Confirmada la condena de 35 años de cárcel por
traición
El general Jeffrey
Buchanan, comandante general de los tribunales marciales estadounidenses, ha
rechazado la petición de clemencia de los abogados del soldado Manning (antes
Bradley, ahora Chelsea), condenado por espionaje y fraude tras
protagonizar la mayor fuga de documentos secretos de la historia del país,
700.000 escritos diplomáticos y militares confidenciales, y ha confirmado la
condena de 35 años de prisión, dictada en agosto de 2013 por el tribunal
militar presidido por la juez Denise Lind.
A finales de
julio, el joven fue declarado culpable de 20 de los 22 cargos de los que le
acusaba la fiscalía; se libró de una condena a cadena perpetua sin libertad condicional
al ser exculpado del cargo de “ayuda al enemigo” con sus filtraciones. También
evitó la condena máxima de 90 años, fijada como tope por la juez, por los
delitos de violaciones de la ley de espionaje, robo de información
gubernamental y abuso de su posición en el ejército.
Manning, que lleva
más de tres años bajo custodia militar, tras su detención a finales de mayo de
2010, verá reducida su pena por ese tiempo, además de los 112 días adicionales
en compensación por el régimen de aislamiento y abuso que pasó en Quantico.
La decisión del
general Buchanan, según el comunicado de la oficina de prensa del ejército, se
ha producido una vez consideradas las razones esgrimidas en marzo de 2014 por
el equipo defensor del soldado Manning. Una vez confirmada la sentencia,
se inicia automáticamente el recurso ante el tribunal de Apelaciones Criminales
del Ejército, en el que la defensa de Manning piensa alegar, entre otras cosas,
que se trata de la condena más larga impuesta por dichos delitos en Estados Unidos.
Manning, muchos de cuyos problemas arrastrados
desde la adolescencia tienen que ver con su identidad sexual, en una de las
vistas orales de su proceso pidió que en adelante se le llamara Chelsea, porque
se siente mujer. En la actualidad, Chelsea Manning se encuentra
encarcelada en el penal de Fort Leavenworth, Kansas.
Según publicó
entonces Dounia Hadni, periodista de L’Express, tras su salida del armario y el
anuncio de su cambio de sexo, los medios de comunicación trasladaron el “caso
Manning” de las secciones de política internacional a la de sociedad,
convirtiéndolo en motivo de apasionados debates que han rozado el amarillismo
al enterarse de había pedido que le administraran un tratamiento hormonal en la
cárcel militar. Según la publicación digital Atlántico
(http://www.atlantico.fr/rdv/revue-blogs/etrange-affaire-bradley-chelsea-manning),
la noticia fue como un jarro de agua fría para la mayoría de los apoyos con que
contaba Bradley Manning, incluidas asociaciones defensoras de los derechos
humanos.
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