Excelente
película sobre la historia de Ernst Stoller -antiguo capellán militar y ahora
solitario pastor de la iglesia de la Primera Reforma, en una localidad cercana a Nueva York, a
punto de festejar sus 250 años con una gran ceremonia- que escribe sus negros
pensamientos en un cuaderno; entre otros fantasmas, le persigue el recuerdo de
su hijo, soldado muerto en la guerra de Irak después de que él le animara a enrolarse.
En tiempos, la
iglesia coincidía con una parada del metro pero ahora ha quedado como una atracción turística, con su tienda
de souvenirs, porque los fieles
acuden a la cercana parroquia de La Vida Abundante. Cuando una feligresa embarazada
pide al reverendo que hable con su marido, ambientalista radical apocalíptico,
lleno de ideas negras y refractario a la idea de traer un niño a un mundo sin
futuro, el cura se tiene que enfrentar a su atormentando pasado y a la
desesperación que le causa pensar en el futuro: “Sé que nada puede cambiar, que
no hay ninguna esperanza”.
El reverendo
Stoller, típico antihéroe en la larga lista de perdedores que llenan la
cinematografía del estadounidense Paul Schrader, 71 años, una infancia difícil
en una familia calvinista, antiguo estudiante de teología, legendario guionista
de “Taxi Driver” entre otras, y
realizador de “Hardcor” (Un hombre muy piadoso busca a su hija desaparecida en
un ambiente de pornografía), “Mishima” (sobre el escritor japonés que se
suicidó haciéndose el hara-kiri), “Afliction” (un policía alcohólico obsesionado
por un accidente de caza), “Light Sleeper” (sobre un traficante al menudeo de
droga), “Cat People” (un veterinario solitario enamorado de una mujer pantera)…,
creador de personajes masculinos aislados, torturados, atormentados. En “El reverendo” (First Reformed) hay mucho
de homenaje a Bresson (“Diario de un cura rural”) y bastante a Dreyer (“La pasión de Juana de Arco”) y Bergman (“El
séptimo sello”), comulgantes incluidos, en esta reflexión sobre la fe, y la
crisis de la fe, posiblemente la mejor obra de Schrader, que va mucho más allá
de lo puramente religioso y aborda temas absolutamente actuales, entre ellos
las formas de radicalismo que se dan en todas las esferas sociales.
El actor
estadounidense Ethan Hawke (“El club de
los poetas muertos”, “Antes del anochecer”), de 48 años, casi irreconocible en el papel del
pastor adicto al wisky que dialoga con Dios a través de su cuaderno, ha
encontrado aquí uno de los mejores papeles de su carrera. Amanda Seyfried (
“Chloé”, “Cartas a Julieta”) luminosa en la “María” encinta -un nombre que
seguramente no se ha elegido al azar-, la mujer que encuentra apoyo en el reverendo.
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