miércoles, 31 de enero de 2018

Grammy Awards 2018: Rosas blancas en la alfombra roja

James Corden, presentador de la gala

Atrás ya los vestidos negros,  en solidaridad con el movimiento #MeToo de denuncia de abusos y agresiones sexuales, que dominaron la gala de los Golden Globes, el 7 de enero de 2018, organizada como cada año por la   Hollywood Foreign Press Association, considerada como la antesala de los Oscar y que premia a las mejores películas exhibidas el año anterior.
Paso ahora a las rosas blanca que, el domingo 28 de enero, invadieron la alfombra roja en una ceremonia muy política de entrega de los Grammy Awards, en Nueva Yorkles, donde ha arrasado el cantante estadounidense  Bruno Mars, quien recibió seis galardones, entre ellos dos de los cuatro grandes trofeos de estos premios: el mejor álbum del año por  “24K Magic” y la mejor canción por “That’s What I Like”.  

De Lady Gaga a Sting, pasando por Khalid o Cindy Lauper, han sido numerosas las estrellas de la música que han hecho suyo el nuevo símbolo de la lucha contra el acoso sexual  y por la igualdad de hombres y mujeres.  La idea de lucir rosas blancas en los Grammy fue lanzada hace unos días por un grupo de músicas, preocupadas al ver que ese mundillo parecía apático frente al escándalo que recorre el planeta desde que comenzara el “caso Weinstein” en Estados Unidos.

 "Una rosa blanca es un símbolo de respeto, marca un comienzo nuevo y expresa una esperanza para el futuro », ha escrito en Twitter el movimiento Time’s Up, que agrupa a centenares de mujeres de Hollywood que quieren ayudar a las víctimas de acoso sexual.  Lady Gaga, que vestía de encaje negro riguroso, un modelo de Armani con cola que ocupaba varios metros cuadrados de la alfombra, y que interpretó una canción en la gala, llevaba unos capullos de rosa blanca en el hombro derecho y una etiqueta de “Time’s Up”.

Pero no han sido solo las mujeres. También los hombres acudieron al llamamiento, entre ellos los músicos Khalid, Elton John  o Sting, y el presentador de la ceremonia, James Corden, llevaban capullos de rosa en el ojal de la solapa. “Espero que sigamos luchando por la igualdad de absolutamente todo el mundo”, ha dicho el cantante británico Sam Smith.


lunes, 29 de enero de 2018

El periodista David Thomson se marcha de Francia tras recibir amenazas de muerte yihadistas


David Thomson, periodista de 38 años galardonado con el prestigioso Premio Albert-Londres 2017 por su libro « Les Revenants » (Editorial Seuil, Los muertos vivientes), que trata de los yihadistas franceses que han regresado de luchar en Siria, ha decidido trasladarse a vivir a Estados Unidos después de recibir amenazas de muerte por sus trabajos sobre el yihadismo.
El Premio Albert-Londres, el galardón periodístico más importante de Francia, equivalente al Pulitzer estadounidense, se concede anualmente a un periodista menor de 40 años el 16 de mayo, aniversario de la muerte del periodista Albert Londres, “el mejor reportero de la prensa escrita”, fallecido en 1932, en el naufragio del barco Georges Philippar.
"No sé si uno puede habituarse a las amenazas de muerte”,  ha dicho David Thomson en una entrevista concedida en exclusiva al diario Le Figaro el 26 de enero de 2018, reproducida en la práctica totalidad de la prensa francesa
Según sus declaraciones, las amenazas comenzaron en 2013, « al comienzo de la operación Serval en Mali », cuando Thomson era corresponsal en Túnez de Radio France Internationale (RFI), y « se intensificaron » en el verano de 2016, fecha desde la que el periodista contaba con protección policial. Aunque entonces dejó de ocuparse profesionalmente del yihadismo, y a pesar de la protección, asegura haberse vuelto a encontrar” por casualidad” con dirigentes yihadistas: “Durante mi trabajo en Francia conocí yihadistas que eran taxistas, agentes de seguridad e incluso auxiliares de policía en la ventanilla de una comisaría…”
Con la publicación de “Les Revenants”, Thomson consideró haber agotado sus investigaciones sobre el yihadismo y, cómo las presiones en Francia habían aumentado considerablemente, decidió abandonar el país y empezar una nueva etapa profesional en Estados Unidos, como corresponsal de RFI: “No quería convertirme en esa caricatura mediática que he denunciado frecuentemente: esos expertos-falsarios abonados a los platós de televisión para amueblar el vacío con vacío”.
Para Thomson, no existe “ningún método para desradicalizar” a un yihadista, y aplaude que el gobierno francés haya cerrado los centros creados a tal efecto  (“Todo se resume en dos cuestiones: seguimiento psicológico y capacidad para encontrar un empleo. No se reintegra a nadie marginalizándolo. Pero ¿quién quiere correr el riesgo de emplearles ? No se puede desradicalizar en una cárcel »); lo mismo que no considera que las mujeres yihadistas sean “simples víctimas de sus maridos”, y estima que esa definición corresponde a una representación sexista: “No hay ninguna diferencia entre un hombre y una mujer en materia de yihadismo, los niveles de determinación y peligrosidad son idénticos”. 
Para él, aunque ha terminado “la fase de euforía “ relacionada con el Estado Islámico (Daesh), “la organización ha insertado el programa terrorista en el cerebro de un número desconocido de jóvenes franceses”; es una organización que ya no tiene el control territorial de antaño, pero tampoco “ha desaparecido”: ahora ha adoptado su forma inicial, la de antes de 2014, es decir  “la de movimiento terrorista clandestino” y la mayor parte de sus “soldados franceses” se encuentran en “las cárceles francesas. Un ‘revenant’ me decía: ‘Me marché de Siria para huir de Daesh y he reencontrado a Daesh en la prisión de Fleury-Mérogis”, el mayor centro penitenciario de Europa, situado en la región Île-de-France, muy cerca de París.
Hijo de británico y francesa, David Thomson nació en 1980 y creció en un medio católico de la región parisina. Estudió Ciencias Políticas y Periodismo. En su etapa de corresponsal de RFI en Túnez, durante el rodaje de un reportaje en la zona de Siliana, resultó gravemente herido por unos disparos de posta. En 2013  realizó para el canal franco-alemán Arte el reportaje “Túnez: la tentación de la Yihad”, sobre el movimiento Ansar al Charia, por el que recibió el Premio Ilaria-Alpi al mejor reportaje internacional de televisión.  Este premio, patrocinado por diversas instituciones italianas, entre ellas la Presidencia de la República, se creó en memoria de la periodista del mismo nombre, asesinada en Somalia el 20 de marzo de 1994, junto al operador Miran Hrovatin, cuando investigaban un posible tráfico de armas y desechos tóxicos con la colaboración de los servicios secretos italianos; de hecho, habían descubierto un tráfico internacional de desechos tóxicos procedentes de los países industrializados, deslocalizados en países africanos a cambio de sobornos y armas para grupos políticos locales. 
En 2014, David Thomson publicó “Los franceses yihadistas” (Editorial Les Arenes), que reúne una veintena de testimonios de yihadistas franceses que combatieron en Siria, y recibió el Premio L’Express-BFM TV de documento, un libro que al día de hoy el periódico Le Monde sigue considerando “la obra de referencia” sobre la mecánica yihadista. En su manera de tratar el fenómeno, Thomson ha trabajado únicamente con fuentes sobre el terreno y se ha negado a colaborar con los servicios de inteligencia, policía y justicia, lo que le ha valido muchas críticas pero él reivindica como “la única manera de entender como se hace uno yihadista”.
Tras los atentados de Bruselas en marzo de 2016 denunció una “circulación circular de los no expertos” por los medios de comunicación, y su influencia en el debate público y la toma de decisiones políticas en materia de terrorismo, citando como ejemplos “policías jubilados desconectados de la realidad de los casos” o agentes “pasados momentáneamente por algunos servicios en los que nunca se encargaron de cuestiones yihadistas”.

