La
historia me ha parecido genial”, escribe el bloguero Korben. “De alguna manera
se parece a lo que podría ser un golpe de ingeniería social… En cualquier caso,
está muy bien pensado” y puede que sirva para dar ideas.
Un
chino, cuyo nombre no se ha divulgado, tuvo un día la excelente idea de comprar
un billete de avión, de primera clase, en China Eastern Airlines. El destino no
importa, e incluso tampoco el precio del billete, porque lo interesante es que
los billetes de primera en China dan acceso a los salones privados del
aeropuerto, donde los VIPS pueden comer y beber todo lo que les apetezca”.
Billete
en mano, “el tipo acudía diariamente al aeropuerto de Xi’an (Shaanxi), pasaba
los controles y la aduana, y se daba un atracón con los manjares reservados
para la élite, sin subir nunca a un avión. Al terminar de comer, se dirigía a
la ventanilla del vestíbulo para cambiar el billete para el día siguiente sin
desembolsar un céntimo de yuan (primera clase obliga) para poder volver al día
siguiente” y repetir la operación.
Ha
sido así como ha conseguido comer gratis durante casi un año, “con lo que ha
amortizado de sobra el coste de su billete de primera clase”. Evidentemente, en
un momento dado la compañía aérea ha caído en la cuenta de que una persona
había modificado su reserva nada menos que 300 veces. Al parecer era demasiado
tarde “porque los billetes en China tienen validez para un año. Así que el
personaje ya lo había cancelado, había pedido que le devolvieran el importe” y
se ha marchado a comer a otra parte.
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