miércoles, 30 de septiembre de 2015

Lejos de los hombres, western argelino a la manera de Albert Camus


Fiel al espíritu existencial del filósofo, periodista y escritor francés Albert  Camus, de quien ha adaptado el cuento  L'Hôte (El Huesped) –aunque no a la letra, que ha completado con situaciones de otros de sus textos de Crónicasargelinas-  el cineasta francés David Oelhoffen y los actores Viggo Mortensen  y Reda Kateb han sacado adelante una película muy correcta (segundo largometraje del realizador) que es un estudio de los caracteres de ambos personajes, un maestro argelino de origen español y un joven árabe, procedente de una tribu remota, que ha cometido un asesinato de esos que, en los clanes, se repiten en una cadena. .

1954. En pleno invierno glacial una escuela perdida entre la montaña y el desierto argelino, y en plena lucha del pueblo argelino por su independencia, a punto de comenzar la “guerra de Argelia”,  el maestro Daru (Viggo Mortensen) –que fue militar y luchó con los franceses en la Segunda Guerra mundial- enseña a un grupo de niños argelinos a leer y escribir, así como la historia de su país, que entonces era Francia, cuando llega una patrulla policial que confía al maestro la misión de llevar al campesino Mohammed (Reda Kateb) acusado del asesinato de su primo, hasta la localidad de Tinguit, donde le juzgarán; encargo al que no puede negarse, no le dan opción.

Los dos hombres parten juntos en un viaje a pie por las montañas del Atlas –los áridos y desérticos paisajes de la película son, sin lugar a dudas, un tercer e importante protagonista-  y su peripecia a través del desierto esquivando obstáculos y perseguidos por  grupos de rebeldes independentistas, campesinos que reclaman la aplicación de la ley de la sangre y  colonos revanchistas, se rebelan juntos, deciden que la suya es la misma batalla y que van a luchar juntos por la libertad, y convierten el relato en un auténtico western africano (con sus armas, sus vivacs, sus pueblos abandonados, sus emboscadas…) que es “un relato de amistad, honor y supervivencia” entre dos hombres, que en principio no tienen nada en común y a los que aparentemente todo opone,  de gran intensidad dramática y psicológica.  

Avalada por importantes premios conseguidos en los festivales de Vanecia, Bucarest, Tribeca, Rotterdam, Toronto y Londres, Lejos de los hombres es una historia iniciática. El viaje que realizan los dos hombres, desde la escuela perdida en la naturaleza hasta el cruce donde sus caminos se separan, tiene una réplica en el interior de ambos, en ese viaje espiritual que acaba acercando al intelectual humanista y ateo y al musulmán crédulo. “Socios y nunca competidores, el dúo magnético Mortensen / Kateb consigo el tono pudoroso que exigía una película rigurosa, tanto en el guión como en la puesta en escena”. 
 
 
 

martes, 29 de septiembre de 2015

Regresión de Alejandro Amenábar, un thriller sin más


Regresión es un thriller psicológico protagonizado por Ethan Hawke (nominado al Oscar por Boyhood) y  Emma Watson (La Bella y la Bestia, Harry Potter) -en el que también encontramos los nombres de David Thewlis (La teoría del todo, Harry Potter), David Dencik (El topo, Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres), Lothaire Bluteau (Los Tudor), Dale Dickey  (Winter´s Bone, True  Blood) o Devon Bostick (El diario de Greg)-, con el que Alejandro Amenabar regresa al cine de género, que ya probó en Los Otros. Como puede apreciarse, el director de origen chileno y doble nacionalidad, ha optado en el casting por actores procedentes de las sagas que recientemente han triunfado, en el cine y en la televisión.

Con guión del propio director, la película está rodada en un Canadá que quiere ser Minesotta y en inglés, lo que no añade ni quita nada al resultado: una película muy “americana” en la que no hemos hallado ningún rasgo estrictamente personal del realizador ganador de un Oscar y un Globo de Oro, con Mar adentro, en 2004. Tan correcta de factura, como oscura de escenarios y previsible en su desenlace, podría estar firmada por cualquier buen director estadounidense de serie B.

Son los años 1990 en Minesota, cuando los grandes diarios sensacionalistas, y los informativos de televisión, dedican amplios espacios a una supuesta ola de “satanización” que está atravesando el país, con rituales negros y sacrificios de animales y personas. El inspector Bruce Kenner investiga el caso de la adolecente Angela, quien acusa a su padre, John Gray, de haber abusado sexualmente de ella. Cuando Gray, en la cárcel y sin conseguir recordar nada, admite su culpa, se incorpora al caso un conocido psicólogo, el doctor Raines, para ayudar a que Gray recupere la memoria, utilizando una técnica muy nueva, conocida como “hipnosis de regresión”. Pero lo que van a acabar descubriendo es una siniestra conspiración orquestada por la persona menos indicada.

 



lunes, 28 de septiembre de 2015

El apóstata, melodrama costumbrista con la burocracia católica de fondo


E
l realizador uruguayo  Federico Veiroj ha acudido este año al Festival d San Sebastián, participando en la Sección oficial con su tercer largometraje, El apóstata, una comedia dramática del absurdo, coproducida por Uruguay, España y Francia, inspirada en la historia personal de Álvaro Ogalla –protagonista, co-guionista, de la cinta y amigo del director-, al que acompañan Marta Larralde, Bárbara Lennie, Juan Calot, Kaiet Rodríguez, Andrés Gertrudix, Alvaro Roig y la veterana Vicky Peña con una participación especial.

El personaje es  un burgués vividor y eterno adolescente que no trabaja, ni hace nada, incapaz de aceptar el paso a la madurez. De pronto, comenzará a sentir un fuerte compromiso cuando decide apostatar de la fe católica, un  camino que la burocracia eclesiástica tiene convertido en un auténtico calvario con el propósito de impedir, al precio que sea, quienes un día fueron bautizados al nacer, y evidentemente nadie les preguntó nada acerca de su compromiso con esa determinada religión, no puedan abandonarla en ningún momento de su vida.

“Historia de pérdidas, renuncias y apaños personales”, película agridulce que nos enfrenta con un problema que tienen planteado no pocos “católicos” de nacimiento cuando ya adultos deciden que esa iglesia no tiene nada que ver con ellos; pero, cuando deciden iniciar el camino de salida, la mayoría tira la toalla a mitad ante el cúmulo de impedimentos frustrantes que se le van presentando.

