El
15 de noviembre de 2013 se estrena en los cines españoles Sister, (L’enfant d’en haut)
multipremiada película de la directora franco-suiza Ursula Meier (Home
¿dulce hogar), que ganó el Oso de
Plata Especial en la Berlinale de 2012 y que también en ese año obtuvo
el de la Mejor Fotografía en el Festival de Sevilla y el Eurimages ex aequo a
la mejor Corpoducción. Además, estuvo nominada en los European Films Award y
los Independent Spirit Awards. Un recorrido importante: se trata de la tercera
obra de su realizadora, que tiene 40 años y en 2013 es miembro del jurado del
Festival de Cine de Moscú.
Sister es otra historia de
familia fuera de la norma (monoparental en este caso), tratada injustamente por
la sociedad. Simón, un adolescente de doce años, vive con quien pasa por ser su
hermana mayor, Louise, en un bloque de viviendas sociales de una zona
industrial suiza, a los pies de una lujosa estación de esquí. Louise pasa por
una serie de empleos precarios y breves relaciones sentimentales, que le ocupan
todo el tiempo; Simon, especializado en el arte de sustraer piezas, e incluso
bocadillos, de los equipos que los turistas dejan en perchas y taquillas
mientras esquían y venderlo luego a los vecinos y trabajadores “de abajo”,
mantiene a los dos con el producto de sus robos. Cuando Louise se queda sin
trabajo, su hermano intenta introducirla en la venta de los materiales robados,
lo que les causa problemas desconocidos hasta entonces.
Los
dos componentes de la familia están interpretados Lea Seydoux (que ha
conseguido la fama perseguida no solo por su papel en La vida de Adéle, Palma
de Oro en el Festival de Cannes 2013, sino por sus escandalosas declaraciones
posteriores contra el director, Abdellatif Kechiche, al que ha estado a punto
de arruinar la carrera) y el joven Kacey Mottet Klein, quien ya trabajó en la
anterior película de la misma autora y fue el Serge Gainsbour de niño en la
película de Joann Sfar (Gainbourg, vida heroica, 2010). Ambos forman una pareja
divertida a ratos, muy dramática cuando las cosas se complican.
Simon
es un adolescente de apariencia y mirada duras, forjado en la calle pero frágil
en el fondo y siempre en busca de afecto; es además el hombre de la casa, el
que aporta el dinero para las facturas y los bocadillos para la cena. Para
Louise es un estorbo que le impide vivir como querría y marcharse con el primer
novio que se lo proponga. En una escena realmente inquietante, el niño le da
todo el dinero que tiene a cambio de que le deje dormir con ella…”Simón
–escribía la crítica de la revista Télérama- parece un pulgarcito, uno de los
siete enanos de Blancanieves cuando, con sus colegas, acuden a levantar del
suelo a un Louise que se ha caído totalmente ebria”.
En
primer plano de la historia y justificando el título original (L’enfant d’en
haut, El niño de arriba) hay un “arriba” representado por el lujo ostentoso de
los refugios, las pistas de esquí, la ropa, los esquís, los cascos, etc. de
marca de los esquiadores, y los carísimos chalets que se alquilan por días;
como hay un “abajo” en el mucho menos espectacular y más agobiante mundo de las
cocinas y sus trabajadores de temporada, los dormitorios comunes sin ventanas,
las despensas, los baños o las cabinas de los teleféricos -donde Simon elige lo
que le interesa de sus razias y abandona las cosas inútiles-; un abajo que se
prolonga en la cotidianidad de la vida de los habitantes del valle, afectados
por la crisis y deslumbrados por los personajes que suben a disfrutar de las
posibilidades que ofrecen el ocio y la nieve.
En
mi opinión, Sister, que en otro contexto podría ser un cuento melodramático de
finales del siglo XIX (con el pequeño héroe que inventa mil y una formas de
supervivencia y la mujer joven y sin recursos de ningún tipo, ni económicos ni
personales), es una película llena de logros, detalles, escenas, con una
fotografía espectacular…pero a la que falta poder de convicción; quizá se deba
a mi escaso entusiasmo por la actriz protagonista.
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