Tenía solo 19 años y toda la vida por delante cuando,
el 1 de febrero de 1980, miembros del partido de extrema derecha Fuerza Nueva
asesinaron a Yolanda González Martín, estudiante y militante
socialista-revolucionaria. Ahora, cuando se cumplen treinta y cuatro años del
crimen cometido en plena transición democrática, el 3 de febrero de 2014 se va
a celebrar un homenaje a la luchadora antifascista, en el Ateneo de Madrid, con
la proyección del documental “Yolanda en el país de los estudiantes”, dirigido
por Isabel Rodríguez y Lander Castro. Como escribe un militante
libertario, comentando el aniversario “ésta es una oportunidad más para no
olvidar nuestro pasado histórico más reciente y una oportunidad para recordar
que con legislaciones similares a la que quieren ‘regresarnos’ afloran
comportamientos y situaciones” como la que acabó con la vida de Yolanda
González. Nada extraño, por otra parte, cuando además estamos asistiendo en
distintos países de Europa a un crecimiento preocupante de la derecha más
extrema, recalcitrante, fundamentalista y asesina (el caso de Grecia o Alemania
contra los inmigrantes).
Yolanda González Martín era la representante del
Centro de Formación Profesional de Vallecas (Madrid) en la Coordinadora de Estudiantes
de Enseñanza Media. Se había trasladado a la capital de España un año antes
para iniciar estudios de electrónica en dicho Instituto. Compaginaba sus tareas
formativas, militancia política y estudiantil con eventuales trabajos como
empleada del hogar para tener autonomía financiera respecto a su familia, que
era de carácter obrera. Era militante del trotskista
Partido Socialista de los
Trabajadores un pequeño grupo político que no era aún legal, que
provenía de una escisión de la Liga Comunista Revolucionaria en el otoño
de 1979 denominada "Fracción Bolchevique". A los 16 años se afilió a
las Juventudes Socialistas de España dentro de
la corriente izquierda socialista en su Bilbao natal, para
evolucionar, posteriormente hacia el trotskismo.
Yolanda González Martín fue secuestrada a última hora
de la tarde del día 1 de febrero de 1980 en su domicilio, Calle Tembleque
(Barrio de Aluche) de Madrid, cuando se hallaba sola en el "piso de
estudiantes" que compartía con su novio y otra compañera del PST, al que
los secuestradores irrumpieron engañando a Yolanda enseñando carnés falsos
policías.
Al regresar a medianoche, su novio encontró todo
ordenado y las luces encendidas, pero no estaba ni Yolanda ni la otra
compañera. Pensó que estarían en alguna reunión tardía. Al despertarse en la
mañana del día 2 de febrero notó, extrañado, que el bolso, cartera y DNI de
Yolanda estaban en la mesa del salón, preocupado por si hubiera sido detenida
hizo varias gestiones telefónicas en instancias policiales y judiciales de
Madrid para averiguar su paradero, sin resultado. En la misma mañana al
regresar la compañera de piso y de partido, con dos amigos, se encontró en el
piso con policías de paisano registrando la vivienda. Fueron llevados a la
Dirección General de Seguridad donde fueron interrogados sobre sus actividades
políticas y su posible relación con ETA.
El novio, por la tarde, al acudir a la sede del partido le informaron sobre el
fatal destino de Yolanda. Al parecer, los secuestradores se presentaron el día
1 por la mañana en la vivienda y al no encontrar a nadie decidieron volver por
la tarde-noche.
Yolanda González Martín fue asesinada por los miembros
de Fuerza Nueva
Emilio Hellín Moro e Ignacio Abad Velázquez, que
contaron con la colaboración de varios sujetos más (José Ricardo Prieto, Félix
Pérez Ajero, Juan Carlos Rodas Crespo y David Martínez). Juan Carlos Rodas
Crespo (que era agente de la Policía Nacional anteriormente Policía Armada,
posteriormente denominado Cuerpo Nacional de Policía, CNP), participó en la
vigilancia del exterior de la vivienda junto a otros cómplices, mientras Emilio
Hellín Moro e Ignacio Abad Velázquez subían para secuestrarla. Al enterarse de
su muerte al día siguiente, por la prensa, Juan Carlos Rodas Crespo
sorprendido, y arrepentido por el resultado final de lo que creía era un simple
interrogatorio, denunció los hechos ante sus superiores policiales de Getafe, lo que
aceleró las investigaciones y la resolución del caso.
Emilio Hellín Moro e Ignacio Abad Velázquez tras
engañar a Yolanda exhibiendo enseñas policiales falsas, reducirla, y registrar
de forma rápida las habitaciones (temerosos de que los otros inquilinos de la
vivienda ingresaran de forma sorpresiva), la secuestraron y fue llevada en el
automóvil de Emilio Hellín Moro por ambos, siendo maltratada e interrogada por
el camino, hasta el lugar de su asesinato, donde una vez bajada del vehículo
fue baleada, con una pistola P-38 Walther, calibre 9 milímetros Parabellum por Emilio Hellín Moro dos veces a unos 70-80 centímetros
en la cabeza (región temporal derecha, con sendos orificios de salida en la
región occipital izquierda), y rematada por Ignacio Abad Velázquez con
otro disparo (cara externa del antebrazo derecho, con orificio de entrada y
salida que posteriormente produjo contusión erosiva en la mama izquierda) con
una pistola Star calibre 9 milímetros Parabellum, estando aún con vida, según
relata la sentencia condenatoria. El cadáver de Yolanda fue encontrado por dos
trabajadores en torno a las 9 de la mañana del día 2 de febrero de 1980 en un
camino cercano al kilómetro 3 de la carretera que une Alcorcón
con San Martín de Valdeiglesias (Madrid).
