martes, 8 de noviembre de 2016

Amor y amistad: la última (por el momento) taza de té con Jane Austen


¿En algún momento terminará la cinematografía de habla inglesa con las novelas y los relatos de Jane Austen? Más que nada porque la obra de esta autora, situada en los últimos años del siglo XVIII es repetitiva hasta la náusea. Se llame Orgullo y Prejuicio, Sentido y sensibilidad o, como ahora, Amor y Amistad, la cosa va siempre de tomar una taza de té con alguien, de jovencitas a las que hay que casar para que escalen un lugar en la sociedad rancia de la época, para que se conviertan en mujeres ricas o para servir de venganza a los planes torcidos de alguna mujer, adulta y muchas veces también adúltera.

Otra cosa distinta es que, historias al margen, la película esté bien realizada y sus protagonistas cumplan perfectamente con la tarea encomendada (Kate Beckinsale y Chloe Sevigny), como sucede en esta última adaptación, efectuada por el estadounidense Whit Stillman, de la novela corta de juventud de Austen “Lady Suzan”, publicada en 1871, un siglo después de que fuera escrita).

Hasta ahora habíamos visto el aspecto más dramático de la obra de Austen; Amor y Amistad, nos enseña en cambio su faceta divertida, en un retrato sarcástico del inamovible mundo de la aristocracia inglesa de la época, a través del retrato de una hermosa viuda, Lady Suzan, que busca desesperadamente un nuevo marido y un pretendiente a la mano de su hija Frederica.

Con la excusa del reciente fallecimiento de su esposo, Lady Suzan se invita a mansiones y castillos para relacionarse con la nobleza local. Seductora, independiente y hasta cierto punto culta, seduce a los hombres y no disgusta a las mujeres. De alguna manera, Lady Suzan es también la precursora de un feminismo que aparecería en el siglo siguiente.

Para la novela, Jane Austen optó por la forma epistolar. El director Stillman ha querido recordarlo escribiendo a mano sobre la imagen para presentar a los diferentes personajes. Como suele ocurrir en este tipo de adaptaciones literarias, la reconstrucción de la época -mansiones, carrozas, vestidos…- es espectacular, porque además una gran parte se ha rodado en lugares históricos. Los personajes se mueven continuamente, llegan, se marchan, pasan de una habitación a otra… Inglaterra queda reducida a un “microcosmos de bolsillo” en el que la presencia invasora de Lady Suzan es una amenaza para el resto de las mujeres y una ilusión para los hombres.

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