El príncipe saudí Al-Walid Bin Talal liberado de su cárcel dorada


Tras permanecer confinado desde principios de noviembre en las lujosas habitaciones del hotel Ritz Carlton de Ryad, junto con decenas de otros príncipes, ministros, ex ministros, empresarios y altos funcionarios –en el marco de una operación de lucha contra la corrupción puesta en marcha por el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salman- el príncipe multimillonario Al-Walid bin Talal, el hombre más rico del país dueño del fondo de inversiones Kingdom Holding Company,  salió en libertad el sábado, 27 de enero de 2018, después de llegar a un “arreglo económico” con las autoridades de Arabia Saudí, que en el momento de las detenciones declararon que se habían malversado al menos cien mil millones de dólares.  
Los negocios de Bin Talal, de 62 años, considerado el 45 hombre más rico del mundo, se reparten entre el turismo, la hostelería, los bancos, las inversiones y las tecnologías de la información, entre otros con un 4,9% de acciones de Twitter.
El día anterior quedaron en libertad Walid al-Ibrahim, propietario de la red de satélite árabe MBC, el anterior jefe de corte real Khaled Tuwaijri y el ex director de la agencia de meteorología del país, Turki ben Nasser. Entre las personalidades que ya han recobrado la libertad figura también el príncipe Metab ben Abdallah, hijo del difunto rey Abdallah y ex jefe de la poderosa Guardia Nacional Saudí, quien fue cesado antes de su detención.
El fiscal general saudí, miembro del alto Comité Anticorrupción, Saud al Moyeb, ha manifestado que la mayoría de los acusados han aceptado “un arreglo” para evitar tener que comparecer ante un tribunal.
Con una fortuna de 18.700 millones de dólares según la revista Forbes  y participaciones en Twitter, Citigroup, 21st. Century Fox y Apple, Al-Walid bin Talal, es también un filántropo, sobrino del rey y el árabe más rico del mundo. Nació en Jeddah y estudio en las universidades de Menlo y Syracuse, en California. Su fortuna se inició con el petróleo, como en la mayoría de casos de millonarios del país, pero después la diversificó en otros intereses.
Según la cadena NBC, Bin Talal ha “echado una mano” a Donald Trump en dos ocasiones, cuando los negocios no le iban bien: en 1991 le compró su yate y en 1995 el Hotel Plaza de Nueva York, que en ese momento estaba ahogado en deudas. La amistad se rompió cundo el presidente de Estados Unidos, entonces candidato,  anunció que prohibiría la entrada de árabes en el país. “Eres un desgracia para el Partido Republicano y para Estados Unidos. Abandona la campaña ya que nunca ganarás”, le escribió Bin Talal.

