jueves, 7 de noviembre de 2013

El juego de Ender, aventura futurista poco idónea para el público al que va dirigida



El Juego de Ender (Ender’s Game) es originalmente una novela de ciencia ficción del controvertido y reaccionario escritor estadounidense Orson Scott Card, publicada en 1985, en plena fiebre del género y en plena guerra fría aún, revisión y ampliación de un cuento publicado por el autor diez años antes en la revista Analog.

El juego de Ender es ahora una película del género fantástico, una aventura épica futurista dirigida por Gavin Hood (X-Men orígenes. Lobezno, Expediente Anwar) y protagonizada por Harrison Ford ( American Graffiti, La guerra de las galaxias, Indiana Jones) y el adolescente Asa Butterfield (La invención de Hugo, El niño con el pijama de rayas), ambos en el papel de soldados intergalácticos, secundados por un reparto de niños “elegidos para salvar a la humanidad” y antipáticos adultos que les educan para la misión, entre los que destaca Ben Kingsley (La lista de Schindler, La doncella y la muerte, Hugo, Iron Man 3).

El juego de Ender es un blockbuster, término de orígen militar que alude a una potente bomba utilizada por el ejército británico en la segunda guerra mundial, que cuando se trata de cine significa producción de gran presupuesto y grandes resultados en taquilla. Lo que ya se está cumpliendo: en el fin de semana de su estreno en Estados Unidos se ha colocado encabezando las recaudaciones, con 28 millones de dólares. Unas declaraciones abiertamente homófobas y racistas del autor de la novela, en contra del matrimonio entre homosexuales y comparando a Obama con Hitler, han estado a punto de arruinar el estreno, que en España tendrá lugar el 8 de noviembre de 2013. Han sido numerosos los internautas que habían pedido, en las redes sociales, el boicot del filme.

El juego de Ender, pensado como una película para adolescentes protagonizada por adolescentes, no parece muy recomendable para esa franja de edad: se trata de una historia cruel de chavales que cometen lo irreparable, que se cargan un planeta con todo lo que lo habitaba, y adultos que les engañan diciendo que se trata de un juego. Además, y para más confusión de las personalidades que no han terminado de formarse, dos de los personajes –en concreto los hermanos del “niño prodigio”- se dedican a predicar por el mundo en contra de “Rusia y sus aliados”.

En un futuro relativamente cercano, la especie humana lleva a cabo una guerra total y desesperada contra la única especie extraterrestre conocida: los insectores, seres inteligentes que tienen el aspecto de gigantescos insectos. Hombres e insectores disponen de naves para efectuar viajes espaciales. Aunque la humanidad dispone de nuevas tecnologías, que sus adversarios desconocen, los insectores son muy superiores en número. Para intentar ganarles, se crea una escuela de guerra espacial para niños. En un mundo que solo autoriza dos hijos por pareja, el tercero de la familia Wiggin, apodado Ender por su hermana Valentina (en inglés «el último»), es un niño excepcional, dotado de una inteligencia y madurez fuera de lo común, poseedor del peligroso don de aplastar a sus adversarios. ..Y así siguen sus progresos en estrategia y táctica en la escuela galáctica, su entrenamiento para salvar a la humanidad y la manipulación de los mandos, que acaban haciendo de él el primer genocida de la historia.

¿Qué más se puede añadir? Además no serviría de nada. Será un taquillazo. Irán a verla los adolescentes en manada y muchos llevarán también a sus hermanos pequeños. ¿Los padres? Bien, gracias; haciendo la compra en el supermercado.



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