“Colonia”, dirigida por
Florian Gallenberger (“John Rabe”, “Sombras del tiempo “Honolulu”),
ganador de un Oscar en 2000 por el cortometraje “Quiero ser” (I want to be…),
es un melodrama histórico ambientado en los días del golpe de Estado de
Pinochet, en 1973, que llevó al suicidio del presidente Salvador Allende,
elegido democráticamente en 1970, e instauró unos años terribles de dictadura
sangrienta en el país.
Protagonizada por Emma Watson (Harry Potter, La Bella y la
bestia), Michael Nyqvist (Millenium, Tierra de Ángeles) y Daniel Brühl
(Good bye, Lenin, El quinto poder), “Colonia” se basa en un hecho real -la
existencia de la desgraciadamente célebre Colonia Dignidad, una secta dirigida
por un fanático nazi pederasta, en la que el régimen militar golpista buscó
complicidad para encerrar a los opositores detenidos y torturarles en la
mayoría de los casos hasta la muerte- a la que fue a parar una pareja de
extranjeros, Daniel y Lena, que vivieron en primera persona la tortura y el
terror de la dictadura. Lástima que, en la película, lo que fue una auténtica
calamidad para el país se haya transformado en una «aventura inverosímil que
desvaloriza la tragedia rebajándola al rango de peripecia» (Le Monde).
Chile
1973. El general Pinochet se hace con el poder por la fuerza. La oposición se
lanza a las calles y entre los manifestantes una pareja alemana, Daniel
fotógrafo, Lena azafata. La policía política detiene a Daniel y le lleva a una
cárcel secreta, un auténtico infierno escondido en un lugar recóndito,
santuario de una secta dirigida por un antiguo nazi, huido al final de la
guerra como tantos otros que se afincaron en países latinoamericanos, la
mayoría de ellos contando con el beneplácito del resto de dictadores de la
zona; a algunos les dieron caza los servicios secretos israelíes y fueron
juzgados y condenados a muerte; otros terminaron sus días con nombres falsos y
nuevas profesiones, en el país de acogida. La sabiduría popular asegura que de
la Colonia Dignidad nunca salió nadie vivo. Para encontrar a su amante, Lena
consigue que la lleven a la Colonia para intentar liberarle. Todos sus
esfuerzos, soportando las penosas y humillantes condiciones de vida del campo
de concentración, parecen inútiles…
Es
lamentable que la historia real se haya sacrificado para recrearse en la
historia de amor de los dos protagonistas, que lo que ocurrió en Chile sea
únicamente un pretexto dramático para situar a la pareja, y que el final sea
como una traca y más parezca el de una aventura de Indiana Jones.
Pese
a que los hechos depurados estén basados en algo que ocurrió realmente, una
pareja de extranjeros, ajena al conflicto, fue encerrada en la Colonia
Dignidad, la mezcla de política y melodrama no consigue cuajar, ni siquiera con
una realización aséptica, pero correcta, y una loable interpretación de los
protagonistas, que han tenido que lidiar con un guión donde hay muchas cosas
que suenan a hueco.
A
pesar de todo, la película consigue expresar de alguna manera el horror de la
dictadura de Pinochet que duró 16 años, del 11 de septiembre de 1973 al 11 de marzo
de 1990. Un tiempo en que se han contabilizado más de 3.200 muertos y
desaparecidos, más de 38.000 personas torturadas, decenas de miles de
detenciones de disidentes y el exilio de cientos de miles de chilenos.
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