“Canaletto y el arte en Venecia”






Un viaje de inmersión en la vida y el arte del célebre pintor veneciano Giovanni Antonio Canal, más conocido con el nombre de Canaletto. Ningún otro artista ha captado mejor la esencia y el encanto de la espléndida Venecia.

Los espectadores de este documental –que se estrena el 29 de enero de 2018- verán una colección de más de 200 cuadros, dibujos y aguafuertes, que descubren el talento artístico de Canaletto, la vida de sus contemporáneos y la ciudad que supo reproducir. Además, la película nos permite entrar en dos residencias reales británicas, Buckingham Palace y el castillo de Windsor, donde se encuentra el grueso de la obra del pintor veneciano, para darnos a conocer también a Joseph Smith, el hombre que introdujo  Canaletto en Gran Bretaña.

Una visita guíada por el siglo XVIII y los paisajes que formaron parte de la vida cotidin de Canaletto, del puente del Rialto a la plaza de San Marcos, del Palacio Ducal a la basílica de los santos Juan y Pablo, con los curators de Royal Trust Collection y algunos grandes expertos actuales como guías.

Dirigido por David Bickerstaff, rodado en 4K y con música de Vivaldi e interpretaciones de la soprano Jenny Bacon y la viola Raisa Zapryanova, el documental nos traslada a la vida del artista y a la intrigante historia de cómo las obras de Canaletto llegaron desde Venecia hasta las colecciones reales inglesas.

Canaletto fue uno de los “vedutisti”, pintores que se dedicaron a reproducir paisajes y ciudades de la realidad, más apreciado en Italia. La ciudad de Venecia, donde nació, creció y murió, fue siempre su sujeto preferido.

En un intento de llevar el arte al cine, la propuesta Exhibition on Screen (Arte en pantalla), una propuesta cinematográfica destinada a los amantes del arte,  regresa a los cines en 2018, con tres documentales inéditos, este de “Canaletto y el arte en Venecia”, “Cezanne, retratos de un vida”, que cerrará esta quinta temporada el 12 de marzo, y “David Hockney en la Royal Academy of Arts”.  Habrá también ocasión de volver a ver algunos “títulos indispensables”, exhibido anteriormente, como “Vincent Van Gogh: una nueva mirada”, el más aplaudido de la temporada anterior.





Amputar miembros: Irán mantiene estas penas que ampara su cultura y religión



Máquina de amputar miembros en Irán
A un hombre iraní de 34 años, identificado únicamente por las iniciales A. Kh. y sentenciado culpable de un “robo de ganado y otros bienes de valor en varios pueblos de la provincia”, le han amputado una mano el 17 de enero de 2018. “Una costumbre bárbara que perdura », según Amnistía Internacional (AI) France, que publica la información en su boletín semanal.
La sentencia se dictó hace seis años aunque no se había cumplido hasta ahora. La información de AI asegura que los tribunales iraníes dictan cada año decenas de condenas de amputación, que posteriormente confirma el Tribunal Supremo. En el colmo de la crueldad y el sadismo, en abril de 2017 las autoridades de Chiraz, en la provincia de Fars, amputaron una mano a Hamid Moinee, condenado por robo y asesinato, y ejecutado diez días más tarde.
« Infligir sanciones tan crueles no sirve a la justicia y pone de manifiesto el total desprecio de las autoridades iraníes por la dignidad humana », dice el comunicado de AI. « La amputación es un crimen de derecho internacional. En tanto que estado que forma parte del Pacto Internacional de derechos civiles y políticos (PIDCP), Irán debe impedir jurídicamente la tortura, en todas las circunstancias, sin excepción.  Quienes ordenan y ejecutan estas prácticas deben ser perseguidos penalmente ».
Las autoridades iraníes defienden la amputación como el mejor medio para disuadir a los ladrones, y lamentan no poder practicarla en público, y de manera generalizada, sin suscitar la condena de la comunidad internacional. En octubre de 2010, en una declaración ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Mohammad Javad Larijani, presidente del Consejo de Derechos Humanos de Irán, negó que el castigo de amputación sea una forma de tortura, asegurando que « está justificado desde el punto de vista cultural y religioso”.
Desde hace ya varios años, en Irán aumenta el movimiento que pide la abolición de los “castigos crueles, inhumanos y degradantes” mientras que son muchos los dignatarios y eruditos religiosos del país que siguen defendiéndolos.


