¿Qué hacemos con Maisie? Es una buena
película adaptación de la brillante novela victoriana What Maisie Knew (Los que Maisie sabía), publicada en 1897 por
Henry James y centrada en la visión que una niña de 6 años se va forjando del
egoísta mundo de los adultos (sus padres).
Situada
la acción en el Manhattan actual, en un apartamento del exclusivo barrio
Tribeca, Maisie (Onata Aprile) es una niña de seis años que crece junto a unos
padres con preocupaciones más importantes que ocuparse de ella: Susanna
(Julianne Moore, no convence del todo), madura estrella de rock muy vulnerable
y Beale (Steve Coogan), marchante de arte que convierte todo en una broma.
Llega el divorcio y la niña empieza esa etapa, que pasan tantos menores, de ir
de una casa a otra cargando con la mochila. Tanto el padre como la madre
emprenden nuevas aventuras sentimentales mezclando en ellas a Maisie que,
llevada por el instinto de supervivencia que afortunadamente llevan todos los
niños incorporado al ADN, se va adaptando, marcando en la medida de lo posible
su propio territorio y llegando incluso a ser muy feliz junto a las nuevas
parejas.
Scott
McGehee y David Siegel han dirigido esta interesante historia que se estrena en
los cines españoles el 24 de enero de 2014, consiguiendo adaptar con
inteligencia lo que en la última década del siglo diecinueve era una situación
menos frecuente pero mucho más dramática –los problemas de los hijos en los
divorcios, las luchas por la custodia, la utilización de los pequeños por parte
de ambos cónyuges- y eligiendo acertadamente a la niña protagonista que, en el
mutismo con que asiste a los diferentes avatares que van sucediéndose en la
vida de los mayores, y con la cámara situada en muchos planos a la altura de sus
ojos, consigue expresar su capacidad de adaptación y aceptar con la mayor
naturalidad lo que para los adultos es mucho más traumático.
La
niña escucha todo –incluso a escondidas- y sabemos que, al nivel de su edad y
su experiencia, sabe que la están manipulando, que la usan como elemento de
intercambio e incluso de chantaje. Maisie es una niña muy lista, sin perder
ninguno de sus rasgos infantiles. Pero la película no es un melodrama y Maisie
no tiene rabietas, en ningún momento encuentra motivos para llorar. Es una niña
buena, pensativa y todo lo inocente que se es a los 6 años, que consigue
blindarse y hacer que le vaya bien en el extraño mundo que los adultos no le
dejan elegir.
En
lo que Maisie ve, el espectador encuentra material suficiente para deducir lo
que está pasando y, como decía en una entrevista Victoria Ford Smith,
especialista en literatura victoriana infantil en la Universidad de
Connecticut, “si todos los niños fueran como Maisie todo el mundo querría tener
uno”.
Crítica
acerba de la paternidad (y la maternidad) irresponsable, relato también sobre
las ambigüedades de la identidad y las complejidades de la vida familiar, en ¿Qué hacemos con Maisie?, y a diferencia
de la “pérdida de la infancia” que Henry James anunciaba en el prólogo de su
libro, la niña de la película la conserva hasta el fin; entre otras cosas
porque todo sucede en un espacio de tiempo corto, que no da lugar a que crezca.
Scott McGehee y David Siegel
siempre han trabajado juntos, desde sus inicios dirigiendo cortometrajes. Hasta
la fecha han corealizado 5 largometrajes entre los que destacan. En lo más
profundo, protagonizado por Tilda Swinton, Uncertainty, con Joseph
Gordon-Levitt al frente del reparto y La huella del silencio, con
Richard Gere y Juliette Binoche.
Henry
James falló en su intento de convertirse en un autor de teatro popular y al
parecer nunca pensó en colaborar con el nuevo medio que era el cine. Pero, a
partir de cumplirse 30 años de su muerte, su obra de ficción ha llegado a las
pantallas. Inmediatamente después de la segunda guerra mundial Los papeles
de Aspern, rodada en Hollywood se convirtió en El momento perdido (la única película dirigida por el actor Martin
Gabel); después vino La heredera,
firmada por William Wyler, que era una versión de Washington Square. Desde entonces ha habido no menos de una docena
de adaptaciones: The Golden Bowl, Retrato de una dama y Las alas de
la paloma, entre otras. Hasta Truffaut sintió la tentación de adaptar al
maestro: La chambre vert es una
actualización de El Altar de los Muertos; y Michael Winner dirigió
a Marlon Brando en Los últimos juegos
prohibidos, basada en la novela Otra
vuelta de tuerca.
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