En 1964, Isaac
Asimov, ya entonces famosísimo novelista de ciencia ficción, visitó la
Exposición Universal de Nueva York –dedicada al cientifismo y la sociedad
tecnológica después de la bomba nuclear y algunas otras pesadillas militares,
mayormente estadounidenses. Asimov regresó maravillado de lo que ha visto y el
16 de agosto de ese año publicó un ensayo en las páginas del diario New York
Times intentando imaginar cómo sería, cincuenta años después, o sea en este
2014 recién iniciado, una Exposición Universal; qué novedades presentaría y que
descubrimientos habría conseguido la humanidad en ese medio siglo.
El artículo de
Asimov, que estos días reproduce Framblog.org, una web de blogs con licencia
Cretive Common integrada en el sitio Framasoft
(amplia red de páginas y proyectos en torno al software libre y cuyo
denominador común es poner a disposición de todo el mundo todos sus recursos,
con licencias libres), profetiza que en 2014 habrá diversos objetos robóticos,
conexiones entre ellos y su aplicación, entre otros, al mundo doméstico (la
cocina, los ordenadores personales, los coches autónomos, la fabricación de
órganos artificiales) y vaticina incluso algo que se parece mucho a la actual
videoconferencia a través de Internet. En suma, que el maestro de la
"literatura de anticipación” –que es como les gusta llamarse a los más
brillantes autores de la ciencia ficción- hace cincuenta años tuvo una visión
adelantada, bastante cercana en muchos aspectos, a lo que es realmente el mundo
de la innovación tecnológica en 2014; aunque también es cierto que otros de sus
augurios no se han cumplido, que algunos más resultan ahora enormemente
ingenuos y que para que se cumplan otras de sus predicciones habrá que esperar
quien sabe cuántos años más.
Isaac Asimov nacido en enero de 1920 en
Petrovitchi (Rusia) y muerto el 6 de abril de 1992 en Nueva York (Estados
Unidos), naturalizado estadounidense desde 1928, es un escritor famoso
por sus novelas de ciencia ficción y sus libros de vulgarización científica.
Sus padres emigraron cuando él tenía tres años y, con ayuda de otros niños del
barrio, aprendió a leer antes de entrar en la escuela, en 1925. Pasó la
adolescencia y primera juventud ayudando en la tienda de familiar, donde tuvo
ocasión de leer las revistas de ciencia ficción que allí se vendían. Comenzó a
escribir cuentos a los once años. Gracias a una beca pudo entrar en la
Universidad de Columbia, donde obtuvo una licenciatura en ciencias (1939), otra
en química (1941) y un doctorado en bioquímica en 1948. Estuvo enrolado durante
la segunda guerra mundial, consiguió una trabajo como encargado de curso en la
Universidad de Boston y al mismo tiempo comenzó a escribir ciencia ficción,
publicando el primer cuento fantástico, Marooned Off Vesta (Frente a
las costas de Vesta), en 1939 en la revista Astounding Stories, donde
siguió publicando relatos durante dos años, iniciando así una larga y
fructífera carrera de autor de best-sellers en torno a dos grandes temas: los
robots y la psicohistoria.
Murió de SIDA el 6
de abril de 1992. Le habían contagiado el VIH en una transfusión, efectuada
durante la colocación de un by-pass
coronario en 1983; una información que reveló en 2002 su viuda, Janet Asimov. A
su muerte dejó cientos de libros escritos, incluidas 116 antologías- de
distintos géneros: ciencia ficción, vulgarización científica, novelas
policíacas, novelas para jóvenes e incluso algunos libros sorprendentes como la
Biblia explicada por Asimov o la Guía de Shakespeare de Asimov. El último
escrito fue una autobiografía: “Asimov.
Memorias” (Ediciones B, 1998).
Lo que sigue es la traducción del artículo titulado premonitoriamente “Visita
a la Exposición Universal de Nueva York de 2014”.