domingo, 28 de enero de 2018

Los años rojos: 50 aniversario del fin de la revolución cultural china


El 27 de enero de 1968 Mao Zedong decidió acabar con la Revolución Cultural que él mismo había puesto en marcha dos años antes. Diecisiete millones de “guardias rojos” –movimiento bautizado por Mao el 18 de agosto de 1966, en una gigantesca concentración de adolescentes y jóvenes en la Plaza de Tiananmen de Pekín-  fueron expedidos manu militari a los campos. Después, muchos de aquellos jóvenes fanáticos se convirtieron en firmes opositores del maoísmo.
 La “Gran revolución cultural proletaria”, sinónimo de depuración,  comenzó el 16 de mayo de 1966 con una declaración oficial que daba paso a una década que iba a cambiar radicalmente el paisaje político chino. Mao Zedong (1), presidente de la República Popular de China, lanzó el movimiento para conseguir hacerse con las riendas del país, a base de propiciar el caos y ordenar violentas persecuciones.
Entre 1966 y 1976 un viento de terror barrió toda China. La Revolución Cultural, destinada a bloquear el sistema comunista instaurado por Mao Zedong, y a preservar de los  “acomodamientos a la rusa” de Nikita Kruschov, arrasó familias y destruyó a muchos individuos en nombre del maoísmo. Cualquiera que criticara a Mao era condenado. Un periodo que  para muchos chinos todavía hoy siendo un enorme tabú: se silenciaron todos aquellos horrores y el padre del invento se sigue venerando como un héroe nacional, el garante de un régimen esquizoide que no despreciaba la búsqueda de los mayores beneficios. Ahora, los supervivientes de aquella década caótica, comparten una amnesia que asimila a víctimas y verdugos. Y la imagen de Mao, velando desde su mausoleo en el centro de Pekín,  sigue siendo intangible.

Contestado al frente del régimen tras el fracaso del “Gran salto adelante” (1958-1961) (2), que provocó un auténtico marasmo económico en China popular y aceleró la ruptura de relaciones con la URSS, Mao puso en marcha la “Gran revolución cultural proletaria”, que iba a representar una nueva etapa de desarrollo, La juventud, movilizada en unidades de Guardias Rojos que surcaban el país sembrando el terror, millones de oficiantes de un culto delirante a Mao, de entre 14 y 30 años,  destinados a reprimir las tendencias burguesas, la reeducación de los intelectuales “de derechas que han infiltrado el Partido, el gobierno, el ejército y los círculos culturales” en los campos, el exterminio sistemático de millones de personas refractarias al poder del Gran Timonel y su “Pequeño libro rojo”,  recopilación de citas del propio Mao, fueron elementos que iban a componer la mística del hombre nuevo que encarnaba la pureza revolucionaria. Simplificando, la Revolución Cultural fue la coartada para eliminar cualquier forma de oposición a Mao, intensificar el culto a su persona y asentar un poder que conservó hasta su muerte en septiembre de 1976.
Fue el momento de las autocríticas en público y las ejecuciones sumarias. La revolución, que de cultural solo tenía el nombre, cerró las universidades durante seis años. Quienes estudiaban en el extranjero fueron obligados a regresar  China. Abierta la caza a los revisionistas, la revolución fue fatal para generaciones de intelectuales, artistas y cuadros del Partido. Los jóvenes Guardias Rojos se aprendían de memoria el Libro Rojo, que les incitaba a emanciparse sin hacerle ascos a la violencia: algunos adolescentes pegaron hasta la muerte a sus profesores, denunciaron a sus padres, masacraron lo que llamaban las “hierbas venenosas”. Hay historiadores que han documentado casos de canibalismo en las regiones de Guangxi y Yunnan.
En nombre de la lucha contra las « cuatro antiguallas » -las ideas, la cultura, las costumbres y los hábitos anteriores a 1949, fecha de la fundación de la República Popular China- los Guardas Rojos saquearon templos, quemaron libros antiguos y humillaron a intelectuales, como el famoso escritor Lao She, quien se suicidó en agosto de 1966.

Medio siglo después, no existe todavía un saldo de la Revolución Cultural, considerada un “catástrofe nacional”. Muerto Mao, en 1977, el 11 Congreso del Partido Comunista Chino, adoptó una resolución calificándola de “período de alteraciones internas, iniciado erróneamente por el líder (Mao) y manipulado por los grupos contra-revolucionarios” (lo que se conoció como “La banda de los cuatro, encabezada por la mujer de Mo Zendong, Jiang Qing, quien condenada se ahorcó en su celda en 1991)”. Al no existir organismos oficiales de evaluación, las cifras de víctimas no pueden ser más que estimaciones: unos 36 millones de personas perseguidas y entre 750.000 y 4 millones muertos.
Medio siglo después, los manuales escolares chinos simplemente mencionan la Revolución Cultural. Los medios de comunicación del país evitan hablar de ella y, según corresponsales que han vivido allí varios años, los chinos la mencionan poco, y siempre en privado. Las escasas películas chinas que la han abordado, como « To Live », del cineasta Zhang Yimou (Gran Premio del Festival de Cannes 1994), han sido censuradas, con la excepción de “Amnesia Roja”, un thriller de Wang Xiaoshuai, que tiene como protagonista a una anciana atormentada por los recuerdos de aquella época.

“Pese a todo, -ha escrito Raphäel Ballenieri, corresponsal del diario Libération en París- en Pekín la Revolución Cultural sale de vez en cuando a la superficie: así, en el Parque Jingshan, detrás de la Ciudad Prohibida, algunos jubilados siguen entonando a pleno pulmón “canciones rojas” alabando a Mao. Y los nostálgicos de la época pueden ir a ver el “Destacamento femenino rojo”, una de las ocho óperas modélicas autorizadas durante la Revolución Cultural”. 

