En su edición del pasado mes de abril, la revista estadounidense Newsweek se pregunta acerca de las inexplicables muertes de varios oligarcas rusos, ocurridas en las últimas semanas, desde el inicio de la invasión de Ucrania y, lo más sorprendente, en circunstancias siempre parecidas.
Varios empresarios rusos del sector
de la energía han aparecido recientemente muertos en sus residencias habituales;
se trata de suficientes casos como para dudar de que puede tratarse de una
simple e inquietante coincidencia, más allá de que se trata de personajes que,
en algún momento, se has mostrado abiertamente contrarios a la invasión rusa de
Ucrania.
Empezando por
el último, Sergey Protosenya, de 55 años, apareció ahorcado el pasado 19 de
abril en su domicilio de Lloret de Mar (Barcelona). Los cuerpos de su mujer,
Natalia, y su hija, María, con evidentes
agresiones efectuadas con arma blanca, se encontraban también en el interior de
la propiedad, donde la policía encontró un hacha y un cuchillo manchados de
sangre.
Sergey Protosenya, era vicepresidente
de la sociedad Novatek, una de las mayores
compañías privadas de distribución de gas en Rusia, desde hace siete años.
Graduado en Ingeniería Civil por la universidad de Moscú, su fortuna se
estimaba en unos 440 millones de dólares. De origen ruso, residía habitualmente
con su familia en Francia, a pesar de estar empadronados en el chalet que tenía
como segunda residencia en Lloret de Mar, donde la familia solía pasar las
vacaciones. Fue el hijo adolescente de la pareja quien, desde Francia, avisó de
que intentaba contactar con el resto de la familia, sin obtener respuesta.
Novatek,
la compañía en la que Protosenya ocupaba un alto cargo, ha emitido un seco
comunicado en relación con el supuesto suicidio de su dirigente: “Desgraciadamente,
en los medios se están produciendo especulaciones que no guardan ninguna
relación con la realidad”.
La víspera, el 18 de abril, apareció
el cuerpo sin vida de Vadislav Avayev, de 51 años, ex funcionario del Kremlin
con Putin y antiguo vicepresidente de Gazxprombank, banco privado ruso
controlado totalmente por la empresa pública Gazprom, en el apartamento familiar en Moscú. El muerto
llevaba un arma en la mano. Al parecer, también había matado a su mujer y a su
hija. El comentario de portavoces oficiales ha sido que “parece tratarse de un
suicidio precedido de un crimen pasional”.
Igualmente
parece tratarse de un suicidio, precedido del asesinato a cuchilladas de tres
miembros más de la familia, en el caso de Vasily Melnikov, de 43 años. El cadáver
del presidente de la farmacéutica Medstrom apareció el pasado 24 de marzo de
2022 en la lujosa residencia familiar de Nijni Novgorod. Para
los encargados de la investigación, el elemento desencadenante del asesinato de
la mujer y dos hijos de Melkinov, y su posterior suicidio, hay que buscarlo en
la situación económica en que se encontraba su empresa como consecuencia de las
sanciones económicas impuestas a los medios financieros rusos por la comunidad
internacional. Según el medio ucraniano Galvered « La
empresa del multimillonario estaba al borde de la quiebra a causa de sanciones
impuestas al país agresor (Rusia) tras su invasión generalizada de Ucrania”.
Hay que reseñar otras dos muertes sospechosas, esta vez ocurridas a finales del pasado mes de febrero. Mikhail Watford, de 67 años y nacido en 1955 cuando Ucrania era soviética, cuya fortuna procede de negocios con el petróleo y el gas rusos, apareció ahorcado el 28 de febrero, en el garaje de su domicilio de Portnall Drive, Wentworth, en el Reino Unido, donde residía desde el año 2000 junto a su mujer, estonia de nombre Jane. Según una reseña de 2015 del dominical Sunday Times, al trasladar su domicilio al Reino Unidos cambió su apellido, que anteriormente era Tolstosheya.
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