Bien lejos de sus dominios,
nada menos que en San Francisco, en el Silicon Valley, el presidente francés
François Hollande escenifica ente las cámaras de televisión el triple salto
mortal que le ha llevado en poco más de un año desde el socialismo de su campaña
electoral al neoliberalismo (los medios franceses lo llaman liberalsocialismo)
de hoy -saltándose prácticamente el paso por la socialdemocracia-,
protagonizando un psicodrama de grandes y ostentosos abrazos al presidente de
la gran patronal Medef (Movimiento de empresas de Francia), Pierre Gattaz, con
quien su gobierno está negociando con muchas dificultades un “pacto de
responsabilidad”, y al fundador del movimiento de pequeños empresarios un tanto
rebeldes autodenominados “los pichones” (les pigeons), Carlos Diaz (cuatro años
ya en Silicon Valley como fundador de la empresa de servicio de televisión
interactiva Kwarter), quien no hace nada acusaba a Hollande de “hacer huir” a
los empresarios de Francia a base de añadir impuestos a sus gastos fijos. Al
mismo tiempo, en la Francia metropolitana, 27 de los 72 miembros del Buró
nacional del partido Socialista (PS) firmaban una especie de manifiesto
pidiendo a “su presidente” que cambie radicalmente de política.
No a
la política de la oferta de gangas al empresariado, no a la rebaja del “coste
del trabajo”: “Si el 35% de la dirección del partido lo firma podemos pensar
que, sin ninguna duda, en la mayoría de los afiliados de base existe un gran
descontento”, ha dicho uno de los firmantes llamado Gérard Filoche.
“Se
trata de una auténtica requisitoria contra la ‘política económica
socialdemócrata’ iniciada por François Hollande en enero de 2014, con la
novedad de que en esta ocasión llega desde su propio campo”. (Bastien Bonnefus,
Le Monde). El documento titulado “No hay más que una sola política posible”
–que en versión pdf tiene 54 páginas- está firmado por los miembros de la
corriente “Ahora la izquierda “ (Maintenant la gauche), en otros tiempos
conocida como “el ala izquierda del PS”, a la que se han sumado “los amigos del
ministro de Consumo, Bennoît Hamon”, agrupados en la corriente “Un monde
d’avance” (Un mundo de ventaja), así como algunos representantes de la “moción
4” presentada en el congreso socialista de Toulouse (2012), entre los que
entonces se encontraba el indignado por antonomasia Stéphane Hessel.
Una
especie de coalición alternativa que critica la actitud de Hollande al
pretender resolverlo todo en solitario -“todo no puede proceder de un mismo
hombre”- y pide a la mayoría del partido que “reaccione” - “la orientación en
materia de política económica suscita desacuerdos y preocupación en nuestras
filas”- y se vuelva a situar en el momento clave de la campaña presidencial
cuando, en un discurso en enero de 2012, Hollande dijo alto y claro que su “adversario”
eran las finanzas. Una frase que no han cesado de recordarle, propios y
extraños, en estos casi dos años que lleva de mandato, y en los que ha ido
escorándose peligrosamente hacia el centro, y el centro-derecha.
“No nos reconocemos -aseguran los socialistas
críticos- en el discurso que tiende a hacer de la bajada del coste del trabajo
y los impuestos la condición para volver al crecimiento (…) las propuestas
contenidas en el pacto de responsabilidad son desequilibradas…”. Además consideran
que “hará falta algo más que un observatorio” para lograr que la patronal
acepte que se le impongan “mejoras en las condiciones de trabajo, negociaciones
sobre los salarios, reparto del trabajo existente e incremento de las
contrataciones”. Hará falta algo más, sin duda, porque no son pocos los
empresarios, grandes y pequeños, que en declaraciones y entrevistas en todos
los canales de televisión, ya han adelantado que las rebajas de impuestos que
el gobierno les ofrece a cambio de creación de puestos de trabajo piensan
destinarlas en primer lugar a mejorar instalaciones e infraestructuras,
aumentar las inversiones… y, si sobra, ya veremos (téngase en cuenta que, en
este momento, febrero de 2014, el salario neto medio francés está en 2.928 euros
mensuales).
«Entramos en un período nuevo», ha explicado al diario
Le Monde el diputado Pouria Amirshahi, firmante del documento. “François
Hollande ha puesto fin a la síntesis con su giro social-liberal, impuesto sin
discusión. Por eso hemos decidido agruparnos, más allá de las capillitas y las
corrientes del PS, para trazar una alternativa a la política y la estrategia
del ejecutivo” (justamente cuando acaba de iniciarse la campaña para las
elecciones municipales, a celebrar en dos vueltas los domingos 23 y 30 de marzo
de 2014).
Aparte el memorándum de agravios y la exposición de
descontentos y aspiraciones, esta especie de equipo contestatario del Partido
Socialista francés hace también un llamamiento a la “concentración de la
izquierda”, mencionando expresamente al Partido Comunista y al Parti de Gauche,
testigo que ya ha recogido el eurodiputado Jean-Luc Mélenchon quien, para los
próximos comicios de europeos de mayo 2014, preconiza la unión de toda la
izquierda que apoyó la investidura de Hollande.
(El texto completo del documento se puede leer, en
francés, en
http://www.humanite.fr/politique/appel-de-la-gauche-du-ps-il-ny-pas-quune-seule-pol-558894)
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