Pierre Ryckmans, alias Simon Leys, que en 1971 publicó el célebre ensayo  « El traje nuevo del presidente Mao » (Ediciones El Salmón, 2017),  escribe en el prólogo: « La Revolución cultural, que de revolucionaria solo tuvo el nombre y de cultural el pretexto táctico inicial, fue una lucha por el poder en la cumbre, entre un grupo de individuos tras la cortina de humo de un movimiento de masas ficticio”. Denostado entonces por otros intelectuales europeos -situados bajo la influencia que el atractivo de la China de Mao ejerció en Occidente durante algunos años, dando origen a varios partidos políticos declaradamente maoístas, y a aportaciones de intelectuales como la película “La China” de Jean-Luc Godard o la serie de retratos de Mao realizados por el artista pop estadounidense Andy Warhol-   años más tarde muchos de ellos reconocieron que « tenía razón ».

 (1) El 16 de julio de 1966, Mo Zedong atravesó a nado el río Yang-tsé a la altura de la ciudad industrial de Wuhan. Compañd de sus guardaespaldas, el hombre de 73 años se movió « como pez en el agua » durante una hora y cinco minutos, según contaron los periódicos chinos. En plena forma física, estaba preparado para iniciar su gran combate: la Gran Revolución Cultural Proletaria, que iba a conducir a la realización completa del comunismo
Al día siguiente, en tren, llegó  a Pekín y se instaló para quedarse. Descartó a los más altos dignatarios del régimen, que se atravesaron en su camino, y empezó a popularizar los “dazibaos”: “Es justo rebelarse” o “Bombardear el Cuartel General”.  También creó una nueva religión: el maoísmo, para asegurar su legado histórico. No se trataba de eliminar a los enemigos de clase, o de hacer “lavado de cerebros”, porque ese trabajo ya lo había hecho el partido. Era el momento del hombre nuevo, un ser “cortado de sus raíces culturales, adoctrinado para no sucumbir a la tentación de las ideas capitalistas y enteramente volcado en el culto de su nuevo dios”, Mao, y el aprendizaje de su catecismo, el Pequeño Libro Rojo.
Mao Zedong nació en Shaoshan, un pueblecito del sur de China. La propaganda comunista actual reconoce “sus aciertos y sus errores”: según la historia oficial, Mao habría cometido un 30% de errores frente al 70% de aciertos
 (2) El Gran Salto adelante fue el nombre dado a la política económica de Mao Zedong. La campaña, que movilizó mediante la propaganda y la coerción al conjunto de la población china, tenía como objetivo estimular en un tiempo record la producción, mediante la colectivización de la agricultura, la ampliación de las estructuras industriales y la realización de obras públicas de gran envergadura. Irrealista, el programa fue un fisco, la economía china estuvo a punto de hundirse.  

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viernes, 26 de enero de 2018

Gui Minhai: segunda detención del librero disidente en China

Gui Minhai

El librero disidente Gui Minhai, de 53 años, que posee la doble nacionalidad sueca y china y está especializado en la venta de obras que ridiculizan a las élites del régimen comunista, fue detenido el 20 de enero de 2018, mientras se encontraba acompañado de diplomáticos suecos, según la información publicada en el diario francés  L’Obs. La Unión Europea ha pedido el 24 de enero al gobierno Pekín, que se niega a facilitar ninguna noticia sobre las circunstancias en que se encuentra el detenido, que libere inmediatamente a Gui Minhai  “permitiéndole volver con su familia, y recibir apoyo consular y tratamiento médico”, en palabras del embajador de la UE en Pekín, Hans Dietmar Schweisgut, quien ha repetido las demandas formuladas anteriormente por ls ministra sueca de Asuntos Exteriores, Margot Wallström.

Según su hija Angela, Gui Minhai fue detenido el sábado 20por una decena de “hombres de civil que dijeron ser de la policía”, cuando viajaba en un tren, con dos diplomáticos suecos, desde la ciudad de Ningbo, donde reside, hacia Pekín, donde tenía concertada una visita médica porque presenta síntomas de la enfermedad de Charcot. 

Hasta hace dos años, Gui Minhai trabaja en Hng Kong en la editorial Mighty Current que, disfrutando de la libertad que existe en la antigua colonia británica, hoy territorio autónomo chino, publicaba libros satíricos sobre la vida privada de los dirigentes del Partido Comunista Chino, prohibidos en la China continental. En 2015 desapareció, con otros cuatro compañeros de trabajo, cuando se encontraba de vacaciones en Tailandia; reapareció meses después en un centro de detención chino. En 2016 hizo una “confesión” pública en la televisión estatal, llorando reconoció  estar detenido por su implicación en un accidente de tráfico, años antes, cuando conducía bebido.

En octubre de 2017 las autoridades anunciaron que lo habían puesto en libertad; pero su hija ha asegurado en una emisora de radio sueca, que, desde entonces, estaba en libertad vigilada en un apartamento vigilado continuamente por la policía.

La diplomacia internacional ha juzgado este caso como “insólito” Para Amnistía Internacional “esta detención, en presencia de diplomáticos extranjeros, debería ser como una señal de alarma par la comunidad internacional”.

L’Obs, por su parte, que « la sociedad civil china está bajo fuertes presiones desde  la llegada al poder del presidente Xi Jinping, a finales de 2012. Han perseguido, y detenidos, a muchos abogados y militantes de los derechos humanos. Y los ciudadanos extranjeros no quedan al margen: en 2016, Peter Dahlin, un militante sueco instalado en Pekín para formar defensores de los derechos humanos, estuvo detenido tres semanas y después le expulsaron del país por ‘atentado a la seguridad nacional”. 