En el momento del hallazgo del cadáver, Yolanda vestía
debajo de su jersey una camiseta blanca con el escudo de las siete provincias
vascas y una medalla con el lauburu,
lo que llevó a la policía a determinar que el crimen tenía connotaciones
políticas.
Los autores del asesinato lo justificaron diciendo que
Yolanda pertenecía a un comando de ETA,
en Madrid y
como venganza por el asesinato a primera hora de la mañana del día 1 de febrero
de 1980 de 6 Guardias Civiles en Ispáster en un atentado de ETA. Unas acusaciones
absurdas e imposibles ya que el PST al que pertenecía Yolanda González Martín
no formaba parte de la izquierda abertzale y sus postulados no eran
nacionalistas sino internacionalistas y rechazaba explícitamente la violencia
de ETA.
El asesinato fue reivindicado por Emilio Hellín
mediante un télex enviado a la agencia EFE, firmado por el denominado
"Grupo 41" del Batallón Vasco Español con estas palabras:
“El Batallón Vasco Español, grupo operativo-militar,
reivindica el arresto, secuestro y ejecución de Yolanda González Martín,
natural de Deusto, integrante del comando de ETA, rama estudiantil-IASI-, del
que también forman parte otras dos personas con domicilio en Madrid y que
utilizan como tapadera y acción de masas a grupos políticos de ideología
trotskista y maoísta, donde se amparan sus actividades.
Por una España grande, libre y única.
¡Arriba España!”.
La Audiencia Nacional procesó (1980), juzgó,
sentenció y condenó (1982) por dicho acto criminal a: Emilio Hellín Moro,
Ignacio Abad Velázquez, José Ricardo Prieto, Félix Pérez Ajero, Juan Carlos
Rodas, y David Martínez Loza, a diversas penas según su implicación penal, bajo
el Código Penal vigente en su momento, en los hechos enjuiciados:
·
Emilio Hellín Moro (algo más de 43 años de
condena), asesinato, allanamiento de morada, detención ilegal, depósito de
armas de guerra, armas de defensa, municiones, tenencia de explosivos,
falsificación de DNI, uso público de nombre supuesto.
·
Ignacio Abad Velázquez
(algo más de 28 años de condena), asesinato, allanamiento de morada, detención
ilegal, tenencia ilícita de armas.
·
Félix Pérez Ajero (algo
más de 6 años de condena), allanamiento de morada, detención ilegal, tenencia
ilícita de armas.
·
José Ricardo Prieto (algo
más de 6 años de condena), allanamiento de morada, detención ilegal, tenencia
de explosivos.
·
David Martínez Loza (algo
más de 6 años de condena), inducción de allanamiento de morada, detención
ilegal. Era en el momento de la comisión del delito Jefe Nacional de Seguridad
de Fuerza Nueva.
·
Juan Carlos Rodas (3 meses
de condena), allanamiento de morada, detención ilegal. La levedad de la condena
se debe a su colaboración con la justicia.
El Tribunal, sin embargo, no quiso condenarles por
asociación ilícita o banda armada, aduciendo que para ello se necesitaban
requisitos tales como mayor número de integrantes, jerarquía orgánica, y otros.
Las penas impuestas fueron superiores a las que pedía el Ministerio Fiscal y
las acusaciones particulares. Las condenas fueron impuestas por la sala 1 de lo
Penal de la Audiencia Nacional.
En 2013 se divulgó que Emilio Hellín habría estado
trabajando para los Cuerpos y Fuerzas Generales de la Seguridad y del Estado en
técnicas de espionaje y rastreo informático con los diversos gobiernos de la
democracia. Según manifestó después el interesado, no se trata Emilio Hellín,
fallecido en 2008, sino Luis Enrique Hellín, su hermano. Sin embargo, en 1996
habría cambiado su nombre como refleja el acta de nacimiento. El Ministerio del Interior confirma la
contratación de sus servicios para instruir a los policías en diferentes cursos
desde 2006 a 2011. El diario Público (fuente Europa Press) informó de que
cuatro agentes de la sección de Nuevas Tecnologías de la Policía Científica de
la Ertzaintza asistieron a un curso impartido por dicha empresa en Madrid en el
año 2008. Para Asier González, hermano de Yolanda, Emilio Hellín daba cursos a
policías por la pervivencia del franquismo en las instituciones españolas. En
junio de 2013, pasados tres meses después de conocerse la noticia la respuesta
del Ministerio del Interior seguía siendo el silencio.
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