El apóstata es un descenso a los infiernos de la burocracia eclesiástica que se parece mucho a un regreso a la novela realista del siglo XIX, a los Zola y Pérez Galdós. El itinerario que Gonzalo lleva a cabo en el Madrid de los 50’s, cuando decide que no quiere seguir viviendo con las normas de una familia anclada en la tradición,  el conservadurismo y unos dogmas en los que ha dejado de creer, se parece mucho a lo que los franceses llaman “le parcours du combattant” (el “The Apostate” drinks deep at the well of Spanish and Madrid culture. recorrido del combatiente) a juzgar por la interminable lista de obstáculos que le van presentando. También es una demostración del contraste existe entre el joven Gonzalo y los restantes miembros de la familia, que viven entre mentiras recurrentes.

El director reconoce haberse dejado inspirar por  la novela “El audaz. Historia de un radical de antaño”, de Benito Pérez Galdós, y por películas como “la prima Angélica” de Caros Saura, “Opera Prima” de Fernando Trueba, y algunos otros cineastas como Marco Ferreri, Orson Welles y Luis Buñuel…además de ser un entusiasta del cine de Fernán Gómez, Julio Diamante o Francisco Regueiro.

Pese a cumplir en la denuncia, a la película le falta acidez en la crítica.
 
 
 

 

domingo, 27 de septiembre de 2015

Confortablemente instalados en la pobreza


Portada  del último álbum (2015)
Un artista casi centenario, la pobreza como normalidad y  el día que Rajoy perdió lo poco que le quedaba.



Del 15 al 27 septiembre de 2015, Charles Aznavour - autor-compositor-intérprete, productor, escritor, embajador de Armenia en el cantón suizo de Vaud, donde reside, y representante permanente de su país ante la UNESCO-,  que cumplió 91 años en mayo, ha protagonizado seis conciertos en el parisino Palais des Sports. Seis conciertos de dos horas sin interrupción que,  entregado a favor del aire de los tiempo, ha comenzado con la canción Les emigrants (Los emigrantes), un tema enormemente simbólico escrito hace treinta años por este francés hijo de refugiados llegados a Francia huyendo del genocidio armenio (1). “¿Como creéis que llegan? Como han llegado todos. Con los bolsillos vacíos y las manos desnudas… Siempre que lo canto imagino a mis padres cuando abandonaron Armenia para venir a Francia”. Sus palabras son un eco más de los dramáticos acontecimientos de las últimas semanas.

En realidad se llamaba Charles Aznavourian cuando nació en París, recién llegado el matrimonio con una niña de nombre Aida; fue la madre quien decidió simplificar el apellido para entenderse mejor con los vecinos. Su nacimiento fue producto del azar. El padre, Micha, armenio nacido en Georgia y la madre, Knar, armenia de Turquía, esperaban en Francia un visado para viajar a Estados Unidos, cuando Charles llegó al mundo y decidieron quedarse. Los Aznavourian eran artistas –barítono y actriz- pero quisieron tentar a la fortuna abriendo un restaurante en la popularísima Rue de la Huchette, justo al lado de Saint Michel, donde además presentaban espectáculos para armenios y exiliados de Europa central. El “pequeño Charles” –como se le conocería también de adulto, en referencia a su talla y por comparación con el Grand Charles que fue siempre el general De Gaulle- era un actor precoz que a los 9 años hacía papelitos en el Studio des Champs-Elysées, el Teatro Marigny, La Madeleine y el Odéon. Gracias a sus talentos, él y su hermana, pianista, corrieron con los gastos del hogar cuando el padre salió para el frente en 1939. “A los siete años escribí mi primera canción, sobre un coche que andaba por la tierra y el agua. Creo que estaba demasiado empapado de Julio Verne”.  

Desde entonces, más de mil canciones en su activo, ocho libros siempre autobiográficos y más de 18 millones de discos vendidos en todo el mundo: 317 álbumes entre grabados en Francia, recopilaciones y grabados en otros países –con textos de aroma nostálgico, el último álbum, Encores, es el trabajo de un hombre consciente del paso del tiempo- , varias decenas de EP’s y algunas grabaciones en vídeo comercializadas. A lo largo de más de setenta  años de carrera ha cantado a dúo con primeras espadas de la talla de Frank Sinatra, Liza Minelli, Brian Ferry, Elton John  o Sting, y han interpretado composiciones suyas artistas tan dispares como los “clásicos” Edith Piaff, Maurice Chevalier o Eddie Constantin, los intelectuales  Marcel Amont y Juliette Greco, los ye-yés Johnny Hallyday, Silvie Vartan, Eddie Mitchell o Frank Alamo, e incluso la modernísima y excelente Zaz, quien en su último álbum ha incluido una versión llena de swing de J’aime Paris au mois de Mai, una preciosa alegoría de la ciudad preferida por los exiliados de todo el mundo,  escrita en 1956.

Son suyos temas tan famoso como La Bohéme, Que c’est triste Venise, La mamma, Et pourtant, For Me Formidable,o o La plus belle pour aller danser, y otros menos conocidos aquí como Jezebel, Je hais les dimanches, Retiens la nuit o Jolies mômes de mon quartier. Es de todo punto imposible resumir en unas cuantas líneas la larga, interminable, carrera del legendario cantautor franco-armenio (conserva ambas nacionalidades). Con temas como  Emmenez-moi, Je Me Voyais Déjà o Les comédiens ha atravesado las épocas  y hoy le aplauden tres generaciones.

Protegido y amante de Edith Piaff, actor, actor en más de ochenta películas -entre sus papeles el de protagonista de Tirez sur le pianiste, realizada por François Truffaut en 1960-; autor de comedias musicales y operetas, le gustaría ser el primer cantante centenario que subiera a un escenario aunque- en contra de la norma- no querría morir sobre las tablas sino “como un patriarca, en la cama y rodeado de mis hijos, mis nietos, mi mujer (la tercera) y mi hermana”.

Los comienzos no fueron fáciles, la crítica le trató con dureza y el reconocimiento tardó en llegar. Eran los tiempos en que en el firmamento lírico francés brillaban estrellas como Jacques Brel, Georges Brassens, Léo Ferré o Jean Ferrat. A Aznavour jamás le incluyeron en el elenco de los cantautores, le tachaban de “comercial”  e incluso le criticaban porque no tenía estudios, su talla menuda desaparecía en el escenario y su voz, ronca y velada, no llegaba a las últimas filas (“Si yo hubiera sido rubio con ojos azules, grande y elegante con una voz pura, mi carrera habría sido diferente”). La respuesta fue “aprender”. Para empezar, Jean Cocteau le hizo una lista de los 25 títulos imprescindibles de la literatura francesa y se los tragó completos, ayudado por un diccionario. De entonces conserva un apego especial por el de sinónimos. Después, nunca ha parado de leer ni escribir: “La melodía es un pretexto, dispongo de la lengua más hermosa del mundo para expresarme”.  El primer éxito le llegó en un recital, en Casablanca, en 1956, y el mismo año hizo su primer Olympia parisino.

