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El exranger estadounidense Jackson
Briggs (Channing Tatum) y Lulu,
una perra pastor belga malinois del ejército, de nombre Lulú, recorren la costa del Pacífico para llegar a
tiempo al funeral de su mejor amigo y propietario del animal, fallecido en acto
de servicio. En un viaje lleno de incidentes que muchos de mis colegas han celebrado
con carcajadas y que a mí no me ha resultado nada divertido, el soldado y el
perro aprenden a soportarse, que ya es más de lo que se le puede pedir a un
perro de grandes dimensiones que se ha sentido abandonado.
Posiblemente el
único –y no menor- mérito de la película sea demostrar hasta qué punto se hace
difícil, para los militares que regresan de las distintas guerras en que el
imperio americano ha participado en los últimos tiempos, regresar a la vida
civil. Con heridas, físicas y emocionales, en la mayoría de los casos, no es
extraño que recurran al alcohol y a los analgésicos en el desesperado intento
de recuperar lo que dejaron al vestir el uniforme.
Relato patriótico
y militarista hasta el tuétano, este viaje que parece no terminar nunca del
hombre y su perro, en el que el resto de personajes no pasan de simples
figurantes, está jalonado de momentos en los que el animal desafía al hombre, incluso
peligrosamente, y otros en los que le pone en situación de tener que
disculparse.
Al parecer, esta película está
inspirada en un documental que produjo hace algunos años el canal de pago HBO (« War
Dog : A Soldier’s Best Friend »), sobre el trabajo de los soldados
con sus perros en operaciones especiales del ejército estadounidense
(1) « Dog. Un viaje salvaje » se estrena el viernes, 22 de abril de 2022
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