miércoles, 2 de abril de 2014

Una noche, el sueño americano de los balseros cubanos





En la Cuba actual, ante el ambiente miserable que le rodea y la falta de futuro, un adolescente llamado Raúl sueña con un futuro en las playas de Miami, donde se supone que se encuentra su padre, y una vida mejor mientras trapichea con lo que encuentra e intenta cuidar a una madre enferma que se prostituye. Acusado de agredir a un turista, decide marcharse inmediatamente y convence a su amigo Elio para que juntos crucen -en unas tablas y dos neumáticos- las 90 millas que separan la isla de la costa estadounidense. Elio se debate entre el deseo de seguir a su amigo y la protección que se siente obligado a dar a su hermana gemela, Lila. Finalmente, y después de un día agobiante, los tres chicos se convertirán en improvisados balseros nocturnos lanzándose a una aventura en la que realmente no creen y para la que no están preparados.

Una noche, película dirigida por la estadounidense Lucy Mulloy – ex alumna del realizador Spike Lee- que se estrena en las salas españolas el 4 de abril de 2014, es una oda a la juventud cubana que recibió el Premio al mejor director novel en el Festival de Tribeca 2012; desde entonces ha recorrido varios certámenes internacionales consiguiendo premios muy variados, desde la dirección hasta el guión y la interpretación. Se trata de un filme con dos partes de desigual calidad: el día, en La Habana, es un acierto; las secuencias de la noche, en la balsa de fortuna en mitad del océano, tienen momentos que rozan el ridículo.

Mezcla de documental y ficción, historia iniciática con hermosísimos planos rodados cámara en mano por la calles de una Habana efervescente, es también una crítica sin concesiones del régimen político de los hermanos Castro así como del embargo estadounidense; una película dura y “autopsia de la sociedad cubana actual sobre un fondo de miseria, tráficos diversos y sexo. Una mirada diferente a la habitual sobre La Habana, lejos de los habituales tópicos, el revés de la tarjeta postal. Un filme sombrío, voluntarista y un tanto sobreactuado”, aunque esto último es algo que se puede curar con el tiempo: los tres adolescentes protagonistas debutaban con esta película, lo mismo que su directora.

El cuarto protagonista es La Habana, la bellísima ciudad que parece anclada en el tiempo, que sigue siendo una paradoja: paraíso para los turistas y frustración para parte de una juventud desinhibida, cuyos hermosos cuerpos persiguen los visitantes. Una juventud que ante la proximidad de los ricos Estados Unidos, donde cada vez vive un porcentaje mayor de cubanos, se pregunta por qué le ha tocado nacer allí.

“Perdidos en un océano de injusticia, el Atlántico donde se adivina el territorio de Florida, los muchachos de Una noche son víctimas de dos sistemas, capitalista y comunista, que les machacan con las  contradicciones de un destino que no han elegido pero que intentan asir con la mano… Bajo un sol de justicia, Una Noche es una oda a la juventud y a la libertad” que produce más de un escalofrío. La historia de Una noche se desarrolla en una especie de círculos concéntricos que giran sobre sí mismos, en los que la realizadora personifica “la imposibilidad de salir de su condición”.

Según una información publicada, en noviembre de 2013, en el diario francés Le Monde, “dos de los jóvenes actores, han pedido asilo político en Estados Unidos, aprovechando la promoción de la película en Nueva York”, con lo que la ficción que han protagonizado se tiñe con un color aún más amargo.




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