Desaparecidos los demás, Aznavour ostenta ahora el rango de superviviente –junto a Salvatore Adamo, más joven, 71 años, también menospreciado un tiempo- y, aunque tarde, ha recuperado el prestigio que le negaron. Se han necesitado 90 años para que alguien se atreva a titular “El Gran Charles” y debajo escriba que ha emocionado al público cantando Je voyage, a dúo con su hija Katia, 46 años, nacida del matrimonio con la sueca Ulla Thorsell, y recuerde que el cantautor que desde la pobreza más absoluta ha conseguido amasar con su trabajo una sólida fortuna, repartida en bancos franceses y suizos, desafió a la justicia que le acusaba de fraude fiscal en 1979 declarando que el estado francés debería agradecerle los miles de millones que había ingresado en divisas a cuenta de sus discos. Le condenaron a pagar tres millones de francos de la época y a un año de cárcel, que no tuvo que cumplir. Lo que sí hizo fue  publicar un poema, en forma de carta abierta al presidente Giscard d’Estaign titulado “Pour avoir servi ma patrie et ma cultura…dix millions et un an de prison” (Por haber servido a mi patria y mi cultura… diez millones y un año de cárcel).

91 años son muchos y el tiempo ha dejado su impronta. Aznavour canta hoy ayudado en el escenario por un prompter (tele-apuntador) –“Conozco mis canciones pero a veces la memoria vacila”- y un pinganillo (auricular), porque también ha perdido oído: según él se debe a que siempre ha escuchado la música muy alta.

El canal Arte emitió el domingo 20 de septiembre de 2015 el documental titulado simplemente “Charles Aznavour”; en él  explicaba que su infancia, en el París al que sus padres llegaron en los años 1920 huyendo del genocidio armenio, la familia Aznavourian –padre, madre y dos hijos- vivía “confortablemente instalada en la miseria”.


La frase –sacada del contexto al que hacía referencia el más anciano de los cantantes que suben al escenario y aplicada palabra por palabra a mi/nuestra realidad actual- me parece de lo más pertinente. Yo no habría sabido expresar mejor la situación en que nos encontramos tantas y tantas personas que un día fuimos cachorros de una clase media que escalaba reconocimiento social a medida que alimentaba mejor a sus hijos y ganaba más que suficiente para pagarles estudios y viajes, después nos convertimos en respetados profesionales y la crisis ha venido a reducirnos a una pobreza para la que no estábamos preparados. Nosotros, esa tercera edad que ya no se llama así porque la esperanza de vida ha aumentado considerablemente, después de trabajar durante más de cincuenta años, nos encontramos con una pensión de mierda, para más inri primero congelada y después “semifreda” con dos aumentos consecutivos del 0,25% lo que, en el mejor de los casos, equivale a 9 euros mensuales cuando solo la electricidad aumentó un 17,2% en los primeros días de 2015 (El Mundo, 19 enero 2015).

Nosotros, digo, a la manera de los supervivientes Aznavour en aquellos años 20 de la otra crisis mundial, hemos hecho de la necesidad virtud y conseguido una “confortable instalación en la pobreza” eliminando primero lo accesorio y después algunas cosas imprescindibles, sustituyendo la calefacción por chaquetas tejidas a la luz de una bombilla que alumbra poco, los filetes por sabrosos platos de spaghetti adornados con verduras multicolores y reduciendo el perímetro de nuestros viajes y vacaciones a lo que da de sí  el abono-transporte.

Confortablemente instalados en nuestra pobreza, y sin apenas movernos del sillón orejero porque salir a la calle cuesta, y no podemos permitírnoslo  asistimos estupefactos al espectáculo de la política de andar por casa con la irrupción de “un corrupto al día, por lo menos” y la desvergüenza generalizada de todos cuantos se creen o son alguien mintiendo impunemente mientras nos miran fijo a los ojos. El espectáculo de esta noche de elecciones, 27 de septiembre de 2015 –sesenta aniversario de los últimos fusilamientos del franquismo- es la apabullante derrota de Rajoy en las urnas catalanas. Mientras escucho como las voces autorizadas de todos los partidos echan mano de metáforas y sinónimos para explicar cómo han ganado ellos (en votos, en escaños) y como hemos ganado todos (en democracia a cuenta del aumento de participación) yo me repito, me cuento y me canto, hasta qué punto ha perdido –otra vez- Rajoy. Y eso es lo que de verdad cuenta para todos los que no somos independentistas catalanes (2).

Sin que el hecho me produzca ni frío ni calor, faltaría a la deontología profesional si cerrara estos párrafos sin decir que las elecciones catalanas las ha ganado Artur Mas, mal que les pese a muchos y por mal que nos caiga a otros tantos. A falta de informaciones de primera mano, echo mano del artículo escrito por Guillem Martínez (autor del libro CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española, editado por Debolsillo) titulado Perfil de Mas, Retrato de Nadie, y publicado en la revista digital Contexto, dirigida por Miguel Mora , y reproduzco algunos de sus párrafos:

