El amor en tiempos de guerra ya no
es lo que era. La última película del género -“Aliados”, con Brad Pitt y Marion
Cotillard explotando todo el morbo de su supuesta “liaison” que presuntamente
pudo acabar con el mito hollywoodiense de Brangelina, y que la propia Cotillard
desmintió anunciando estar embarazada de Guillaume Canet, actor y realizador
francés- ambientada en el protectorado francés de Marruecos y Londres durante
la Segunda Guerra mundial, es un pastiche infumable dirigido por Robert
Zemeckis (Oscar por Forrest Gump en 1995, Regreso al futuro, Quien engañó a
Roger Rabbit) que, como he leído en un comentario en la prensa francesa, “nos
toma a los espectadores por cretinos”.
Desde “Casablanca” (Michael Curtiz,
1942), e incluso antes (Morocco, de Sternberg, 1930), hasta hoy hemos visto
decenas de respetables romances con la guerra como telón de fondo; “Aliados” no
puede competir con ninguno porque no es más que cine comercial, que llenará
salas y hará jugosas taquillas. Y hasta puede que pille algo en los próximos
premios Oscar porque es el género de historia -sentimental, casi blanca ya que
las escenas eróticas parecen de plástico, firme defensora de la familia y la
maternidad- que gusta exhibir en el escenario de Los Angeles.
1942. En una Casablanca llena de
franceses endomingados y nazis de uniforme con cruz gamada, el agente Max Vatan
-canadiense de Ontario, a pesar de los cual su amada se empeña en llamarle “mon
quebecois”-, que trabaja para la resistencia aliada, conoce a la resistente
francesa Marianne Beauséjour en el transcurso de una misión de alto riesgo:
matar a un alto dignatario nazi. Comienza una relación, se casan, y empiezan
una nueva vida en Londres, donde la chica da a luz en una camilla, entre ruinas
y en medio de un bombardeo, en el que sus berridos se camuflan con los de los
heridos. Meses después, los servicios secretos británicos informan a Vatan de
que su mujer podría ser una espía alemana. Tiene 72 horas para descubrir la
verdad.
Llegados a este momento, la
película que hasta entonces era una historia fría, sin suspense, sin glamour
tampoco pese a los revolcones de la pareja en el desierto, se convierte en una
de aventuras, en una carrera para enseñar una fotografía a quienes pudieron
haber conocido a la mujer anteriormente, en aviones que saltan el Canal para
sacar una declaración a alguien a quien la guerra ha dejado tocado para
siempre…y casi nada más.
Como historia, un fracaso. Como
interpretación, regular: Cotillard es mujer de pocos gestos y una bonita caída
de ojos; Pitt, con los trajes de franela de la época parece haber engordado y
ya ni siquiera enseña aquellos abdominales de anuncio de gimnasio. Ninguno de
los dos consigue convencernos de ese idilio entre espías. Como realización,
“las escenas pasan y el aburrimiento continúa” (L’Express). Y como han escrito
en la revista Hollywood Reporter, “Aliados” es sobre todo “World War ZZZZZ”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario