"Mother
" es un simulacro de cine que funde misterio e ilegibilidad, desmesura y ampulosidad,
provocación y gran guiñol» (Critikat.com)
“¿Es la primera fábula de la era
Trump ? ¿Un relato gótico sobre el tema del líder narcisista, que nos lleva
derecho al apocalipsis nuclear?”, se pregunta un crítico canadiense después de
ver “Mother”, la última película del cineasta siempre alucinado Darren
Aronofdky (“Noé”, "Requiem for a Dream", "Black Swan”, Oscar a
la Mejor Actriz para Natalie Portman) -“un cineasta que se cree un profeta” (Le
Temps)- quien da su propia explicación de esta historia gore de la venida del
mesías: “Se trata del destino humano, de los fines últimos, de ti y de mi”.
Y, hasta aquí ya van dos
definiciones de una película que yo no he apreciado ni un minuto. La tercera me
llega de un colega, entusiasta a muerte de este relato de angustia, miedo,
gente con malos modales y algún muerto inocente: “A mí -me dice- me gustan las
películas retorcidas”.
Voilà! que tenemos un nuevo género
cinematográfico, las “películas retorcidas” y, en este caso particular “mala de
acostarse” (que cantaba Martirio), con pésimos actores como protagonistas: ni
Javier Bardem (“Jamón, jamón”, “El amor en los tiempos de cólera”, “Loving
Pablo”, Oscar al Mejor Actor secundario por “No es país para viejos”, 2008), ni
Jennifer Lawrence (“Los juegos del hambre”, “X-Men”, “Happiness Therapy”, Oscar
a la Mejor Actriz 2013) debieron nunca aceptar convertirse en “Ella” y “El”,
dos personajes calcados de Polanski, el escritor esquizofrénico que parece
salido de “Repulsión” y al que visitan auténticas hordas de fans que destrozan
todo a su paso, y la mujer que espera espantada la llegada de su bebé, como en
“Rosemary’s Baby”: todo, dos horas, entre fiesta zombies y pesadilla psicodélica,
entre religión caníbal y destino que se encarga ir reciclando la vida. Toda la
vida, la historia completa de la humanidad y todas las amenazas y los males que
se ciernen sobre nosotros.
Arrogante drama psicológico
pesimista y frustrado, “Mother” llega con todo el boato de las producciones
excesivas, cargadas de sentencias, y con el morbo de la pareja de
protagonistas, que carece por completo de química. En suma, una película hueca
que se ganó a pulso la exclamación –“Vaffanculo!” (1)- de un crítico italiano
cuando se presentó en el Palazzo del Cinema, en el último Festival de Venecia
(septiembre 2017).
(1) Creo que no necesita traducción
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