“(…) Es rotundamente falso que en la sociedad catalana sea determinante el lugar que ocupó tu padre en la pirámide alimenticia. Lo importante es, glups, el sitio que ocupó tu abuelo. Si tu abuelo no existió/no era un gran depredador, en cierta manera no existes. Es decir, hasta cierto punto eres un misterio biográfico(…) Ese es, por ejemplo, el caso de Pujol, un tipo sin abuelo conocido, poseedor de una autobiografía en sendos volúmenes, y objeto de varios libros y del que, no obstante, hasta que no apareció lo de la herencia de su padre no se supo quienes eran, en verdad, su padre –un contrabandista de divisas con negocio ubicado en Tánger-, él o sus hijos. Y ese es el caso de Mas: una biografía nebulosa en una cultura en que las biografías de políticos, como ya sabrán los que leen necrológicas o abdicaciones, pueden soportar grandes elipsis. Se sabe poco del padre de Mas. Tenía una fábrica de ascensores, en activo en la Barcelona de los 70’s, una ciudad desaparecida, con una conflictividad laboral alta y politizada, cuya polémica social central era el reparto de la riqueza. El padre de más colaboró en ese debate chapando (cerrando, ndlr) la fábrica y, al parecer, llevándose el monto correspondiente a una cuenta suiza que, posteriormente, cuando constató que la FAI no viviría una segunda edad de oro, regularizaría y clausuraría (…) Cuando por fin, después de varios intentos accede a Presi de la Gene, el padre de Mas le regala un símbolo familiar, un timón de barco –algo importante, supongo: los padres y los hijos se hablan a través de objetos; el fútbol, por ejemplo, es un objeto—en el que, en vez, en vez de los vientos o de una frase de Paulo Coelho, estaban grabado diferentes valores para conducirse como President. Firmeza, templanza, honradez, etc. Todo el pack, vamos, de valores protestantes de la clase media catalana que, por otra parte, nunca suele tener en cuenta la clase media catalana cuando los necesita / le entra el siroco (…) Más se pasó su primera legislatura, hasta que en 2012 cayó de la mula, explicando sus políticas –austeridad, facilidad de negocios con / en la Administración--, soltando imágenes marineras relacionadas con timones, del tipo “la mar está incierta, pero tenemos que coger el timón con fuerza”, superando el récord de imágenes náuticas por minuto anteriormente en posesión de Popeye (…) Mas, el mayor de la familia, no era el hereu / heredero (…) Estudió en el Liceo Francés y en la Escola Aula, escuela catalana-espartana en la que coincidió el grueso del futuro centro-derecha catalán. Cursó estudios de Economía en una época en la que en Barcelona (…) “se puso de moda que una empresa que se preciara tenía que tener un economista, no un contable”. Mas hizo sus pintos en el mundo de la empresa. Al parecer no muy lucidos (…) La militancia de Mas es poco romántica, por otra parte: su afiliación a CDC, y su primer trabajillo como empleado montonero en una institución a la que accedió por un amigo de su padre, y en la que llegó a ser Director General, coinciden en el tiempo. Fue en 1982, un año, recuerden, poco dado a las afiliaciones románticas a un partido (…) se habla de una posterior vuelta de Mas a los negocios, ya en su etapa de político. Concretamente,  a los negocios de Prenafeta--secretario general de la Predidència durante el primer Pujolato, diez añitos eternos; sus funciones nunca estuvieron muy claras, y se llegó a comentar que se centraban en la cosa business friendly; está encausado, junto con Macià Alavedra, otro peso duro de las primeras décadas del pujolismo, por el caso Pretoria--. Esa relación mercantil Prenafeta-Mas acabó mal (…) La llegada de Mas a la política se produce en el ámbito municipal de la Barcelona del Maragallato. Una época dura para practicar la oposición. Mas, no obstante, la practicó (…)Era el tipo que se leía las cuentas y encontraba el fallo de cinco céntimos. Maragall le denominaba en la intimidad la “mosca collonera” (…) La ausencia de carisma y sus trabajos certeros, pero no brillantes, de alicatado político, le auguraban a Mas un futuro razonable, pero no esplendoroso. Era un político gris, en la parte más oscura y discreta de ese conglomerado de intereses que era CiU (…) La recompensa de Mas por su trabajo de picapedrero municipal fue su entrada en la política autonómica El primer paso fue discreto: como figurante en el Parlament de Catalunya. Es decir, es una recompensa, antes que en honor o en futuro, en metálico (…) En 1995 le hacen, zas, conceller. Primero de Política Territorial y Obras Públicas, una consellería muy agitada. Sus dos anteriores predecesores habían dimitido, en breve interín, por sendos casos de corrupción (…) En breve, en 1997 es el conceller de Economía. En estas dos conselleríes es donde, tal vez, se produce el producto Mas (producto que) consiste  en una dualidad imposible en otra cultura. A saber: Mas es a) un tipo con cierta fama de sobrio y honesto (…) b) en esas conselleries es en las que tuse tuvo que tener conocimiento absoluto de la corrupción estructural de CiU. El producto Mas, tan valorado por su jefe en breve, consistía pues en no sacar tajada, como sus antecesores, de actividades fraudulentas, pero permitirlas o mirar para otro lado cuando las tuviera cerca (... ) Algunas células del Mas de aquella época sobreviven en las del Mas actual, un tipo que permite fraudes, privatizaciones extrañas y beneficios a empresas vinculadas, pero que no parece participar directamente de todo ello (...) La idea, al parecer, era que este tipo limpio, que permanecía limpio mientras veía sucederse la suciedad del partido y del Govern, calentara el asiento de líder hasta que el cargo fuera ocupado por su sucesor natural, Oriol Pujol, hijo de Jordi Pujol, un tipo aún joven que no se debería quemar en los futuros tiempos duros. Nadie sospechaba que se quemaría del todo por el caso ITV (…) Su desaparición dejó a Mas como líder solitario y eterno de un partido que jamás esperó a un tipo como él (…) Desde 2011, con el 15M rampante, su dominio d elos recursos retóricos del Régimen ya no le son suficientes para sobrevivir. Como los de su catalanismo. Es entonces cuando realiza su ulterior renovación celular, imprevista”. (http://ctxt.es/es/20150916/Politica/2306/Mas-Pujol-CiU-Independencia-Catalu%C3%B1a-Ferrusola-Catalu%C3%B1a-%C2%BFChoque-frontal-o-cortina-de-humo.htm?utm_source=Bolet%C3%ADn+de+ctxt&utm_campaign=ff699dad13-)

El resto es presente. Ustedes, como yo, han vivido los últimos meses de órdagos entre Más y Rajoy, y también el gobierno de Rajoy. Porque algunos palmeros genoveses, entre ellos el muy destacado meapilas del Opus e Interior,  no han resistido a la tentación de bajar a la arena y llenarla de declaraciones altisonantes, para después tener que rectificarlas.

( 2) Por si le interesa a alguien, cosa que dudo: mi postura anti-Mas (que se suma a mi anti-PP, anti-Psoe, anti-Ciudadanos y varios otros anti) no tiene nada que ver con patriotismos bicolores ni es contraria a los independentismos. Yo soy ciudadana del mundo, no reconozco más patria que la infancia, y digo con Quevedo que estoy “Harto de ser español / desde el día en que nací, / quisiera ser otra cosa…” , lo que el muy conservador Cánovas Cánovas del Castillo resumió, en 1878, y propuso como definición constituyente para el artículo 1 “Es español el que no puede ser otra cosa”

 

(1) El genocidio armenio tuvo lugar entre abril de 1915 y julio de 1916, e incluso se prolongó hasta 1923. En ese tiempo, dos tercios de los armenios que entonces vivían en el actual territorio de Turquía murieron a causa de las deportaciones, hambrunas y masacres planificadas y llevadas a cabo por el partido en el poder de la época, el Comité Unión y Progreso (CUP), más conocido con el nombre de “Jóvenes turcos”, encabezado por el triunvirato de oficiales Talaat Pacha, Enver Pacha y Djemal Pacha, que entonces dirigían el Imperio Otomano, aliado de los Imperios Centrales en el Primera Guerra Mundial. El genocidio costó la vida a un millón doscientos mil armenios de Anatolia y Armenia Occidental. Las deportaciones y masacres furon organizadas desde Constantinopla, entonces capital del Imperio, y ejecutadas a nivel local por los responsables de distritos y provincias. Cada responsable local reunía a los armenios residentes en su territorio y luego los soldados y los policías otomanos escoltaban los convoyes hasta el desierto, en los que se conoció como “marchas de la muerte”, o los asesinaban directamente; la tercera opción era dejarles en manos de grupos de bandidos armados, mayoritariamente kurdos. El reconocimiento del genocidio armenio sigue siendo objeto de controversia, porque los gobiernos de Turquía siempre lo ha  negado. Al día de hoy han reconocido oficalmente e genocidio armenio los parlamentos de 24 países.  

( 2) Por si le interesa a alguien, cosa que dudo: mi postura anti-Mas (que se suma a mi anti-PP, anti-Psoe, anti-Ciudadanos y varios otros anti) no tiene nada que ver con patriotismos bicolores, ni es contraria a los independentismos. Yo soy ciudadana del mundo, defiendo el derecho de todos los pueblos a su autodeterminación, no reconozco más patria que la infancia ni más bandera que la de la libertad (y, hasta que sea posible, la tricolor de la Tercera República)  y digo con Quevedo que estoy “Harto de ser español / desde el día en que nací, / quisiera ser otra cosa…” , lo que el muy conservador Cánovas Cánovas del Castillo resumió, en 1878, y propuso como definición constituyente para el artículo 1: “Es español el que no puede ser otra cosa”. Oigo ladridos en lontananza…

 

 

Oda a mi padre, una historia de responsabilidad para toda la vida


De la guerra de Corea a la de Vietnam, pasando por la explotación minera en Alemania, Oda a mi padre es una película surcoreana tipo odisea patriótica, una historia dramática realizada por Yoon Je-Kyoon, que recorre la historia moderna del país, desde 1950 hasta nuestros días, a través de la vida de un hombre ordinario y su familia. As its title suggests, Ode to My Father is Youn's tribute to the steeled will of survival of his parents' generation. Como indica el título, Oda a mi padre es un homenaje del realizado a la fortísima voluntad de supervivencia demostrada por la generación sus padres y, sobre todo, la evocación de un pasado en el que algunos  valores fundamentales  primaban por encima de todo.  Production companies: JK Film En una entrevista con la publicación Corea en Tiempo Real, el director Yoon Je-Kyoon declaró que su padre falleció cuando él estudiaba en la universidad y que la idea de a película le llegó de repente, en 2004, cuando nació su primer hijo.

The epitome of all this lies in Doo-suk ( Hwang Jin-min , New World ), a Korean equivalent of Forrest Gump seen as navigating the breakup of his family during the mass exodus of northern families to the US-controlled south during the Korean War in 1950, stints working in German coal-faces in the 1960s and in markets in war-torn Vietnam in the 1970s, and finally his tortuous mission of finding his lost father and sister in the 1980s.En un frío día del invierno de 1950, durante la evacuación de una ciudad portuaria de Corea del Norte, un niño pasa a convertirse en el responsable de su madre y hermanos, tras la desaparición del padre que no sube al barco porque está buscando a una de sus hijas, perdida entre la multitud que se agolpa en el muelle.  Antes de separarse, el padre hace al niño responsable, a partir de entonces, de la  seguridad de la familia. The scene is from “Ode to My Father,” a generational epic that follows the son, Youn Duk-soo, through the tumultuous history of modern Korea, which rose from rags to riches in the span of 60 years.

The protagonist's life encompasses many of the country's important events – the evacuation of 14,000 refugees by US cargo ship SS Meredith Victory from Hungnam Port during the Korean War, the mass migration of coal miners and nurses to Germany and the participation in the Vietnam War. La vida del protagonista, como el camino recorrido por Corea del Sur desde la pobreza más mísera a la actual riqueza tecnológica,  engloba varios importantes acontecimientos: la evacuación, en plena Guerra de Corea,  de 14.000 refugiados de la ciudad de Hungnam en el carguero estadounidense SS Meredith Victoire, la masiva emigración a Alemania de mineros del carbón y enfermeras, y la participación del ejército del país en la Guerra de Vietnam.

En la Guerra de Corea, contienda civil entre 1950 y 1953, murieron un millón de personas, diezmando la población del país. En las siguientes décadas, los surcoreanos fueron construyendo lo que hoy es una de las 15 primeras economías del planeta, haciendo que el país pasara de receptor de ayuda extranjera a donante en los últimos conflictos. 

Toda esa historia es la que actúa como telón de fondo en Oda a mi padre, drama histórico y personal que comienza en la actual ciudad de Busan, segunda urbe del país, donde el protagonista, Duk-soo es un anciano enfermo. Un salto atrás en el tiempo para llevarnos a la infancia del personaje, y el día en que, al comienzo de la guerra,  perdió a su hermana menor en la carrera por el puerto para subir al barco que les llevaría al Sur. En ausencia del padre, Duk-soo se convierte de facto en el jefe de la familia y toda su vida estará marcada por la responsabilidad de  tener que subvenir a las necesidades de su madre y hermanos.

“Apoyándose fuertemente en la familiaridad de los espectadores nacionales con el simplista y mítico relato histórico del paso de Corea del Sur a la prosperidad en la posguerra, la película ha fascinado a diez millones de coreanos que perdonan defectos tales como la manipulación de algunos detalles (como el que aparezcan signos checos en una escena de calle que supuestamente sucede en Alemania)” (de la reseña en una revista digital coreana).

AdvertisementEn la Guerra de Corea murió un millón de personas, diezmando la población del paísE

It flashes back to Duk-soo's early childhood, when he loses his younger sister and father in a rush to flee south at the outset of the Korean War.

 

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Irrational man de Woody Allen, una sencilla obra maestra que conviene no perderse


Con Irrational Man ha vuelto el Woody Allen de los buenos thrillers . Protagonizada por Joaquin Phoenix y Emma Stone, acompañados por Jamie Blackley y Parker Posey, la película se presentó fuera de concurso en el último Festival de Cannes y acaba de pasar por la Seccion Perlas del Festival de San Sebastián.  