La Exposición
Universal de Nueva York 1964 está dedicada a «La paz mediante la comprensión” (Peace
Through Understanding). La idea que da del mundo de mañana descarta la
hipótesis de una guerra nuclear. ¿Por qué? Porque si hubiera una guerra así en
el futuro no valdría la pena hablar de él. Dejemos por tanto que los misiles
dormiten eternamente en sus silos y veamos lo que podría suceder en un mundo
que no esté “atomizado”.
Lo que está por
llegar, al menos a través del telescopio de la Exposición, es maravilloso. El
futuro, hacia el que se dirige el Hombre, se ve con un espíritu lleno de
entusiasmo, y ningún lugar para mostrarlo que el pabellón de la General
Electric. En él, lo espectadores se arremolinan en torno a cuatro escenas, cada
uno de los cuales contiene maniquíes sonrientes, casi vivos, que se mueven y
hablan con tal naturalidad que, durante cerca de un minuto y medio, te convencen
de que lo están realmente.
Estas escenas, que
tienen lugar en 1900, 1920, 1940 y 1960, muestran los progresos de los aparatos
eléctricos y los cambios que suponen para vida cotidiana. He disfrutado
enormemente y tan solo he lamentado que no hayan imaginado algo parecido en el
futuro. ¿Cómo será la vida, por ejemplo, en 2014, dentro de 50 años? ¿A qué se
parecerá la Exposición Universal de 2014? No lo sé, pero puedo intentar
adivinarlo.
Un pensamiento
recurrente es que los hombres continuarán huyendo de la naturaleza para crear
un medio ambiente más confortable. De aquí a 2014 se utilizarán habitualmente
paneles electroluminiscentes. Las paredes y los techos brillarán suavemente, en
una variedad de tonalidades que cambiará con solo apretar un botón. Las ventas
se habrán vuelto arcaicas y, en caso de que sigan existiendo, tendrán cristales
polarizados para bloquear los rayos solares más peligrosos. El grado de opacidad
del vidrio variará automáticamente dependiendo de la intensidad de la luz.
En la Exposición
hay una casa subterránea que parece ser un signo del futuro. Aunque sus
ventanas no están polarizadas, sí pueden en cambio alterar el “paisaje”
modificando la iluminación. Serán habituales las casas en las afueras de las
ciudades equipadas con variadores de temperatura, aire filtrado y control de la
luz, libres por tanto de las vicisitudes de la meteorología. En la Exposición
Universal de 2014, el “Futurama” de General Motors (NdT: atracción
popularizada por la firma General Motors en la Exposición Universal de 1939)
presentará sin duda visiones de ciudades subterráneas llenas de huertos con luz
artificial. La superficie así ganada, explicará GM, se dedicará a la
agricultura a gran escala, pastos y parques, con menos espacio desperdiciado
por la ocupación humana.
Nuevos aparatos
continuarán aliviando a la humanidad en los trabajos fastidiosos. Las cocinas
estarán concebidas de forma que preparen «auto-comidas», calentando el agua y
transformándola en café, tostando el pan y el bacon, cociendo, pochando o
revolviendo los huevos, etc. El desayuno se podrá “encargar” la víspera, a fin
de que esté preparado por la mañana la hora deseada. Comidas y cenas completas,
con alimentos semi-preparados, se conservarán en el congelador hasta el momento
de su preparación. Sospecho, sin embargo, que incluso en 2014 estará bien
disponer de un pequeño rincón en la cocina donde poder preparar a mano comidas
individuales, especialmente cuando haya invitados.
En 2014 los robots
no serán frecuentes ni muy elaborados, pero existirán. El pabellón de IBM hoy
no tiene robots, pero está dedicado a los ordenadores que se muestran en toda
su increíble complejidad, sobre todo en la tarea de efectuar traducciones del
ruso al inglés. Si ya hoy las máquinas son tan inteligentes ¿qué no podrán
hacer dentro de 50 años? Habrá ordenadores mucho más pequeños que los actuales
y servirán de “cerebros” a los robots. Una de las principales atracciones del
pabellón IBM en la Exposición Universal 2014 podría ser una asistenta doméstica
robótica, torpe y gorda, que se moviera lentamente pero sin embargo fuera capaz
de recoger, colocar, limpiar y manipular diversos aparatos. Sin duda los visitantes
se podrían divertir mucho tirando fragmentos de cosas al suelo para ver como
esa asistenta robótica los recoge con torpeza y los clasifica entre “tirar” y
“guardar” (también puede que haya robots jardineros).