La adolescencia llega hoy hasta los 24 años


Lo último en clasificación de las etapas del género humano lo ha definido un artículo publicado en el número correspondiente al mes de febrero de 2018 de la prestigiosa revista científica The Lancet, en su volumen 2 correspondiente a  Child & Adolescent Healt (la salud de niños y adolescentes, www.thelancet.com/child-adolescent), coincidiendo con la 45 sesión de la Comisión de Naciones Unidas sobre población y desarrollo, y recogido por la publicación francesa Futura Science: para los científicos autores del texto, la transición entre la infancia y la edad adulta se prolonga cada vez más y en este momento la adolescencia comprende el período comprendido entre los 10 y los 24 años.

La adolescencia es el tiempo que separa la infancia de la edad adulta. Su definición tiene en cuenta los cambios biológicos, pero también otros elementos relacionados con la nutrición, la aparición de las mueles del juicio (que en este momento puede llegar hasta los 25 años), el hecho de que el cerebro continúa desarrollándose después de los 20 años y el ambiente social. La adolescencia comienza con la pubertad, que es el momento en que el cuerpo empieza a producir hormonas sexuales y se forma el pensamiento abstracto. Y resulta que la pubertad empieza cada vez más pronto –en las chicas, las primeras menstruaciones se sitúan hoy en torno a los 12 o 13 año, mientras que hace dos siglos estaba en los 15/16- lo que contribuye a prolongar una adolescencia que entonces se situaba en los 19 años (el estudio no se pronuncia respecto a la cuestión del pensamiento abstracto; eso lo dejan para la psicología).

Era algo anunciado. No tenemos más que mirar en torno para darnos cuenta de que algunos de nuestros adolescentes pertenecen a la franja de edad que no hace mucho considerábamos ya adulta. Explicación de los autores del estudio, coordinados por Susan Mayer, directora del  centro para la salud de los adolescentes del Royal Children’s Hospital de Melbourne (Australia): los  jóvenes cursan estudios cada vez más largos, aumenta el tiempo que tardan en abandonar el hogar paterno (la media europea está en 26 años), tienen hijos cada vez más tarde y, consecuentemente, entrarían cada vez más tarde en la edad adulta porque cada vez tardan más en asumir las actitudes y responsabilidades que se consideran propias de adultos. “Una pubertad más precoz ha  acelerado el paso a la adolescencia en casi todo el conjunto de las poblaciones », escriben los autores del artículo, y concluyen: “El final de la adolescencia se fija hoy ampliamente en la veintena”. 

En una entrevista en BBC News, Susan Sawyer estima: “ Aunque muchos de los privilegios jurídicos de los adultos comienzan a los 18 años, la adopción de roles y responsabilidades de los adultos se produce generalmente más tarde (…) la edad 10-24 años me parece más adecuada para el desarrollo de los adolescentes e nuestros días”. Un criterio, escriben en Futura Science, que no es unánime, algunos científicos plantean que existe un  riesgo de infantilización de los jóvenes adultos.  


Según las cifras que baraja The Lancet estamos ante la mayor generación de adolescentes de la historia, 1.800 millones de seres humanos de edades entre 10 y 24 años. Cerca del 90% viven en países en renta media o baja.



jueves, 25 de enero de 2018

Sin amor, un retrato cínico y clínico de la Rusia de Putin

« Una tragedia terrible que no dejará indiferente a nadie, ni a los protagonistas ni a los espectadores de este relato de insondable tristeza ».


« Sin amor » nos habla de una Rusia muy actual y muy sombría a través de un divorcio que el realizador Andreï Zviaguintsev ha elegido que sea entre dos seres que se odian. Sin amor, el hijo es el sacrificado, una situación realmente insoportable. Ya desde la comprendemos que lo que está por llegar es más que un drama, una tragedia terrible.

Tras la puerta de un cuarto de baño, en penumbra, un niño solloza sin que sus padres se enteren de que estñá triste y se siente solo. Boris y Zhenia (Alexei Rozine y Marianna Spivak, magníficos ambos) se están divorciando. Discuten siempre mientras enseñan el piso que quieren vender a los posibles compradores. Boris, modelo hombre pasivo, está emparejado con una joven embarazada, a la que hace las mismas promesas que ya hizo antes,  y Zhenia, tipo neurótico,  sale con un hombre que parece dispuesto a casarse con ella. Ninguno de los dos se preocupa lo más mínimo por el hijo de 12 años, Aliosha (Matvey Novikov)-una molestia en el presente y para el futuro, tanto que hablan de internarlo en un orfelinato-hasta que desaparece.

Estamos hablando de una gran película premiada por el Jurado del último Festival de Cannes; (https://periodistas-es.com/cannes-2017-ruso-zvyagintsev-abre-buen-pie-la-competicion-86106),  una alegoría elegíaca y muy triste, una pintura gélida de la Rusia de hoy que trasluce una crítica sin compasión del realizador contra su país y su sociedad, atroz y deshumanizada, parece que incapaz de amar embaucada por todos los signos externos de una “modernidad” que les ha llegado tarde y mal.

La pareja de Boris y Zhenia encarna todo el egoísmo, todo el sucio cinismo de esta época –más allá de un país, de todo el planeta- en la que se han perdido los sentimientos, el egoísmo es la filosofía y todo el mundo transita con la vista fija en el teléfono móvil. En ese mundo donde nadie ama a nadie, ni a nadie le han amado nunca. Las imágenes de ambos haciendo el amor con sus nuevos partenaires mientras Aliosha está solo en casa son de una desolación odiosa.