El hombre irracional es la historia de cómo un personaje absolutamente racional –el profesor de filosofía Abe Lucas (Joaquin Phoenix, Her, The Master), devoto de Kant, Kierkegaard, Husserl y Sartre, - toca fondo emocionalmente, deja de interesarle todo lo que hasta entonces guiaba su vida, personal y profesionalmente, y acaba teniendo una serie de conductas “irracionales” que, según el crítico francés Louis Guichard, muestran más “la humanidad irracional de Woody Allen que la del protagonista: en torno a él, todo el mundo parece dispuesto, en mayor o menor grado y con tal de encontrarse borracho, a la transgresión, el ataque de locura y el olvido de los principios”.  

 

Poco después de su llegada a la universidad de una pequeña ciudad provinciana, el profesor Abe Lucas inicia dos relaciones sentimentales: la primera con Rita Richards (Parker Posey, Inside Out), una colega que le utiliza para olvidar un matrimonio desastroso, y después con Jill (Emma Stone, Magic in the Moonlight, Birdman), su mejo alumna quien, a pesar de tener un novio de su edad, encuentra irresistible el temperamento torturado del profesor. A medida que éste tiene más alteraciones psicológicas, mayor es la fascinación de la chica. Hasta que el azar les lleva a escuchar una conversación en una cafetería y empiezan a interesarse por la historia de injusticias que cuenta una mujer. Esa indiscreción desencadenará una serie de acontecimientos que cambiarán totalmente la vida de todos los personajes. 

El meollo de la película se encuentra en la compleja y ambigua relación que el profesor mantiene con una de sus estudiantes, Jill quien, empapada de un romanticismo que el profesor no comparte en absoluto, va a intentar “salvarle” del pesimismo que arrastra. Como tantas veces ocurre a las mujeres, en especial a las muy jóvenes, “la sola idea de poder salvar a un tipo depresivo, alcohólico y con tendencias suicidas, le parece importante y alimenta su ego, sin darse cuenta de que eso puede precipitarle, también a ella, en el abismo”, ha explicado acerca de su papel la joven actriz (26 años), convertida en una de las actrices fetiche del último  cine estadounidense.


La filosofía es una de las preocupaciones vitales de Woody Allen casi desde siempre, y en especial desde que conoció la obra del realizador sueco Ingmar Bergman. La filosofía es una de las pasiones del realizador de Manhattan, como ha quedado ampliamente demostrado en algunas de las obras teatrales que ha escrito y en películas como Delitos y faltas o Match Point: “Desde que era pequeño me he sentido atraído por lo que generalmente se conoce como las grandes cuestiones existenciales”. Los seres humanos estamos condenados a seguir haciéndonos preguntas que carecen de respuesta. El personaje principal de El hombre irracional no ha entendido que esa falta de respuesta es precisamente lo que sigue dando sentido a la vida. “Si en la primera parte de la película vive como si ya estuviera muerto, sembrando la desesperación en su entorno, en la segunda parte, sembrando realmente la muerte, es cuando finalmente se siente vivo”

Con El hombre irracional, Woody Allen vuelve a la mezcla de géneros, a la comedia romántica y al cine más negro (el del crimen perfecto de quienes se toman la justicia por su mano, modelo altruista en este caso), al thriller amoroso y filosófico planteando de paso uno de sus temas recurrentes: el papel que el azar y el destino juegan en la vida de todos nosotros: “Creo firmemente en el carácter totalmente aleatorio y fútil de la existencia… Es lo que Abe intenta demostrar a sus alumnos. Toda la vida transcurre sin ritmo, ni racionalidad. Estamos sometidos a las frágiles contingencias de la existencia. Como todo el mundo sabe, basta encontrarse en el mal lugar en el momento inadecuado …”. Mezclando drama e ironía, subrayando con espléndidas piezas de swing y jazz los momentos culminantes, Woody Allen vuelve a ser el de siempre, al que los incondicionales le perdonaremos cualquier fallo y agradeceremos que haga lo que mejor sabe hace, películas aparentemente sin pretensiones con un sello muy personal.
 
 

martes, 22 de septiembre de 2015

SOS Méditerranée pide ayuda a los internautas para impedir que los migrantes se ahoguen


La asociación SOS Méditerranée ha puesto en marcha una campaña de crowdfunding (financiación participativa) para comprar un barco, convertirlo en “ambulancia flotante” y reducir el número de personas que mueren ahogadas al intentar cruzar el Mare Nostrum para alcanzar las costas europeas.

Para la asociación, se trata de una emergencia evidente. Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), desde el comienzo del año 2015 se han ahogado en el Mediterráneo más de 2.800 náufragos y, migrantes clandestinos y refugiados en busca de asilo, y a fecha 15 de septiembre, las víctimas de la última semana alcanzaban ya la cifra de 75.  

Para poner en marcha el proyecto, SOS Méditerranée  necesita recoger al menos 100.000 euros para empezar alquilando una nave, durante un mes y llevar a cabo algunas actuaciones de urgencia antes de que termine el flujo migratorio de las últimas semanas, propiciado por el buen tiempo. Pero para llevar a cabo el proyecto final, y poder comprar un barco que pueda ayudar durante todo el año a los migrantes, la ONG necesita conseguir al menos 1,2 millones de euros.  Con ese dinero podría comprar el Markab, un barco piloto de 60 metros, equipado para navegar tanto en verano como en invierno y capaz para 400 personas a bordo. Aunque la verdad es que esa cifra tampoco sería suficiente para mantener la operación a largo plazo, porque hay que pagar a una tripulación completa, lo que eleva el presupuesto a 3 millones de euros.

SOS Méditerranée, es uan asociación humanitaria independiente de partidos políticos o religiones, basada en el respeto del hombre y su dignidad cualquier que sea su nacionalidad, su origen y su pertenencia social, religiosa, política o étnica. El objetivo es conseguir uan red de barcos y tripulaciones experimentadas para las operaciones de salvamento marítimo. Los iniciadores del proyecto son el alemán Klaus Vogel, capitán de marina mercante y doctor en historia y la francesa Sophie Beau, responsable de programas de acción social y humanitaria. Los restantes miembros fundadores son ciudadanos residentes en Alemania, Francia, Italia y Grecia.  La organización se ha asociado con Médicos del Mundo, quien se ocupará de medicalizar las operaciones de salvamento.

 

Monsanto condenada a indemnizar a un agricultor francés


El tribunal de apelación de Lyon ha condenado a la multinacional Monsanto a indemnizar al agricultor francés Paul François por “enfermedad profesional”: la intoxicación sufrida a causa del empleo de un herbicida para el maíz. La condena obliga al gigante estadounidense a indemnizarle” enteramente” ; es decir, a compensarle por todos los problemas que viene padeciendo desde hace una década y el incierto futuro que tiene por delante.