En la Exposición
Universal 2014, General Electric pasará películas en 3D de sus elegantes y
estilizados “Robots del Futuro”, y exhibirá aparatos domésticos integrados que
llevarán a cabo todas las tareas rápidamente (habrá una fila de espera de tres
horas para ver la película, algunas cosas no cambiarán nunca).
Naturalmente, los
aparatos de 2014 no necesitarán cables eléctricos. Se alimentarán con baterías
de larga duración de energía nuclear (radioisótopos). El combustible no costará
caro porque será el subproducto de las centrales de fisión que, en 2014,
cubrirán más de la mitad de las necesidades energéticas de la humanidad. Una
vez agotadas esas baterías, solo podrán eliminarlas agentes autorizados por el
fabricante.
En 2014 existirán
ya una o dos centrales experimentales de fusión nuclear (hoy mismo, General
Electric presenta una pequeña pero auténtica fusión nuclear en la Exposición
Universal de 1964). En zonas desérticas y semi-desérticas, tales como Arizona,
Néguev o Kazajstán, funcionarán grandes centrales de energía solar; en las
zonas más frecuentadas, pero también más nubosas, la energía solar será menos
eficaz. En la Exposición Universal de 2014, una presentación mostrará distintos
modelos de centrales energéticas en el espacio, que recogerán los rayos solares
en inmensas parábolas y enviarán la energía recogida a la Tierra.
Dentro de 50 años
el mundo se habrá encogido aún más. En la Exposición Universal de 1964 la
presentación de General Motors describe, entre otras cosas, unas «fábricas de
construcción de carreteras” en los trópicos y, más cerca nuestro, autopistas
sobrecargadas con largos autobuses desplazándose por vías centrales reservadas.
Hay muchas posibilidades de que en 2014 la utilización de las carreteras, al
menos en las regiones más avanzadas del mundo, haya alcanzado su punto álgido;
por eso aumentará cada vez más el interés por los transportes que reduzcan al
máximo el contacto con la superficie terrestre. Existirá la aviación,
naturalmente, pero los transportes terrestres serán cada vez más aéreos
(alrededor de 50 centímetros por encima del suelo). Los visitantes de la
Exposición Universal de 1964 pueden ya desplazarse en un “hidróptero”, que se
eleva sobre cuatro pilones y se desliza en el agua con una fricción mínima. Seguramente,
se trata de algo temporal. En 2014, los cuatro pilones habrán sido reemplazados
por cuatro chorros de aire, con el fin de que los vehículos no tengan ningún
contacto con las superficies, ni líquidas ni tampoco sólidas.
Los chorros de
aire comprimido servirán también para levantar los vehículos terrestres por
encima de las carreteras lo que, entre otras cosas, reducirá el problema de la
pavimentación: una tierra apisonada o un césped harán el mismo servicio. Los
puentes tendrán menos importancia desde el momento en que los automóviles sean
capaces de atravesar el agua con ayuda de sus chorros de aire comprimido,
aunque las ordenanzas locales sin duda desaconsejarán hacerlo.
Se dedicará mucho
esfuerzo a la creación de vehículos provistos de “cerebro robot”, que podrán
configurarse para un destino particular y llegarán a él sin tener que contar
con las interferencias de los lentos reflejos de un conductor humano. Supongo
que una de las principales atracciones de la exposición de 2014 será los paseos
en pequeños coches robotizados que maniobrarán con destreza en medio de la
muchedumbre, a 50 centímetros del suelo, evitando chocar automáticamente.
Para viajes de
corta distancia, en el centro de las ciudades habrá aceras móviles elevadas
(con bancos a ambos lados y plazas de pie en el centro). El tráfico continuará
(a varios niveles en algunas zonas) únicamente porque todos los parkings
estarán fuera de servicio y al menos el 80% de la entrega del transporte por
camión se efectuará en lugares precisos, ubicados en las afueras de las
ciudades. Unos tubos de aire comprimido transportarán bienes y materiales a
distancias locales, y una de las maravillas de la ciudad serán los cambios de
agujas que dirigirán las cargas específicas hacia sus correspondientes
destinos.
