Ann Hui, realizadora de 66
años nacida en Manchuria, referente del cine de autor asiático y bastante desconocida
por el público occidental, dirige la aclamada y multipremiada película Una vida
sencilla por la que tanto la directora como los protagonistas llevan varios
meses recogiendo premios, entre ellos la Copa Volpi a la Mejor Actriz para
Deanie Ip en el Festival Internacional de Venecia y el Premio del Público en el
Festival Cines del Sur de Granada.
Una vida sencilla – que se
estrena en España el 20 de diciembre de 2013- es una obra admirable,
melancólica y con el tono justo, firmada por una cineasta de culto
perteneciente a la conocida como “nouvelle vague” del cine de Hong Kong, autora
de una treintena de obras; entre otras de una célebre trilogía sobre Vietnam
(compuesta por las películas Boy from Vietnam, The story of Woo Viet y Boat
People, ésta última sobre los inmigrantes clandestinos que abandonaban el país
en barcos de fortuna tras la guerra de Vietnam).
Una vida sencilla es
exactamente lo que promete su título. Relata los últimos años de la vida de Ah
Tao, una mujer que lleva 60 años al servicio de cuatro generaciones de la misma
familia y que ahora vive en Hong Kong, sola con Roger, el último miembro del
clan que permanece en China; el resto reside en Estados Unidos.
Mayor ya y satisfecha de lo
que ha sido una vida de servicio, Ah Tao cuida la casa a la que Roger,
productor de cine en torno a los 40 años, adicto al trabajo, soltero y
siempre de viaje, regresa siempre para encontrarse con sus comidas
preferidas, la ropa limpia y planchada y una persona que se preocupa por él. Entre
ellos cruzan pocas palabras aunque existe en cambio un lenguaje de gestos
cariñosos muy medidos. Inmerso en su rutina, Roger nunca tiene tiempo de
agradecerle lo que hace por él hasta que, un día y de repente, Ah Tao sufre un
infarto.
Cuando sale del hospital, le
pide a Roger que la interne en una residencia. Ese es el momento en que el
hombre descubre todo el amor que siente por quien ha sido, desde que
nació, su segunda madre, y también el momento en que la relación entre ambos se
transforma: ahora será Roger quien se va a ocupar de que Ah Tao se sienta lo
mejor posible.
Crónica de una deuda afectiva, la crítica
internacional ha dicho que ésta es la mejor película – “simple pero no
simplista, profundamente humanista”- en la larga trayectoria de Ann Hui, que ha
encontrado el tono y la ternura exactos, así como algunos toques de humor y
muchas dosis de compasión, para hablar del final de la vida, la vejez y la
muerte, salvando con muchísima dignidad lo que podía haberse convertido en un
melodrama lacrimógeno. Una película redonda en la que comparte el mérito con
los dos personajes, interpretados por Deannie Yip y Andy Lau (ambos actores y
cantantes), entre los que realmente ha funcionado “la química”.
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