"Ustedes no son intocables, ustedes
van a caer » (Watergate)
« Los archivos del
Pentágono » (« Pentagon Papers », « The Post » o
« le Post », que con todos estos títulos se ha estrenado por el
mundo), la última película de Steven Spielberg, está inspirada en hechos reales:
los Pentagon Papers, uno de los primeros scoops
de la historia del periodismo estadounidense, a comienzos de los años 1970, antecedente
de otros escándalos que desde entonces han ocupado las primeras páginas de los
periódicos y la cabecera de los informativos televisados. La película recuerda inevitablemente “Todos los hombres del presidente”, de Alan
J. Pakula.
Pentagon Papers es una expresión que
se refiere, entre otros, al documento United States-Vietnam Relations,
1945-1967: A Study Prepared by the Department of Defense (« Relaciones
entre Estados Unidos y Vietnam, 1945-1967 : un estudio preparado por el
Departamento de Defens »), más de 7.000 páginas top secret, encuadernadas en 47 volúmenes y redactadas por treinta
y seis oficiales militares y expertos políticos civiles que desvelan los
orígenes de la guerra de Vietnam y prueban que Estados Unidos provocó
deliberadamente el conflicto, tanto política como militarmente.
En junio de 1971, el New York Times, el Washington Post y los principales periódicos de EE.UU. adoptaron una postura valiente en favor de la libertad de expresión, informando sobre los documentos del Pentágono y el encubrimiento masivo de secretos por parte del gobierno, que había durado casi cuatro décadas y cuatro presidencias estadounidenses. En ese momento, Katherine Graham (Meryl Streep), del Post, seguía buscando su lugar como primera mujer editora de un periódico, y Ben Bradlee (Tom Hanks), su volátil director, intentaba relanzar un diario en decadencia. Juntos, formaron un equipo improbable, ya que se vieron obligados a unirse apoyando al New York Times, que les llevaba la delantera, y luchar contra el intento sin precedentes de la Administración Nixon de restringir la primera enmienda y evitar que e informara sobre asuntos sensibles. Jugándose la carrera y la libertad, Katharine y Ben salvan sus diferencias para revelar secretos ocultos durante mucho tiempo.
En junio de 1971, el New York Times, el Washington Post y los principales periódicos de EE.UU. adoptaron una postura valiente en favor de la libertad de expresión, informando sobre los documentos del Pentágono y el encubrimiento masivo de secretos por parte del gobierno, que había durado casi cuatro décadas y cuatro presidencias estadounidenses. En ese momento, Katherine Graham (Meryl Streep), del Post, seguía buscando su lugar como primera mujer editora de un periódico, y Ben Bradlee (Tom Hanks), su volátil director, intentaba relanzar un diario en decadencia. Juntos, formaron un equipo improbable, ya que se vieron obligados a unirse apoyando al New York Times, que les llevaba la delantera, y luchar contra el intento sin precedentes de la Administración Nixon de restringir la primera enmienda y evitar que e informara sobre asuntos sensibles. Jugándose la carrera y la libertad, Katharine y Ben salvan sus diferencias para revelar secretos ocultos durante mucho tiempo.
Tras publicar los
famosos Archivos, Katharine Graham apoyó la publicación de una investigación
que demostraba la implicación de la administración presidencial en el escándalo
del Watergate, que provocó la dimisión del presidente Richard Nixon.
Thriller
periodístico, “Los archivos del Pentágono” es una película madura, inteligente
y veraz, incluso si se trata de un tema –el de las revelaciones en la prensa de
los secretos de estado mejor guardados- que hemos visto en otras producciones
hollywodienses. Como siempre, Spielberg elige con sabiduría a sus intérpretes:
en este caso es Meryl Streep quien una vez más sorprende, renaciendo de las
cenizas de las últimas películas que ha interpretado para volver a ser la mujer
enérgica, osada y brillante, aunque mundana y mediática, que sus colegas
masculinos no consideran suficientemente.
La película habla de la verdad –tan denostada hoy día en los
medios, hasta el punto de que se confunde en un totum revolotum con las noticias falsas (fake news)- como valor
inestimable, y de la necesidad que sienten los buenos periodistas de ir tras
los secretos de estado y los errores celosamente guardados. “Los archivos del Pentágono es una película de
urgencia, efervescente, de rabia y de alcance temático, un retrato feminista y
comprometido y todavía tristemente actual, y un nuevo testimonio de la responsabilidad
que siente Spielberg como relator de nuestra época” (Robert Hospyan).
Y una
escena “ya vista mil veces pero nunca con tanta intensidad”, cuando la
linotipia del Washington Post se transmuta en las Tablas de la Ley, como para
hacer que literalmente “tiemblen los fundamentos de la institución”, leáse el
estado.
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