Las comunicaciones
se harán por “visioconferencia”, y se podrá ver y escuchar a la vez al
interlocutor. La pantalla, además de permitiros ver a la persona que llamáis,
también os permitirá acceder a documentos, ver fotografías o leer fragmentos de
libros. Una constelación de satélites hará posibles las llamadas directas a
cualquier punto de la tierra, incluso a la estació n meteorológica de la Antártida
(visible en todo su esplendor helado en el stand de General Motors, en 1964).
Por otra parte, se
podrá ir a algunas de las colonias selenitas (de la Luna), para lo cual general
Motors presenta ahora maquetas de una impresionante gama de vehículos,
equipados con anchos neumáticos blandos previstos para los accidentados
terrenos que pueden existir en nuestro satélite natural.
Haces de rayos
laser modulados, muy fáciles de manipular en el espacio, podrán tratar
cantidades ingentes de conversaciones simultáneas entre la Tierra y la Luna.
Por el contrario, en la Tierra, los rayos láser deberán encerrarse en tubos de
plástico para evitar las interferencias atmosféricas, problema en que siguen
trabajando los ingenieros.
Conversar con la
Luna será simple pero incómodo, a causa de los 2,5 segundos de retraso entre
preguntas y respuestas (el tiempo necesario para que la luz vaya y vuelva). El
mismo tipo de comunicación con Marte tardará 3,5 segundos, a pesar de que Marte
se encuentra más cerca de la Tierra. Sin embargo, en 2014, solo se habrán
posado allí algunas sondas teledirigidas aunque se estará preparando una
expedición con personas y, en el Futurama de 2014, se podrá contemplar la maqueta
de una colonia marciana.
En cuanto a la
televisión, unas pantallas de pared sustituirán al equipamiento habitual y se
inventarán unos cubos tridimensionales transparentes, en los que se podrá ver
en tres dimensiones: de hecho, una de las presentaciones más populares de la
Exposición Universal de 2014 será una televisión 3D, de tamaño natural, en la
que se podrán ver espectáculos de ballet. El cubo girará lentamente para
mostrar la visión desde todos los ángulos.
Podemos continuar
indefinidamente esta alegre extrapolación, pero no todo es de color rosa. En la
fila de espera para entrar a la muestra de General Electric en la Exposición
Universal 1964, me encontré frente a un amenazante panel de Equitable Life (NdT:
compañía estadounidense de seguros), desgranando el aumento de población en
Estados Unidos (más de 191.000.000): una persona más cada once segundos. Durante
el tiempo que pasé en ese pabellón, la población del país había ganado casi 300
almas y la población mundial unas 6.000. Es muy probable que en 2014 la
población mundial sea de seis mil quinientos millones, y que Estados Unidos
tenga 350 millones de habitantes. La zona de Boston, en Washington, la más
densamente poblada de su tamaño en toda la Tierra, se habrá convertido en una
megalópolis con cerca de 40 millones de habitantes.
La presión
demográfica va a forzar la urbanización creciente de los desiertos y las
regiones polares. Lo más sorprendente, y en cierta manera reconfortante, es que
2014 marcará el comienzo de la colonización de las mesetas continentales. A los
amantes de los deportes submarinos les gustará vivir en alojamientos
submarinos, lo que sin ninguna duda propiciará una mejor explotación de los
recursos marítimos, nutritivos y minerales. En la exposición de 1964, la
General Motors ha presentado la maqueta de un hotel submarino de un lujo
tentador. La de 2014 presentará ciudades en fondos marinos con líneas de
batiscafos para transportar a hombres y materiales a los abismos.
La agricultura
tradicional encontrará muchas dificultades para adaptarse. Algunas granjas se
especializarán en el cultivo de microorganismos más eficaces. Se dispondrá de
productos básicos, a base de levaduras y algas transformadas, con múltiples sabores.
