En un amplio informe sobre la salud
de la tierra y de su biodiversidad titulado “Planeta vivo”, elaborado por decimoprimer
año consecutivo por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), se asegura que
más de la mitad de los vertebrados han desaparecido en los últimos cuarenta
años, según cuenta Audrey Garric, adjunta a la sección Planeta/Ciencias del
Mundo del diario francés Le Monde. El estudio no se ha ocupado de los
invertebrados.
«En todas partes los ecosistemas
están amenazados y nada parece poder detener la tendencia. Las presiones
humanas sobre el medio ambiente no cesan de agravarse. El estudio, llevado a
cabo durante dos años en colaboración con la sociedad Zoological Society of
London y la ONG Global Footprint Network se basa principalmente en dos
indicadores”, ambos en rojo.
El primero de esos indicadores mide
la abundancia de la biodiversidad a partir del seguimiento de 14.152
poblaciones (grupo de animales en un territorio determinado) pertenecientes a
3.706 especies vertebradas de mamíferos, aves, reptiles anfibios y peces, y se
centra en la evolución de sus efectivos a lo largo del tiempo. Y hay que decir que
existe una neta tendencia a la regresión. La población de vertebrados ha caído
en un 58% entre 1970 y 2012, siendo los más afectados los animales que viven en
agua dulce, con una caída del 81% en el mismo período, frente a las especies
terrestres (38%) y a las marinas (36%). “Si nada cambia, para 2020 esas
poblaciones podrían haber disminuido en dos tercios (67%), en el espacio de tan
solo medio siglo”.
Unas cifras que para Pascal Confin,
director general de WWF Francia, “materializan la sexta extinción de las
especies: una desaparición de vida en el planeta de que, en parte, todos somos
responsables”, debida principalmente a la degradación del hábitat, la
explotación forestal, la agricultura intensiva, la urbanización y las
extracciones mineras, aunque también a la sobreexplotación de las especies (caza,
furtivos), la contaminación, las especies invasivas, las enfermedades y, en último
lugar, el cambio climático.
“La agricultura, que sigue ocupando
un tercio de la superficie total de la tierra, es la causa del 80% de la
deforestación mundial y consume el 70% del agua”, según Arnaud Gauffier,
responsable del programa de agricultura de WWF Francia.
El segundo indicador en que se basa
el informe “Planeta vivo” es la “huella ecológica”, que mide la presión que
ejerce el hombre sobre la naturaleza, calculando las superficies terrestres y
marítimas necesarias para producir cada año los bienes y servicios que
consumimos (alimentos, combustibles, construcciones) y absorber la basura que
generamos (en especial las emisiones de CO2), comparándolas después con la
biocapacidad de la tierra, es decir la superficie disponible.
«En 2012, la huella ecológica de la
humanidad alcanzaba 20,1 miles de millones de hectáreas globales, excediendo
ampliamente (en un 61%) la biocapacidad de la tierra (…) Al final de aquel año,
la humanidad había utilizado el equivalente a 1,6 planetas para vivir, gastando
su ‘capital natural’ (…) la mayor parte de este sobreconsumo hay que imputarlo
a las emisiones de CO2, en su mayor parte a la combustión de energías fósiles
(carbón, petróleo y gas natural)”.
La autora del artículo explica que
esta «desviación ecológica», que se está produciendo desde el comienzo de la
década de 1970, se debe a que cortamos árboles a un ritmo superior al de su
crecimiento, pescamos más peces en los océanos de los que nacen cada año y
arrojamos a la atmósfera más carbono del que los bosques y los mares pueden
absorber.
El “día de la desviación”, fecha en
que la humanidad ha consumido todos los recursos que la tierra produce en un
año, cada vez se adelanta más: en 2016 ha sido el 8 de agosto, mientras que en
1992 fue el 14 de octubre y, en 1986, el 1 de noviembre. “A este ritmo, en
2050, con una población mundial que rozará los diez mil millones de personas,
necesitaremos 2 planetas”.
Globalmente, los países que ejercen
mayor presión sobre los ecosistemas son los que emiten más CO2: China, Estados
Unidos, India, Rusia y Japón; entre los cinco alcanzan la mitad de la huella
ecológica mundial. “Pero, si el índice se establece por habitante, los países
con rentas más elevadas son los que más incumplen con Luxemburgo a la cabeza,
seguido de Australia, Estados Unidos, Canadá y Singapur (sin tener en cuenta a
los países del Golfo, considerados entre los más contaminantes, cuyas cifras no
figuran en el informe).
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