El estreno en
España, el próximo 20 de septiembre de 2013, de Jobs, la película dedicada al
fundador de Apple, Steve Jobs, fallecido hace unos meses de cáncer a los 56
años, representará el pistoletazo de salida de una temporada en la que sin duda
van a sobresalir unos cuantos largometrajes biográficos, suficientemente
promocionados antes de su estreno como para garantizar el éxito en taquilla, al
menos en las primeras semanas.
Una serie de
personajes de hoy mismo que tienen el plus añadido de haber entrado a formar
parte de nuestro marco ambiental, para bien y para mal, a base éxitos y
escándalos yo diría que a partes iguales.
Este tipo de
películas que se anuncian forman parte de un género cinematográfico
relativamente nuevo conocido con el nombre inglés de biopic (contracción de
biographical motion true picture, es decir obra cinematográfica de ficción
centrada en el relato biográfico de un personaje que ha existido realmente),
que despegó con notable éxito en producciones para televisión en los años 1980
y que esta temporada, con mayor incidencia que las anteriores, va a llenar las
pantallas grandes.
La película Jobs,
que ya se ha estrenado en Estados Unidos y algunos países europeos, introduce
la novedad de que no solamente se trata de biografías de personas célebres sino
que además están interpretadas por actores con una cierta aureola de fama (por
unos u otros motivos): en el caso que nos ocupa el protagonista es Ashton
Kutcher (conocido no solo por una larga y parece que muy bastante feliz relación
con la actriz Demi Moore, sino también por sus apariciones en sitcoms
televisivas muy populares, como Dos hombres y medio, e insípidas comedias como
Valentine’s Day).
Un mes después, en
octubre, se estrenará El quinto poder, biopic sobre la vida del controvertido
fundador de Wikileaks, Julian Assange (hoy refugiado en la embajada de Ecuador
en Londres mientras solicitan su extradición Suecia y Estados Unidos),
protagonizado por Benedict Cumberbatch y Daniel Brühl: evidentemente, cuando
decimos el quinto poder estamos hablando de Internet, que ha venido después del
cuarto, que es la prensa.
Y, para más
adelante, están anuncian las biografías de una princesa de Gales (Diana),
engañada por su marido y fallecida en un trágico accidente automovilístico
mientras era perseguida por una nube de paparazzi, a cargo de Naomi Watts; una
princesa de Mónaco (Grace), quien saltó de los platós hollywoodienses a los
fastos de un minúsculos principado que vive fundamentalmente del juego,
fallecida también en accidente de automóvil, interpretada por Nicole Kidman; un
jefe de estado africano (Mandela), con el británico Idris Elba en el papel del
luchador incansable contra el apartheid que pasó 28 años de su larguísima vida
en los presidios sudafricanos; una gran modisto francés (Yves Saint Laurent),
del que se han rodado no una sino dos biografías a la vez, en las que Pierre
Niney y Gaspard Ulliel prestan el cuerpo y la voz al famoso inventor del
smoking femenino (la segunda no autorizada por su excompañero y heredero Pierre
Bergé, pionero y mecenas de la lucha contra el Sida en Francia); y algunos
rockeros desaparecidos en la flor de la edad: Jimmi Hendrix (a cargo del rapero
André Benjamín, conocido como André 3000 cuando era solista del grupo Outkast)
o Fred Mercury, un proyecto estancado desde que el excéntrico actor Sacha Baron
Cohen renunció, “por divergencias con los antiguos miembros del grupo Queen”, a
interpretar al cantante fallecido de sida en 1991.
También en
preparación, la vida del ciclista estadounidense Lance Amstrong, que, dirigida
por el británico Stephen Frears, tendrá a Ben Foster en el papel del corredor
que ha perdido sus siete títulos de ganador del Tour de France por doparse.