1,35
millones de trabajadores inmigrantes pasarán en los próximos años por Qatar
para construir las instalaciones necesarias para que allí se pueda celebrar la
Copa del Mundo de Fútbol de 2022. Ese año, los equipos de todo el mundo se
darán cita en el país del Golfo. De momento, para el casi millón y medio de
inmigrantes que ya trabajan en las obras, la competición y las pruebas ya ha
comenzado.
Entre
ellas, las de un soldador indio de 40 años que ha declarado a Amnistía
Internacional (AI) que su empresario le tiene prohibido marcharse del país, por
lo que hace meses que no ha visto a su familia.
Contratados
en países de Asia –Bangladesh, India, Nepal, Filipinas, Pakistán y Sri Lanka-
los trabajadores afluyen a Qatar para participar en la construcción de
edificios e infraestructuras. En un año, se calcula que han llegado al emirato
20 personas cada hora. Actualmente se encuentran allí 1,35 millones de
trabajadores extranjeros, el 94% de los cuales son inmigrantes que han acudido
en pos del sueño de un trabajo y un salario durante varios años pero, que una
vez allí, se encuentran con la dura realidad de que los horarios y las
condiciones de trabajo no son las que les habían prometido.
“AI
ha visto trabajadores que están pasando hambre y que viven en condiciones
repulsivas, sin electricidad, agua potable o instalaciones sanitarias dignas de
ese nombre”. Muchos trabajadores migrantes descubren que sus empresarios
retrasan, e incluso dejan de pagarles el salario, que las habitaciones que les
proporcionan están en un estado indigno e incluso que, en ocasiones, se ven
sometidos a auténticos trabajos forzados: “La empresa tiene mi pasaporte. No me
lo va a devolver hasta que no acuda a los servicios de inmigración… sin contar
con que me pueden multar por haber rebasado mi permiso de residencia, que
expiraba en febrero de 2011, con 3.000 rials (el equivalente a 600 euros). La
empresa me ha dicho que si quiero marcharme tendré que pagar esa multa”.
Una
vez que llegan a Qatar, los trabajadores inmigrantes se ven expuestos a muchas
formas de violación de sus derechos fundamentales, a causa de las normas
laborales que rigen allí y del sistema de «apadrinamiento» que permite que los
empresarios menos escrupulosos exploten a sus empleados. La pesadilla, escribe
AI en su reciente informe “Qatar, la cara oculta de las migraciones”, tampoco
termina cuando regresan a su país de origen porque tras meses o años de trabajo
en el país más rico del mundo, vuelven sin dinero y endeudados.
Por
eso, como conclusión del informe AI pide a las autoridades qataríes que
reformen la Ley de Apadrinamiento, para que los trabajadores inmigrantes puedan
quedar libres de la dominación del empresario que les contrata y los
extranjeros puedan abandonar el país cuando lo deseen, así como que ofrezca a
los trabajadores extranjeros el mismo trato que la ley reserva para los
naturales del país (y que, en ocasiones, tampoco se respeta).
El
Código de Trabajo qatarí de 2004 proporciona protección jurídica a los
trabajadores. Sin embargo, excluye explícitamente a importantes grupos de
inmigrantes extranjeros, entre ellos los del servicio doméstico, que no están
protegidos en asuntos tales como la jornada laboral, los períodos de vacaciones
o los días festivos, la regulación en caso de abusos, la asistencia médica y las
condiciones de alojamiento. Además, y en esto son iguales a sus compañeros
qataríes, tienen prohibido afiliarse a un sindicato.
La
Ley de Apadrinamiento afecta a todos los trabajadores extranjeros, haciéndoles
“dependientes” de un “padrino” que es quien les emplea, tanto si se trata de
una persona como de una empresa. Con esa ley en la mano, los padrinos pueden
prohibir a sus trabajadores cambiar de empresa o salir del país, y también
pueden hacer que les anulen el permiso de residencia. Los padrinos están
obligados a devolver los pasaportes a sus trabajadores una vez que hayan
conseguido el permiso de residencia, pero normalmente no cumplen con este
trámite y los trabajadores inmigrantes se encuentran en la misma situación que
en otros países cuando dependen de las mafias que trafican con personas.
Se puede firmar la petición de Amnistía
Internacional, pidiendo al gobierno de Qatar que respete los derechos de los
trabajadores inmigrantes en:
http://www.amnesty.fr/AI-en-action/Personnes-deracinees/Migrations-et-droits-humains/Actions/Qatar-la-face-cachee-des-migrations-10040?utm_source=emailing-action&utm_medium=email&utm_campaign=
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