Melodrama policíaco interpretado
magníficamente por actores procedentes del teatro y también noveles, la película
alemana ¿Qué nos queda? (que tiene mucho en común con la recientemente estrenada
Agosto) es una mirada ácida, una radiografía minuciosa y detallada de las
distintas formas de malestar que aquejan a las sociedades desarrolladas; un
recorrido por los muchos abismos, y los inevitables secretos, de los miembros
de una familia burguesa y acomodada en una situación clásica: reunión de fin de
semana a la que cada cual acude con su propia vida a cuestas y sus particulares
expectativas.
En
el tren, camino de la casa de sus padres, en una urbanización moderna cercana a
un bosque, Marko, un joven escritor que vive en Berlín y viaja con un hijo
pequeño, se encuentra con una chica estudiante que resulta ser la novia de su
hermano, dentista y residente en la misma zona que los padres. La relación de
Marko con sus padres se limita a algunas visitas al cabo del año, mientras que
el hermano, debido a la proximidad, suma a sus propios problemas las angustias
que le causan los de sus padres. Y, naturalmente, no perdona que Marko haya
elegido vivir lejos y permanecer al margen.
Cuando
están todos reunidos, y ya han saltado las primeras chispas, la madre, maniaca
depresiva en tratamiento desde hace muchos años, anuncia que se ha pasado a la
medicina alternativa y ha dejado de tomar las medicinas habituales. Los tres
hombres –el padre y los dos hijos- reciben la noticia como un mazazo, intercambiando
gestos que dan a entender que temen que pueda ocurrir cualquier desgracia…
A
partir de ese momento la historia –dirigida por el alemán Hans-Christian Schmid
(Requiem, La revelación), que se estrena en los cines españoles el 28 de
febrero de 2014- no es tanto la enfermedad de la madre, siempre presente, sino
las disfunciones de una sociedad que figura entre las más avanzadas del
planeta, nada menos que la del “milagro alemán” escenificado en la sensación de
bienestar que rezuma la familia, con su ropa de calidad y el interior de sus
casa minimalista y elegante. Pero la imagen no es lo que parece, todos los
personajes tienen fallos y cuentas pendientes, entre todos han fabricado la
gran mentira en la que viven, sin atreverse a escapar de la tiranía del clan.
Hasta
que la más que prevista desaparición de la madre en el bosque –donde encuentran
su coche abandonado- les lleva a considerar “lo que queda” (Was bleibt, título
original mucho más expresivo que el elegido, con interrogaciones, para el
estreno en nuestro país).
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