Los bellísimos paisajes helados de un otoño que anuncia el crudo invierno nos sitúan perfectamente ante la frialdad de esa sociedad que se está volviendo monstruosa y nos evoca algunas historias feroces de Bergman, esos planos en que todos los seres parecen haber perdido el alma, lo que les lleva a andar errantes,  como sombras asustadas, vulgares en la tragedia y en la expresión individualista de sus deseos.


 

Chelsea Manning, ex informante de Wikileaks, candidata al Senado

Chelsea Manning, candidata al Senado
Según documentos federales, Chelsea Manning –quien, con su anterior personalidad como soldado Bradley Manning, analista de Inteligencia en Irak, fue el informante que entregó a Wikileaks 700.000 documentos confidenciales del ejército- ha presentado su candidatura para representar al estado de Maryland en el senado de Washington, donde reside actualmente,  según la información publicada este 24 de enero de 2018 por el diario francés Libération, que retoma lo publicado por el Washington Post. Antes de disputar el puesto al candidato republicano, Chelsea Manning tendrá que ganar  la primaria interna en el Partido Demócrata.
Chelsea Elizabeth Manning, de 30 años, residente en North Bethesda (Maryland), ha presentado el documento titulado “Declaración de candidatura”, en la Comisión Federal Electoral para concurrir a la renovación de la mitad de cámara alta que, como es norma, se hará a mitad de mandato, en noviembre próximo. Según el pliego que presentó personalmente el 11 de enero en la oficina del Senado, su comité de campaña se llama “Chelsea Manning por US Senate” y su intención es conseguir la plaza que el senador saliente, Ben Cardin, de 74 años, ocupa desde 2007.
En 2013, Chelsea Manning fue  condenada por “traición” a treinta y cinco años de cárcel, todavía con el nombre de Bradley y aspecto masculino, por entregar  Wikileaks documentos confidenciales e  investigaciones internas del ejército estadounidense sobre incidentes ocurridos durante las guerras de Irak y Afganistán, y sobre los detenidos en la base de Guntánamo sin haber sido juzgados.
El soldado Bradley Manning, y de nombre,  decidió hacer el cambio de sexo mientras se encontraba en la prisión militar, donde pasó siete años, los tres primeros en detención provisional. En uno de los últimos actos de su mandato, Barack Obama le indultó, tras calificar su condena de “desproporcionada”. Desde que recuperó la libertad, el 17 de mayo de 2017, Chelsea Manning ha escrito artículos en los periódicos The Guardian y Medium sobre cuestiones de transparencia, libertad de expresión y libertades civiles, seguridad informática y derechos de los transgénero.
En su primera entrevista desde que la joven de 30 años publicó en Twitter los detalles de su candidatura al Senado –escribe Ed Pilkington en un despacho de la agencia Pressenza- The Guardian le pregunta si existe relación entre sus ambiciones políticas de hoy y su conversión en una de las informantes más famosas –y más castigadas– de la historia de EEUU. “Verdaderamente no hay una línea directa”, sostiene. “Ha llovido mucho desde entonces. Soy una persona diferente a la que era hace 10 años”, añade.



martes, 23 de enero de 2018

“C’est la vie !”, el otro lado de la fiesta

“C’est la vie!” (“Le sense de la fête”, El sentido de la fiesta), un desafortunado título que puede aplicarse a todo y a nada, la nueva película de los directores Eric Toledano y Olivier Nakache, responsables del éxito de “Intocable”, es una comedia coral sobre un organizador de bodas que tiene que ocuparse de que todo salga bien en la ceremonia, y subsiguiente fiesta, que va a celebrarse en un castillo francés del siglo XVII.

(Antes de seguir adelante, debo dejar constancia de que ya me parece suficientemente absurdas estas bodas “modernas”, que tienen como escenarios inmuebles y paisajes que no tienen nada que ver con la realidad de la contrayentes, por no hablar de la millonada que cuestan; así que no siento el menor entusiasmo por una película que se ocupa del asunto).

En todo caso, lo que aquí nos ocupa no es la boda en sí, sino los preparativos y la posibilidad de que en cualquier momento, ocurra algo imprevisto y lo que debía ser un éxito para acompañar “el día más feliz de la vida de…”. Y, sobre todo, lo que ven, piensan y sienten quienes se ocupan de los distintos aspectos: comida, flores, protocolo, servicio… y algo que los franceses estiman poseer, y de ahí el título original: el sentido de la fiesta.

Max (el argelino Jean-Pierre Bacri, “Kennedy y yo”, “Háblame de lalluvia”, “Plaza pública”), organizador de bodas, se va a jubilar y prepara la última de su vida en la noche anterior al evento. Pero, para que se trate de una auténtica comedia,  las cosas no van a salir como estaba previsto; hay incluso un momento de pánico cuando Max cree adivinar que un personaje no previsto podría ser un inspector de trabajo, dispuesto a caerle encima porque algunos de sus empleados trabajan “en negro” y otros son “sin papeles”. Junto a él, se preparan para actuar al día siguiente “el fotógrafo” (Jean-Paul Rouve, “Los recuerdos”, “Lola y sus hermanos”), Eye Haïdara (jefa de camareras, “La taularde”)…y el DJ Gilles Lelouche (“Gibraltar”, “Mea culpa”, Rock’N’Roll”) , Vincent Macaigne (“La batalla de Solferino”, “Les inocentes”), Kevin Azaïs “Ni el cielo ni la tierra”),”Juventud”), Judith Chemla (“Una vida”, “La edad de la razón”), y hasta un Benjamin Lavernhe, de la Comedie Française (“La Odisea”, “La edad de la razón”).

