El Aquarius en Marsella |
Después de que
a finales de septiembre de 2018 Panamá anunciara que retiraba su pabellón al
barco humanitario Aquarius, fletado
por las organizaciones no gubernamentales SOS Méditerranné y Médicos sin
Fronteras, por “no respetar” los
procedimientos jurídicos internacionales relativos al salvamento marítimo”, el
barco se encuentra desde el 4 de octubre amarrado en el puerto de Marsella. En
agosto pasado, fue Gibraltar quien retiró la matrícula que había concedido a la
nave.
Sophie Beau, directora de SOS Méditerranné ha manifestado
que espera que Panamá de marcha atrás en su decisión o, en su defecto, que
algún país europeo conceda su pabellón a la nave, para que pueda reanudar una
misión, que hasta ahora se ha demostrado indispensable, de salvamento de náufragos
en el mediterráneo central: “Pedimos a los gobiernos europeos que nos permitan continuar
nuestro trabajo de salvar vidas dándonos un pabellón”, escribe la ONG en
Twitter. “Estamos dispuestos a volver a las aguas internacionales del Mediterráneo
central en cuanto sea posible
El Aquarius es el
último barco humanitario que navega por el Mediterráneo socorriendo a los
migrantes que intentan atravesarlo clandestinamente en dirección a Europa.
Desde hace cuatro años, según SOS Méditerranné, más de 15.000 personas han
muerto ahogadas en el Mare Nostrum intentando la travesía en embarcaciones de
fortuna. La organización asegura que en dos años y medio el Aquarius ha socorrido a 29.523 personas,
de las que un 23% son menores.
Mientras el barco espera en Marsella que se
decida su futuro, en varias localidades de Francia, Madrid, Bruselas, Berlín,
Ginebra y Palermo, miles de personas se han manifestado el de octubre denunciando
la situación del barco y la inacción de los gobiernos europeos, y pidiendo a
sus respectivos mandatarios que acudan en su auxilio concediéndole un pabellón
para que vuelva a navegar y pueda seguir cumpliendo con su misión humanitaria.
En Marsella, unos días antes fue asaltada la sede de SOS Méditerranné por un
grupo de militantes “identitarios” (extrema derecha) que enarbolaban una
pancarta en la que acusaban a la organización de “cómplice del tráfico de seres humanos”.
La portavoz de la asociación, Sophie Rahal, ha
dicho en París que “el objetivo es apelar a los ciudadanos europeos y mostrar
que SOS Méditerranné está legitimada por la sociedad civil”, en vista del
impasse en que se encuentra el Aquarius
y “la voluntad de los estados europeos de criminalizar el trabajo humanitario
que realizamos”. Aunque el número de migrantes ha disminuido “la mortalidad ha
aumentado”: “En 2017 se ahogaba una persona de cada 42, ahora es una de cada
18”.
“No hay nada
más silencioso que una persona que se ahoga”
Acudiendo al llamamiento de la organización, tres diputados
suizos –la socialista Ada Marra, el demócrata-cristiano Guillaume Barazzone y
el liberal-radical Kurt Fluri- y una serie de personalidades del país, han pedido
al gobierno helvético que conceda un pabellón humanitario al Aquarius, según información publicada en
el diario francés Le Monde. En una
carta abierta, publicada este 7 de octubre en la prensa suiza -que firman entre
otros la ex presienta federal Micheline Calmy-Rey, la ex fiscal del Tribunal
Penal Internacional Carla del Ponte, el premio Nobel de Química 2017 Jacques Dubochet y el cineasta Markus Imhof
(autor del documental “Eldorado” que va a competir por el Oscar 2019)- los
firmantes aseguran que hacerlo “honraría la tradición humanitaria de Suiza”:
“Más allá de cualquier polémica, de cualquier
análisis partidario, ese gesto permitiría recordar que la vida de las personas
es lo que cuenta por encima de todo. Dejar morir a la gente en aguas internacionales
no es una solución”.
A pesar de no tener salida al mar, Suiza dispone de marina mercante. Según los
firmantes de la carta, el gobierno podría decidir utilizar el artículo 35 de su
Ley Federal Marítima que le permite conceder excepcionalmente un pabellón por
razones humanitarias; aunque habría que salvar el escollo de que “la sociedad
que posea el barco debe tener una dirección en Suiza”, y el Aquarius es propiedad de la sociedad
alemana Jasmud Shipping.
“Crear una sociedad en Suiza se hace en un día, no es un
problema- asegura la parlamentaria socialista Ada Marra- Si hay voluntad
política se encontrará la solución jurídica”.
Además de esa carta abierta, en el sitio Charge.org hay una
petición en francés y alemán que lleva recogidas 25.000 firmas y será entrega
el 9 de octubre en el Consejo Federal, en Berna, que se pronunciará antes de
que finalice el mes de noviembre.
Como no podía ser menos, en el país helvético también existe una
corriente xenófoba que recoge el partido más votado, la Unión Democrática de
Centro (UDC), y expresa sin tapujos su diputado Yves Nidegger: “No hay nada de
humanitario en organizar un transporte ilegal de migrantes”. En el verano de
2017, con el slogan “Defend Europe” (Defender Europa), el ginebrino Jean-David
Cattin coordinó una operación anti-migrantes en pleno Mediterráneo.
« Pero lo cierto es que Suiza ha izado varias veces su
bandera en navíos humanitarios –dice la información de Le Monde- Durante la Segunda Guerra mundial, las embarcaciones de
la Cruz Roja trasladaron toneladas de mercancías para ayudar a las poblaciones
de los países que participaban en el conflicto”.
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