“El recrudecimiento de los combates en Sudán
del Sur está acompañado de violencia contra la población civil y obstaculiza el
despliegue de la ayuda humanitaria que necesita desesperadamente”, según la
organización médica humanitaria Médicos sin Fronteras (MSF). “El aumento de la
violencia en los estados de Unity, Upper Nile y Jonglei ha tenido como
consecuencia la destrucción de servicios y estructuras de salud, así como la
evacuación del personal médico de las zonas afectadas”.
En
el Estado de Upper Nile, donde MSF proporciona asistencia médica vital a las
personas heridas en los combates de Melut, la actual inseguridad impide que
aterricen los aviones que transportan refuerzos médicos. Además, en los últimos
días, cientos de personas se han refugiado en el edificio de Naciones Unidas.
En
Malakal, los enfrentamientos impiden que los equipos de MSF puedan tratar a las
cerca de 30.000 personas que actualmente viven en el espacio «protección de
civiles” de Naciones Unidas, al que siguen afluyendo caravanas en busca de
refugio.
En
el estado de Jonglei, la ciudad de Phom El-Zeraf (New Fangak) lleva varios
meses en la línea del frente. En el transcurso de una visita a la zona,
efectuada el 19 de mayo de 2015, un equipo de MAF descubrió que la ciudad está
destruida, han quemado árboles y casas y han demolido las escuelas. El
hospital, que era una de las principales estructuras de salud del norte
del estado, está totalmente arrasado.
En
el Estado de Unity, MSF evacuó el hospital de la ciudad de Leer el 9 de mayo
mientras se acercaba la línea del frente, dejando a 200.000 personas de la zona
sin equipos de salud. MSD ha podido después ponerse en contacto con uno de sus
empleados sudaneses, quien ha contado que el personal huyó, junto con numerosos
habitantes de la ciudad, a las ciénagas próximas, para escapar del fuego
cruzado y las balas perdidas.
En
Bentiu, los combates y la creciente inseguridad de las últimas semanas ha
forzado a MSF a suspender sus actividades médicas ambulatorias, aunque continua
trabajando en el hospital que se encuentra dentro del reducto «protección de
civiles» de la ONU en Bentiu, donde últimamente están albergadas más de 11.000
personas, principalmente mujeres y niños, muchos de los cuales han contado la
violencia que han padecido. Pueblos enteros quemados, familias separadas,
asesinatos y personas obligadas a abandonar a los heridos para escapar,
agresiones sexuales a mujeres y menores…
Ni
siquiera quienes consiguen llegar a los lugares de “protección de civiles”
están al margen de la violencia. En varias ocasiones, la metralla de los obuses
o las balas perdidas ha herido a algunos refugiados. En el mes de marzo de
2015, MSF se hizo cargo de un niño de nueve años, que resultó herido por una
bala perdida mientras dormía. Las tensiones entre comunidades van en aumento.
El hospital de MSF en Bentiu atendió en abril 150 casos de heridas leves
debidas a reyertas entre refugiados.
MSF
es uno de los más importantes protagonistas humanitarios en Sudán del Sur, con
más de 3.500 empleados en el país, así como con proyectos en Etiopía y Uganda
para socorrer a los refugiados que llegan a esos países desde Sudán del Sur. En
el momento actual, MAF gestiona seis proyectos en diez estados de Sudán del
Sur, así como otras actividades en la región administrativa de Abyei. Los
equipos de MSF responden a distintas necesidades en materia de salud, que van
desde la cirugía a la vacunación pasando por tratamientos obstétricos, lucha contra
el paludismo y tratamiento del Kala-Azar y la malnutrición.
MSF
pide a todas las partes en conflicto que respeten las instalaciones médicas y
permitan a las organizaciones humanitarias acceder a las comunidades afectadas,
para que los pacientes puedan recibir tratamiento médico cualquiera que sea su
pertenencia étnica.
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