provincia de Papuasia. ”Desde 1969, las autoridades indonesias limitan drásticamente el acceso de periodistas extranjeros a esa zona del país, donde reprimen enérgicamente a los movimientos rebeldes”, ha recordado Reporteros sin Fronteras. También están detenidos el chófer y la traductora que les acompañaban.

Oficialmente, se les ha detenido por infracción a las leyes sobre inmigración y trabajo ilegal. Sulistyo Pudjo, portavoz de la policía local, ha manifestado que “además de haber violado las leyes de inmigración, existen indicios claros de que han participado en propaganda anti-indonesia. Han ayudado a otras personas a cometer una traición. La investigación está en curso y todavía no hemos llegado a la conclusión final”. Para este policía, los periodistas llegaron a Indonesia “invitados por los rebeldes separatistas de Papuasia”.

Thomas Dandois fue detenido en un hotel de Wamera, en el este de Papuasia, cuando se encontraba reunido con tres miembros del Movimiento de Papuasia Libre (OPM). Pocos después detuvieron también a su colega. Los miembros del OPM procedían de las montañas del centro de la región, donde a principios de agosto los militares mataron a cinco separatistas y donde poco antes habían muerto dos policías en una emboscada. Ambos siguen detenidos en Jayapura, la capital de Papuasia, y podían condenarles a cinco años de cárcel y una multa de hasta 500 millones de rupias indonesias (unos 32.000 euros), por “haberse hecho mal uso de su visado de turistas” para efectuar “un trabajo no declarado”.

Desde hace varios años, el OPM intenta terminar con la tutela de Indonesia, a la que acusan de explotar a los papúes, un pueblo pobre que vive en una región rica en recursos naturales. Los separatistas acusan al ejército indonesio de violaciones graves de los derechos humanos y de corrupción masiva relacionada con las minas locales y la tala ilegal de los bosques.

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