En
la Cuba actual, ante el ambiente miserable que le rodea y la falta de futuro,
un adolescente llamado Raúl sueña con un futuro en las playas de Miami, donde
se supone que se encuentra su padre, y una vida mejor mientras trapichea con lo
que encuentra e intenta cuidar a una madre enferma que se prostituye. Acusado
de agredir a un turista, decide marcharse inmediatamente y convence a su amigo
Elio para que juntos crucen -en unas tablas y dos neumáticos- las 90 millas que
separan la isla de la costa estadounidense. Elio se debate entre el deseo de
seguir a su amigo y la protección que se siente obligado a dar a su hermana
gemela, Lila. Finalmente, y después de un día agobiante, los tres chicos se
convertirán en improvisados balseros nocturnos lanzándose a una aventura en la
que realmente no creen y para la que no están preparados.
Una
noche, película dirigida por la estadounidense Lucy Mulloy – ex alumna del
realizador Spike Lee- que se estrena en las salas españolas el 4 de abril de
2014, es una oda a la juventud cubana que recibió el Premio al mejor director
novel en el Festival de Tribeca 2012; desde entonces ha recorrido varios
certámenes internacionales consiguiendo premios muy variados, desde la dirección
hasta el guión y la interpretación. Se trata de un filme con dos partes de
desigual calidad: el día, en La Habana, es un acierto; las secuencias de la noche,
en la balsa de fortuna en mitad del océano, tienen momentos que rozan el
ridículo.
Mezcla
de documental y ficción, historia iniciática con hermosísimos planos rodados
cámara en mano por la calles de una Habana efervescente, es también una crítica
sin concesiones del régimen político de los hermanos Castro así como del
embargo estadounidense; una película dura y “autopsia de la sociedad cubana
actual sobre un fondo de miseria, tráficos diversos y sexo. Una mirada
diferente a la habitual sobre La Habana, lejos de los habituales tópicos, el
revés de la tarjeta postal. Un filme sombrío, voluntarista y un tanto
sobreactuado”, aunque esto último es algo que se puede curar con el tiempo: los
tres adolescentes protagonistas debutaban con esta película, lo mismo que su
directora.
El
cuarto protagonista es La Habana, la bellísima ciudad que parece anclada en el
tiempo, que sigue siendo una paradoja: paraíso para los turistas y frustración
para parte de una juventud desinhibida, cuyos hermosos cuerpos persiguen los
visitantes. Una juventud que ante la proximidad de los ricos Estados Unidos, donde
cada vez vive un porcentaje mayor de cubanos, se pregunta por qué le ha tocado
nacer allí.
“Perdidos
en un océano de injusticia, el Atlántico donde se adivina el territorio de
Florida, los muchachos de Una noche son víctimas de dos sistemas, capitalista y
comunista, que les machacan con las contradicciones de un destino que no
han elegido pero que intentan asir con la mano… Bajo un sol de justicia, Una
Noche es una oda a la juventud y a la libertad” que produce más de un
escalofrío. La historia de Una noche se desarrolla en una especie de círculos
concéntricos que giran sobre sí mismos, en los que la realizadora personifica
“la imposibilidad de salir de su condición”.
Según
una información publicada, en noviembre de 2013, en el diario francés Le Monde,
“dos de los jóvenes actores, han pedido asilo político en Estados Unidos,
aprovechando la promoción de la película en Nueva York”, con lo que la ficción
que han protagonizado se tiñe con un color aún más amargo.
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