En
la última reunión de monarquías de Golfo, celebrada el 5 de marzo de 2014 en
Ryad, y según varias agencias y diarios internacionales, los representantes de
Arabia Saudí –secundados por los de Emiratos Arabes Unidos y Bahrein, pidieron
al gobierno de Qatar “que se haga el hara-kiri”, según expresión utilizada por
la publicación digital maghrebemergente.info: nada menos que el cierre del
canal de información continua Al-Jazeera, así como de algunos centros de
estudios e investigaciones establecidos en Doha, entre los que se encuentran el
Brookings Doha Center y el Centro árabe de investigaciones y estudios
políticos, que dirige el palestino Azmi Béchara, mano derecha del emir. Lo que,
en palabras de analistas internacionales, equivale a “pedir a Qatar que deje de
existir”.
La
exigencia se basa en el convencimiento de que desde Qatar se está apoyando a
los Hermanos Musulmanes, que las monarquías del Golfo consideran sus máximos
enemigos, tomando como excusa un sermón de la eminencia gris de esa rama islamista,
el predicador egipcio, que hoy tiene nacionalidad qatarí, el jeque Youssef
Qaradawi, que retransmitió el canal Al-Jazeera. Con estos argumentos, las tres
monarquías acusan a Qatar de injerencia en los asuntos internos de sus vecinos;
Qatar responde a sus exigencias con idénticas palabras: “inaceptable injerencia
en asuntos internos…nadie puede dictar la política exterior de Qatar”.
Mientras
Qatar –que utiliza el canal Al-Jazeera como instrumento de poder, tanto
mediático como diplomático- apoyó abiertamente el gobierno egipcio de Mohamed
Morsi, elevado al cargo por los Hermanos Musulmanes ganadores de la primera
elección democrática del país tras la primavera árabe, las monarquías
salafistas del Golfo consideran a ese movimiento como “un enemigo existencial”,
una corriente que ofrece alternativas a sus regímenes y lleva a cabo una
política desestabilizadora en la región; por su parte, tanto Arabia Saudí como
las otras monarquías apoyan a los militares egipcios y acusan a Qatar de acoger
a figuras de la oposición egipcia, e incluso de haber concedido la ciudadanía a
algunas de ellas.
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