Paul François, de 47 años, agricultor de la localidad de Bernac, en Charente, sufre de alteraciones neurológicas que le obligan a efectuar análisis clínicos cada seis meses como consecuencia de la inhalación, en 2004, de vapores de Lasso, un pesticida para el maíz de la firma Monsanto compuesto, entre otros, por monoclorobenzeno, sustancia prohibida en Canadá desde 1985, y en el Reino Unido y Bélgica desde 1992, finalmente retirada del mercado en Francia en 2007, fecha en la que el agricultor comenzó su larga batalla jurídica contra la multinacional. El juicio en primera instancia, celebrado en febrero de 2012, ya le había dado la razón y condenado a la firma estadounidense por “haber faltado a su obligación general de información al no respetar las reglas en materia de embalado y etiquetaje de los productos”.

En rueda de prensa en París, recogida por los principales medios franceses y las agencias internacionales, Paul François se ha felicitado de que” por primera vez, un fabricante de pesticidas ha sido condenado por intoxicar a un agricultor”, y ha añadido que espera que su sentencia sea « el punto de partida de un gran movimiento de indemnizaciones porque abre una brecha en la responsabilidad de los fabricantes …Las firmas que venden estos productos tienen que entender que a partir de ahora no podrán dejar de asumir sus responsabilidades frente al usuario, y también frente a los poderes públicos”.

La vida de Paul François cambió radicalmente el 27 de abril de 2004 cuando, al verificar la limpieza de un pulverizar inhaló una fuerte dosis de vapores tóxicos, lo que le llevó inmediatamente al servicio de urgencias. Tras cinco semanas de tratamiento, reanudo el trabajo aunque con problemas en el habla, períodos de ausencia, fuertes dolores de cabeza y pérdidas de conocimiento. “De reconocimiento en reconocimiento, de coma en coma, finalmente le encontraron lesiones cerebrales”, escribe el diario Le Monde.  Un año más tarde se pudo identificar al culpable de sus problemas: el monoclorobenzeno, que forma parte del herbicida Lasso en un 50%, considerado altamente tóxico. Desde entonces, Paul François padece una alteración cerebral, tiene problemas neurológicos, le han aparecido nuevas lesiones y tiene que someterse a una resonancia magnética dos veces al año.

Quien siembra guerras recoge refugiados


En un sistema neoliberal que recorta el gasto público y tiene menos sanidad, menos educación, menos transporte público y menos pensiones, el hecho de que llegue gente nueva crea una lucha de pobres contra pobres…Para resolver el problema lo que se ha decidido es que esta gente no llegue, que desaparezca en el viaje. La estrategia es que se eliminen solos, en el mar, para que nadie los vea morir...” Lo ha dicho Enrico Calamai, cónsul italiano en Argentina entre 1972 y 1977, donde trabajó frenéticamente para sacar a más de trescientas personas de la Argentina y permitirles llegar a Italia, fundador del Comité por la Verdad y la Justicia para los Nuevos Desaparecidos).

CC: Interpretación de la foto de Aylan Kurdi por Aristipo
Los nuevos desaparecidos son esos sirios, afganos e iraquíes, que se dejan literalmente la vida en aguas del Mediterráneo huyendo de la guerra y la persecución en sus países.

Ha sido necesaria la foto en una playa turca del cadáver de un niño que se llamaba Aylan y tenía 3 años, ahogado cuando trataba de llegar con su familia a las costas europeas, para remover las conciencias de quienes llevan años legitimando la llamada “oposición” armada en Siria. La imagen del pequeño con pantalón azul y camiseta roja quedará en nuestras retinas como el emblema de un flujo migratorio sin precedentes que hasta ahora no queríamos ver.  Esta crisis de los refugiados causada por las persecuciones y las guerras no es un fenómeno pasajero sino un desafío -sin límite en el tiempo- humanitario, social y económico, al que tienen que responder los países que, con su intervención o su indiferencia, han tenido un papel en esas guerras.

Estamos ante la crisis humanitaria más grave de los últimos 70 años.  Según cifras de Amnistía Internacional, en los 8 primeros meses de 2015 han llegado a la Unión Europea 350.000 personas, el 90% de las cuales proceden de países desgarrados por la guerra y fundamentalmente de Siria, Afganistán e Irak -pero también de Eritrea, Somalia y Nigeria-,  que han tenido que enfrentarse a unos niveles de sufrimiento jamás alcanzados en Europa desde la Segunda Guerra mundial.

Esos son los que han llegado. Porque en siete meses, y a fecha 6 de agosto de 2015, como Aylan han muerto o desaparecido oficialmente en el Mediterráneo más de 2.800 personas, según  el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR). Aquel Mediterráneo que cantaba Serrat se ha convertido en los últimos años en una fosa en la que yacen miles de hombres, mujeres y niños que no tienen nombre. Son ilegales, gente castigada hasta después de muerta con el anonimato de un número.

Hasta ahora, los gobiernos europeos  se han concentrado en el control de las fronteras exteriores, obligando a los estado fronterizos –Turquía, Serbia…- a servirles de guardianes frente a la “invasión” (recordar la viñeta de El Roto: “De uno en uno parecen inmigrantes, pero todos juntos tienen una pinta de invasores que no veas”). Ahora asistimos a las dramáticas consecuencias de esa opción.

 La foto de Aylan que ha conmocionado a Europa recuerda de forma dramática lo peligroso que resulta para los refugiados encontrar un “refugio”. La foto del niño ahogado es un testimonio exacto de lo que está pasando: una parte de Oriente Medio se está hundiendo en nuestras puertas y sus habitantes huyen de la catástrofe.

La última respuesta de Europa es la vuelta a las fronteras (cuando no la construcción de muros, como en Hungría). Parece como si la existencia de la libre circulación de personas en el espacio Schengen solo hubiera sido un momento excepcional en la larga historia de la humanidad, hecha de muros y barreras. A partir de los años 90 y mientras la libre circulación se ampliaba en Europa, en el resto del mundo volvían a alzarse muros (en Israel),  separaciones de cemento y alambres espinosos (en Ceuta y Melilla, entre Estados Unidos y México, India y Pakistán, India y Bangladesh, Irak yAarabia Saudí, Túnez y Libia…).

