El
acoso y las agresiones sexuales que habitualmente padecen las mujeres en Egipto
están todavía muy extendidos, afirman las organizaciones pertenecientes a la
Federación Internacional de Ligas de los Derechos Humanos (FIDH) en un informe
del 15 de abril de 2014.
Esa
situación supone un obstáculo considerable a la hora de que las mujeres se
planteen participar en la transición del país. Según el comunicado que anuncia
la publicación del informe, “los sucesivos gobiernos no ha n adoptado las
medidas necesarias para terminar con la violencia que sufren las mujeres, y ese
tipo de delitos se siguen cometiendo con la mayor impunidad”. La prensa
internacional califica de “epidemia” el pertinaz comportamiento, agresivo y
agresivo, de los hombres con las mujeres egipcias.
El
informe titulado “Egypt: Keeping Women Out – Sexual violence in the public
sphere detalla más de 250 casos de violencia contra las mujeres, ocurridos
durante las manifestaciones que tuvieron lugar entre noviembre de 2012 y enero
de 2014: “La justicia no se ha ocupado de ninguno de los autores. El clima de
impunidad contribuye a la repetición de los delitos los delitos y a banalizar
la violencia contra las mujeres en el seno de la sociedad”, ha declarado
Karim Lahidji, presidente de la FIDH. Los datos subrayan las dificultades que
se encuentran a la hora de probar las agresiones, toda vez que en Egipto no
existe ninguna ley que condene el acoso sexual.
Los
conocidos ataques en la Plaza Tahrir no son más que la manifestación más
visible de un viejo problema sistémico. En Egipto, las mujeres se ven acosadas
y agredidas en la calle, en los transportes públicos y en su lugar de trabajo.
Después, a las víctimas les acusan de «provocar»; una calumnia utilizada en
todos los niveles de la sociedad, tanto en el ambiente familiar como en las
instituciones del Estado. El modus operandi es conocido desde el comienzo de la
revolución: varios hombres rodean a una mujer, le arrancan la ropa y empiezan a
tocarla para finalmente violarla. En febrero de 2013 ya eran numerosas las
organizaciones que habían denunciado “la selección por la calle de activistas
femeninas para castigar su participación en la vida pública”, recuerda el
informe de la FIDH.
En
la mayoría de los casos las víctimas sienten vergüenza, lo que les predispone a
no denunciar los delitos y, cuando lo hacen, lo más que pueden esperar es que
se “abra una investigación”, que es lo mismo que decir nada; porque tanto la
policía como la fiscalía tienen tendencia a no creer a las víctimas y con
frecuencia minimizan la importancia de lo ocurrido.
Las
medidas adoptadas hasta el momento desde el gobierno, para luchas contra esta
auténtica plaga, son solo fragmentarias: “Incluir en la Constitución una
disposición que protege a las mujeres ha sido un primer paso” -dice Mozn
Hassan, directora ejecutiva de Nazra for Feminist Studes, una organización que
defiende los derechos de las mujeres- pero a las autoridades les queda todavía
un largo camino por recorrer para terminar con este fenómeno que ha adquirido
proporciones epidémicas. Es necesario que, en colaboración con la sociedad
civil, se adopten medidas que permitan a las mujeres no solo vivir sin temor a la
violencia sino poder participar en el futuro de Egipto».
“Egipto
está faltando a sus compromisos internacionales porque no es capaz de
investigar, perseguir y sancionar a los autores de violencia sexual, tanto si
pertenecen a las instituciones del estado como a la sociedad civil”, manifiesta
Nevine Ebeid, coordinadora del programa por la mujeres y la participación política
de la New Woman Foundation.
Según
Farah Barqawi, una de las fundadores del movimiento Levantamiento de las
Mujeres en el Mundo Arabe, no se puede ignorar la violencia estructural contra
las mujeres que figura en la ley: “Es necesario reformar lo más rápidamente
posible y en profundidad las leyes que definen el estatuto de las mujeres. Pero
es algo que no puede hacerse si no existe una auténtica voluntad política”.
Un
estudio de la ONU, que lleva fecha de abril de 2013, aseguraba que el 99,3% de
las mujeres egipcias han sido agredidas sexualmente en algún momento de su vida
y el 91% admitía no sentirse segura en la calle. Otro estudio de 2008,
efectuado con hombres, revelaba que el 86% reconocía haber agredido sexualmente
a una, o varias mujeres.
El
informe completo se puede leer, en inglés y en árabe, en la página oficial de
la FIDH:
http://www.fidh.org/fr/maghreb-moyen-orient/egypte/15152-egypte-l-epidemie-de-violence-sexuelle-continue
http://www.fidh.org/fr/maghreb-moyen-orient/egypte/15152-egypte-l-epidemie-de-violence-sexuelle-continue
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