“C’est la vie!” es, en resumen, “una réplica en miniatura” de la sociedad actual”, con sus problemas vitales, laborales y de status, manifestado a través de  gags y situaciones cómicas, unas más afortunadas que otras.




Davos bajo el signo de la desigualdad más obscena

Winnie Byanyima
Cuando faltan veinticuatro horas para el inicio del Foro económico mundial  (WEF) de Davos –este año con el lema “Crear un futuro común en un mundo fracturado”-, reunión anual de los poderosos de la tierra que se celebra del 23 al 26 de enero de 2018 en la localidad suiza, la ONG Oxfam  denuncia una vez más el  progresivo aumento de las desigualdades, indignada porque “el 82% de la riqueza creada durante el año 2017 haya beneficiado al 1% de los más ricos del planeta”, informa el diario Le Monde.

En un informe publicado este 22 de enero, dedicado justamente a la desigualdad de la riqueza, y utilizando datos de investigaciones propias y otros procedentes de diversas fuentes (Forbes, Credit Suisse, Banco Mundial, etc.), la organización humanitaria añade que “la situación no ha cambiado para el 5% de las personas más pobres”. 

Aunque el informe reconoce que entre 1990 y 2010 se redujo a la mitad el número de personas que vivían en extrema pobreza, los redactores añaden que “si en el mismo período no hubieran aumentado las desigualdades en la misma proporción, otros 200 millones de seres humanos habrían podido salir de la miseria”.

Oxfam utiliza algunos ejemplos realmente escandalosos para demostrar su denuncia. Por ejemplo, que cuatro días de salario del presidente de una gran empresa multinacional del textil equivalen a lo que una obrera de Bangladesh gana en toda su vida. O que en Estados Unidos, las tres personas más ricas del país –el antiguo dueño de Microsoft Bill Gates, el presidente de Amazon Jeff Bezos y el inversor Warren Buffet- poseen tanto dinero como los 160 millones de personas que constituyen la mitad más pobre de la población.

“Cada año voy a Davos- explica la ugandesa Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Oxfam International- par repetir a los gobiernos que deben actuar ante las desigualdades. Ahora todos los dirigentes aseguran que es un tema que les preocupa, pero se trata solo de buenas palabras. Lo que nosotros queremos es que actúen”.

En Davos se dan cita cada invierno unas 3.000 personas del mundo de los negocios, las finanzas, la política y los asuntos públicos. Por cierto, que este año asiste por primera el presidente estadounidense y empresario inmobiliario Donald Trump, cuya reciente reforma fiscal ha llegado para favorecer a sus amigos, el 1% de las grandes fortunas del país.  Junto a él, y entre otros, el presidente francés Emmanuel Macron, la alemana Angel Merkel, la británica Theresa May, el canadiense Justin Trudeau, el israelí Benjamin Netanyahu y el primer ministro indio Narendra Modi.

Las reuniones, conferencias, mesas redondas y seminarios del WEF se celebran en un centro de conferencias de la pequeña estación de esquí de Davos. Pero es en los grandes hoteles de lujo, especialmente en el Steigenberger Belvedere, donde lobbystas, especialistas en relaciones públicas y periodistas, asaltan a  las diversas personalidades que se suman a las élites políticas como, este año, los dirigentes de las transnacionales Salesforce, Renault-Nissan-Mitsubishi o el conglomerado de agencias de comunicación y publicidad WPP; y los más altos dirigentes del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización de Naciones Unidas (Onu), así como los presidentes de bancos centrales nacionales.

También están invitados, y esto explica la presencia de Oxfam entre otros, los responsables de organizaciones humanitarias y “caritativas”, y sindicatos, para evitar que se diga que en Davos solo hablan las élites mundiales, y algunas celebridades –este año la actriz Cate Blanchett y el músico Elton John- para garantizar una nota de “glamour” y la presencia del evento en las revistas de “papel cuché”.

Los salones privados del centro de conferencias, y muchas habitaciones de los lujosos hoteles, son testigos de grandes acuerdos empresariales e incluso geopolíticos: de esta cumbre económica mundial surgió la “Declaración de Davos” que en 1998 evitó la guerra entre Grecia y Turquía.

Aunque, en el fondo, la reunión del WEF no es más que el momento anual en que los más privilegiados  de la tierra exhiben sus egos y hacen pomposas declaraciones sobre igualdad y transparencia, que luego se encargarán de desmentir sus actos: en el mejor de los casos, las grandes donaciones filantrópicas no son más un forma de disfrazar la desgravación impositiva fiscal.

Alguien ha dado una definición certera de lo que representa la cumbre que empieza mañana: « Cuesta menos colocar una pegatina sobre el comercio sostenible que abandonar los contratos a cero la hora. No quieren pagar un salario decente, pero financian una orquesta filarmónica. Quieren prohibir los sindicatos, pero organizan seminarios sobre transparencia gubernamental”.