Desde 2011 y la “primavera árabe”, las potencias occidentales y las monarquías del Golfo han financiado a los principales grupos armados opositores en la República Árabe Siria, con el objetivo de derrocar al Presidente Bashar Al Assad. El argumento –particularmente cínico en el caso de los gobiernos absolutistas de Arabia Saudita o Qatar– ha sido la “represión” y la “violación de derechos humanos” en Siria. El objetivo real: igual que hicieron en Libia, acabar con un bastión que tradicionalmente ha hecho frente a los intereses geoestratégicos de EEUU, la Unión Europea y las monarquías del Golfo, y que tiene una sólida alianza política con Rusia e Irán.

Resultado: Siria está devastada por cuatro años de guerra: han muerto más de 220.000 personas, cerca de la mitad de la población está desplazada y casi 13 millones de sirios precisan ayuda humanitaria. Las fuerzas de seguridad detienen arbitrariamente y torturan, muchos de los detenidos han muerto o desaparecido después; el ejército bombardea barrios habitados por civiles sin respetar establecimientos médicos. Los grupos armados, y en especial Daesh, cometen atentados suicidas y ejecuciones sumarias de supuestos opositores.

Por solidaridad o incluso por simple humanidad, hay que tirar los muros y abrir la puerta a esos refugiados que nunca antes pensaron en abandonar sus países y que solo emigran para escapar de la guerra, las masacres, las persecuciones, la tortura y la muerte. Sin los horrores cometidos por El Assad y la barbarie de las milicias islamistas y Daesh, Aylan nunca habría salido de Siria. Tenemos la obligación de destruir todas las barreras y abrir todas las puertas, y arbitrar las vías legales, para que los refugiados puedan llegar a nuestros países y nunca más  veamos la foto de otro Aylan.

 

 

 

 

jueves, 17 de septiembre de 2015

La cabeza alta, delincuencia juvenil made in France


Rompiendo con la costumbre, a menudo criticada, de poner en apertura del festival una gran producción norteamericana bien comercial y generadora de glamour, Cannes 2015 abre esta vez con cine de autor, pero como es tradición en la inauguración, fuera de concurso. La película escogida es “La tête haute” de Emmanuelle Bercot, actriz, guionista y directora de cine francesa, que había sido galardonada en los César del cine francés por el guion de “Polisse” en 2012 (...) Con “La tête haute” (La cabeza alta) reincide Emmanuelle Bercot en un tema muy presente en su filmografía: el malestar de los adolescentes, y cuenta una vez más con la participación de Catherine Deneuve, en el papel de una juez de menores, que se enfrenta al caso muy difícil de un adolescente violento y delincuente. Una crónica social realista, sobre un tema de candente actualidad (Julio Feo en  http://periodistas-es.com/cannes-2015-alza-el-telon-con-la-tete-haute-52418)

Leyendo las líneas anteriores soy incapaz de saber si la película que inauguró en mayo de 2015 el último Festival de Cannes, La cabeza alta, le gustó -o no- a mi compañero Julio Feo (más de veinte años haciendo crítica cinematográfica, antes en Radio France Internationale y ahora en Periodistas-es.com). Vaya por delante que a mí no me ha convencido esta historia plagada de tópicos de jueces y educadores de delincuentes, buenos cien por cien, enfrentados a esos marginados de la historia que son la familia disfuncional de un adolescente sin raíces (Rod Padarot,debutante, especie de angel perverso y en mi opinión pasado de rosca)  de una violencia y agresividad casi sin límites y metido en un ciclo infernal de hechos delictivos, y una madre inmadura y pobre más perdida que el hijo (Sara Forestier), “reinsertados” de aquella manera gracias a los buenos oficios de unos adultos –la juez (Catherine Deneuve) y el educador (Benoît Magimel)- que sortean las leyes y las normas anteponiendo a todo sentimientos nobles y un corazón –bueno- a prueba de bombas.

“La educación –dijo la realizadora en la presentación de la película- es un derecho fundamental. Debe garantizarlo la familia y, en los casos en que no lo consigue, tiene que asumirlo la sociedad”. Mensaje de la autora y de las dos horas de película: en este caso, y como la familia no es que no pueda garantizarlo sino que ni siquiera existe como tal,  es la sociedad quien debe hacerse cargo por intermediación de la juez quien, durante los diez años que el chaval va a depender de sus decisiones, soportará malos modales, gritos y escenas de violencia autodestructiva en su despacho –situaciones que no le harán desviarse un ápice de su deber y sus convicciones- y del educador ex delincuente que aguantará todo eso, e incluso la violencia física del educando, al que va a “salvar” al precio que sea.

« Es la Francia de hoy: el caso de Malony recuerda muchos otros, que todos concemos de cerca o de lejos. Entre un centro para menores y recaídas en la delincuencia, Emmanuelle Bercot centra todo en este personaje al que todo el mundo  quiere salvar, salvo él mismo » (Louis Guichard).

Completamente desbordada por una vida jalonada de desastres, Séverine, una madre demasiado joven deja que una juez decida la suerte de su hijo Malony, de 6 años. Para el tiempo, el niño se ha transformado en un adolescente intratable y la juez termina por dejar que un educador se ocupe de é y haga todo cuanto pueda para evitar que sus repetidos delitos –robo de coches, peleas violentísimas- acaben llevándole a la cárcell. Enviado a un hogar de acogida, para que le « socialicen », va a cumplir 16 años y ni siquiera consigue escribir tres renglonescorrectamente, está perpetuamente enfadado y tiene crisis violentas recurrentes. Acabará en un correccional, enamorado de la hija de la maestra que le enseñaba a escribir.  La madre, citada frecuentemente por la juez, se demuestra incapaz de ayudarle abrumada por sus propios problemas de comportamiento.

Estamos ante una película militante, evidentemente cargada de las mejores intenciones, aunque la pretensión final sea « domar ; un drama social que se repite a diario en los suburbios franceses –y entre los marginados económicos de todos los países, víctimas del paro y los males endémicos de esa franja de la población que tantas veces tiene comportamientos de autodestrucción, que acaban siendo el testimonio más evidente de pertenencia a la clase más desfavorecida, la de los pobres del mundo- y casi « una declaración de amor a las instituciones judiciales » que se ocupan de los menores partiendo del axioma de que « en los más  jóvenes no hay que dar nada por sentado » y quieren créer que la educación puede romper el determinismo y reinsertarlos (lo que plantea la pregunta siguiente acerca de si la perternencia a sociedades como las que conocemos , egoistas, materialistas, competitivas a ultranza y regidas por el valor del dinero, es lo mejor que le puede pasar a un chaval, aunque su punto de partida sean los suburbios y las « ayudas sociales ». Eso,en Francia, que aquí ni siquiera existen).