La Exposición Universal de 2014 incluirá un bar de algas, en el que se servirán
imitaciones de pavo y pseudo-filetes; no será malo (siempre que se pueda pagar el
elevado precio), pero habrá que romper la barrera psicólogica que levantará
esta innovación.
En 2014 la
tecnología seguirá el crecimiento demográfico, con un gran coste en esfuerzos y
un éxito incompleto. Sólo una parte de la población mundial disfrutará
plenamente de ese mundo lleno de aparatos. La otra, mayor aún que ahora, se
verá privada de él y, en espera de poder acceder a lo mejor, materialmente
hablando, tendrá un retraso en comparación con las partes del mundo más
desarrolladas.
Pero la tecnología
no puede continuar siguiendo el crecimiento demográfico si permanece
descontrolada. Piensen en Manhattan en 1964, con una densidad de población de
32.ooo habitantes por kilómetro cuadrado por la noche, y más de 40.000 durante
las horas de trabajo. Si toda la Tierra, incluidos el Sáhara, Groenlandia, el
Himalaya, la Antártida y cada kilómetro cuadrado de los fondos marinos,
estuviera tan poblado como Manhattan a mediodía, seguramente estarán de acuerdo
en que no podría pensarse en ningún medio para subvenir a las necesidades de
una población así (y aún menos para proporcionarle un cierto confort). De
hecho, los medios resultarán insuficientes mucho antes de que alcancemos ese
Manhattan gigante.
La población de la
Tierra se acerca ahora a los tres mil millones y se duplica cada 40 años. Si se
confirma este crecimiento, el mundo será un Manhattan gigante dentro de solo
500 años. Toda la Tierra será una única ciudad como Manhattan para el año 2450,
y la sociedad se derrumbará antes de que eso suceda. No hay más de dos maneras
de evitarlo: (1) elevar el índice de mortalidad (2) disminuir el índice
natalidad. Indudablemente, el mundo de 2014 habrá llegado a un acuerdo sobre el
segundo método. Porque, en efecto, la creciente utilización de aparatos mecánicos
para reemplazar los corazones y riñones que fallen, la curación de la
arterioesclerosis y de la ruptura de aneurisma habrán rebajado el índice de
mortalidad y aumentado la esperanza de vida, en algunas partes del mundo
hasta la edad de 85 años. En consecuencia, habrá una propaganda mundial a favor
del control de natalidad por métodos racionales y humanos y, en 2014, tendrá
sin duda efectos notables. Supongo que la inflación demográfica habrá
disminuido sensiblemente, aunque no lo suficiente.
Una de las
atracciones más importantes de la Exposición Universal de 2014 será, por tanto,
una serie de conferencias, películas y material documental en el Centro de
Control de la Población Mundial (únicamente para adultos y proyecciones
especiales para adolescentes). La situación empeorará a consecuencia de los
progresos de la automatización. Solo se conservarán algunos trabajos
rutinarios, en los que las máquinas no pueden reemplazar al ser humano. Las
escuelas deberán reorientarse en esa dirección. Una parte de la exposición de
la General Electric de hoy es una escuela del futuro, en la que realidades
actuales como la televisión en circuito cerrado y las bandas pre-grabadas
facilitan el proceso de aprendizaje. Si embargo, no solo van a evolucionar las
técnicas en la enseñanza, también los contenidos. Todos los alumnos de la
enseñanza secundaria aprenderán los fundamentaos de la programación, se
convertirán en ases de la aritmética binaria y estarán perfectamente formados
en la utilización de los lenguajes informáticos.
Pero, incluso así,
la humanidad se aburrirá severamente, una enfermedad que se propagará más cada
año ganando en intensidad, lo que tendrá serias consecuencias en los niveles,
mental, emocional y social. Con mucho, la psiquiatría será la especialidad
médica más importante en 2014. Los pocos afortunados que tengan un trabajo
creativo serán la auténtica élite de la humanidad, porque serán los únicos que
harán algo más que servir a una máquina.
La hipótesis más
sombría que puedo hacer para 2014 es que en una sociedad de ocio forzado, la
palabra trabajo será la más valorada
del vocabulario.
Puede verse el texto
original, en francés, en:
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