Especie de Ocean’s Eleven a la
francesa, el thriller romántico El último diamante (The last diamond), es una
película dirigida por Eric Barbier (Le serpent, Toreros) e interpretada por
Yvan Attal (Le serpent, Su esposa) y Bérenice Bejo (The Artist), que se estrena
a mediados de agosto de 2014 pero -¡atención!- no en salas comerciales sino en
la plataforma CineOnLine al competitivo precio de 2,99 € (siempre que uno
disponga en su casa de aparatos modernos para poder la ver en perfectas
condiciones).
Vamos a tener que irnos acostumbrando a ver
algunas películas en “la intimidad del hogar” lo que, en principio, no es bueno
ni para el cine ni para el espectador. Porque de momento el cine sigue siendo
“grande en pantalla grande”, y cuanto mayor mejor, y al espectador le sigue
subyugando el ritual, cada vez más restringido, de una tarde de cine.
Un diamante amarillo y otras hermosas joyas,
el mundo del lujo y las subastas y el submundo del crimen organizado, en una
obra del cine negro tan apreciado por los realizadores y los espectadores
franceses, adornado con la típica pirueta final, que también forma parte del
género pero que ni sorprende, ni aporta nada de relieve.
Si la historia no resulta todo lo convincente
que debería pese a reunir todos los elementos imprescindibles para ello, porque
le faltan suspense y personalidad, su protagonista en cambio, un auténtico
antihéroe con carisma, lleva con habilidad la doble vida del personaje Simón,
ex convicto en libertad condicional especialista en atracos de envergadura. No
se puede decir lo mismo del personaje femenino, muy lejos de las “femmes
fatales” tan imprescindibles en este tipo de obras.
Simon
es un atracador que forma parte de la banda que va a robar el diamante
Florentino, de un valor colosal. Para ello se cruzará en la vida de Julia, joven
encargada de la venta de la piedra en Amberes, a la que engaña con enorme
habilidad. Aunque no estaba previsto, se acaban mezclando el trabajo y los
sentimientos de ambos, sin sorprender para nada al espectador.
La
película proporciona hora y media de entretenimiento, pero no es nada especial.
Desafortunadamente, Attal y Béjo no son George Clooney y Catherine Zeta Jones.
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