“C’est la vie!” (“Le sense de
la fête”, El sentido de la fiesta), un
desafortunado título que puede aplicarse a todo y a nada, la nueva película de
los directores Eric Toledano y Olivier Nakache, responsables del
éxito de “Intocable”, es una comedia
coral sobre un organizador de bodas que tiene que ocuparse de que
todo salga bien en la ceremonia, y subsiguiente fiesta, que va a celebrarse en
un castillo francés del siglo XVII.
(Antes de seguir adelante, debo dejar
constancia de que ya me parece suficientemente absurdas estas bodas “modernas”,
que tienen como escenarios inmuebles y paisajes que no tienen nada que ver con
la realidad de la contrayentes, por no hablar de la millonada que cuestan; así
que no siento el menor entusiasmo por una película que se ocupa del asunto).
En todo caso, lo que aquí nos ocupa no es
la boda en sí, sino los preparativos y la posibilidad de que en cualquier
momento, ocurra algo imprevisto y lo que debía ser un éxito para acompañar “el
día más feliz de la vida de…”. Y, sobre todo, lo que ven, piensan y sienten
quienes se ocupan de los distintos aspectos: comida, flores, protocolo,
servicio… y algo que los franceses estiman poseer, y de ahí el título original:
el sentido de la fiesta.
Max (el argelino Jean-Pierre Bacri,
“Kennedy y yo”, “Háblame de lalluvia”, “Plaza pública”), organizador de bodas,
se va a jubilar y prepara la última de su vida en la noche anterior al evento. Pero,
para que se trate de una auténtica comedia,
las cosas no van a salir como estaba previsto; hay incluso un momento de
pánico cuando Max cree adivinar que un personaje no previsto podría ser un
inspector de trabajo, dispuesto a caerle encima porque algunos de sus empleados
trabajan “en negro” y otros son “sin papeles”. Junto a él, se preparan para
actuar al día siguiente “el fotógrafo” (Jean-Paul Rouve, “Los recuerdos”, “Lola
y sus hermanos”), Eye Haïdara (jefa de camareras, “La taularde”)…y el DJ Gilles
Lelouche (“Gibraltar”, “Mea culpa”, Rock’N’Roll”) , Vincent Macaigne (“La
batalla de Solferino”, “Les inocentes”), Kevin Azaïs “Ni el cielo ni la
tierra”),”Juventud”), Judith Chemla (“Una vida”, “La edad de la razón”), y
hasta un Benjamin Lavernhe, de la Comedie Française (“La Odisea”, “La edad de
la razón”).
“C’est la vie!” es, en resumen, “una
réplica en miniatura” de la sociedad actual”, con sus problemas vitales,
laborales y de status, manifestado a través de
gags y situaciones cómicas, unas más afortunadas que otras.
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