Apoyándose en testimonios recogidos en la zonas ocupadas por el ejército en los primeros días de la invasión rusa de Ucrania, la ONG Human Rights Watch ha publicado este domingo, 3 de abril de 2022, un informe sobre las exacciones cometidas por algunos militares rusos con civiles ucranianos entre el 27 de febrero y el 14 de marzo, que la organización califica de “aparentes crímenes de guerra” y describe como de “una crueldad y una violencia indecible y deliberada”.
Los hechos
narrados por la organización de defensa de los derechos humanos tuvieron lugar
en zonas ocupadas de las regiones de Tchernihiv, Kharkiv y
Kiev, donde HRW ha interrogado a una decena de testigos y supervivientes que
hablan de violaciones repetidas, robos y varios casos de ejecuciones sumarias y
amenazas de ejecución. Unas revelaciones que se ven avaladas por el
descubrimiento de fosas comunes y cientos de cuerpos de civiles muertos en la
región de Kiev. La fiscal general de Ucrania, Iryna Venediktova asegura que en
las zonas recuperadas de la invasión rusa se han encontrado los cuerpos de 410
civiles.
HRW ha llevado a cabo
entrevistas detalladas con « testigos oculares, supervivientes y testigos
secundarios », y entre los crímenes
documentados la organización describe dos ejecuciones sumarias que
causaron la muerte a siete civiles ucranianos: la primera en el pueblo de Staryi
Bykiv, en la región de Tchernihiv, el 27 de febrero. Tres días después del
comienzo de la ofensiva, los soldados rusos detuvieron a seis hombres de tres
familias, y les ejecutaron. Según ha explicado a HRW Viktoria, madre y cuñada
de dos de las víctimas, « los soldados nos dijeron que no nos
preocupáramos, que iban a asustarles un poco y luego les soltarían. Apenas nos
dio tiempo a caminar cincuenta metros y escuchamos los disparos”. Al día siguiente
encontraron sus cuerpos : « Estaban tirados. Tenían las manos atadas
en la espalda y disparos en la cabeza. Habían vaciado los bolsillos de mi hijo ».
El 4 de marzo, en Bucha, « las fuerzas rusas
detuvieron a cinco hombres y ejecutaron sumariamente a uno de ellos »,
relata HRW con el testimonio de un profesor que vio la ejecución y al que los
militares rusos se llevaron a la fuerza a una plaza de la ciudad, donde había
otros cuarenta habitantes. Esperaron durante horas hasta que llegaron los
soldados llevando a cinco hombres, a los que ordenaron arrodillarse : « Les
quitaron las camisetas y dispararon un tiro en la nuca de uno de ellos. El
hombre se cayó, los otros cuatro permanecieron arrodillados ».
Según este profesor, cinco días después « el
cuerpo del ejecutado se encontraba todavía en el sitio donde le mataron ».
HRW añade que un ucraniano y su hijo
fueron amenazados de ejecución el 4 de marzo en el pueblo de Zabuchchya, en la
periferia de Irpin. Dos días más tarde, unos militares rusos dispararon sobre
una mujer y una adolescente cuando salían de un sótano en el que se habían
refugiado. “Los soldados rusos asaltaron el sótano y lanzaron una granada de
humo al interior. Varias personas corrieron huyendo hacia el exterior, sonde
los soldados les dispararon”, escribe HRW en su informe.
HRW ha podido recoger el
testimonio de Olha (el nombre es ficticio), una ucraniana de 31
años que asegura haber sido violada varias veces y golpeada por un soldado ruso
en el pueblo de Malaya Rohan, den la región de Kharkiv, el 13 de marzo. La joven
se había refugiado en el subsuelo de una escuela con su hija de 5 años, su
madre, su hermana y su hermano, cuando un soldado ruso se la llevó, apuntándole
con su arma, a una sala de la segunda
planta donde le ordenó desnudarse y hacerle una felación. Según la víctima, el militar le puso un
cuchillo en la garganta y después le hirió en el cuello y la mejilla. La golpeó
con un libro y le dio varias bofetadas. HRW ha visto las fotografías de las
heridas que corroboran las declaraciones de Olha : « Cuando volví a
vestirme, el soldado me dijo que era ruso y que tiene 20 años. También que le
recordaba a una compañera de la escuela ».
Según HRW, « muchos civiles ucranianos han
contado que las fuerzas rusas se llevaban comida, leña, ropa y otros artículos,
como hachas y gasolina » de las zonas que ocupaban. Otros han hecho
acusaciones « de ejecuciones y violencias sexuales » que la
organización está verificando.
« Nuestro informe solo documenta un número
pequeño de delitos, nos tememos que se hayan producido muchos más”, según
Rachel Denber y Hugh Williamson, de la división Euripa y Asia Central de HRW.
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