Su escritura le
define, Paul Auster busca en su propia vida, hurga en su memoria y en sus
recuerdos para encontrar respuestas a las grandes preguntas que atormentan a la
humanidad desde siempre: qué es la identidad, donde están los orígenes, cual es
el destino…Y, en un sentido más íntimo y personal, a las cuestiones que le
plantea el oficio de escritor, las cualidades y los límites del lenguaje
literario. Existencialismo todo, en fin de cuentas, también en quien es ya, por
derecho, uno de los nombres más respetados de la literatura actual.
A mí me gustó El
Diario de Invierno (a mí me gusta siempre leer a Auster), publicado hace menos
de un año, pero la mayoría de los comentaristas literarios no comparte mi
criterio. La palabra más utilizada para definirlo es “chasco”. Quizá por eso
han recibido con escaso entusiasmo la aparición de este Informe del Interior,
que viene a relatar más o menos algo parecido, otros pedazos de autobiografía
centrados ahora en la infancia y primera juventud, en un intento de recuperar
su trayectoria intelectual, ideológica en el sentido más amplio y emocional,
influida como la de tantos niños de la época (allá por los años 1950) por los
tebeos, los dibujos animados y las películas que impactaban en una mentes en
formación.
Paul Auster es un
escritor inteligente que lleva muchos años sacando partido a su memoria. En
Informe del Interior –“rompecabezas compuesto por cuatro piezas independientes
que sumadas esbozan un retrato”-nos enteramos de su pasión por las palabras
desde muy pronto (inevitablemente me ha hecho pensar en esos niños sabiondos
americanos a quienes sus padres pasean de un concurso a otro para que
demuestren hasta qué punto son hábiles deletreando), su temprano impulso de
escribir –al parecer, el primer poema lo hizo con nueve años y ha perdido
alguna novela negra escrita más o menos por las mismas fechas- y lo que él
considera su aventura intelectual y espiritual (aquí hay que anotar el
“descubrimiento” a los 7 años de que es judío): “Yo soy mi propia rata de
laboratorio”, confesaba a un periodista, en marzo de 2013, cuando presentó en
París el libro anterior, del que Informe del Interior más que una secuela es un
complemento: aquel hablaba del cuerpo y éste del alma (entendiendo por alma
todo el espectro inmaterial de una vida).
“A pesar de las
diferencias cronológicas y geográficas –dice el escritor catalán Xavier
Serrahima en su blog El racó de la paraula- por poca sensibilidad que tengamos,
por poco que ‘el animismo de la primera infancia no haya desaparecido del todo
de nuestro cerebro’, nos sentiremos inmediatamente identificados con el yo niño
de Auster (…) su escritura (…) no es, en el fondo, más que una defensa de su
extremada timidez, una máscara para hablar de los otros…”.
Lo mismo que Diario
de Invierno, una buena parte de Informe del interior está escrita en segunda
persona: el autor se dirige al protagonista (el autor) para explicarle sus
vivencias, lo que siente cuando sus padres se divorcian, cuando cambia de
ciudad, casa y amigos, cuando se traslada a París, donde las cosas no salen
como había pensado y sobrevive compaginando los trabajos de traducción con la
renuncia a una beca que le obligaba a asistir a unos cursos, a su parecer
inservibles, en la Sorbona, y las actuaciones callejeras junto a un amigo
músico; el amor, con millas de distancia por medio, de su primera novia, Lydia
Davis, quien también sería su primera mujer…Unico bemol: algunas de las
cosas que nos cuenta suenan a recicladas, cortadas y copiadas de anteriores
obras, algunos de los personajes, y los momentos, nos suenan a déjà-vu (para
ser más exactas, a ya leídos).
El propio autor
reconoce varias veces que “esto ya lo expliqué en A salto de mata” (Anagrama,
1997), por lo que no es ilógico mostrar alguna perplejidad acerca de hasta qué
punto es lícito volver, con tan poca distancia en el tiempo, sobre los mismos
hechos “en un texto casi gemelo, en el que probablemente no faltan muestras de
reciclado” (Oriana Mascali). En suma, que tampoco esta obra ha encontrado
unanimidad entre los críticos: el del prestigioso The Independent arroja un
jarro de agua fría diciendo que Informe del interior podría ser incluso la
prueba de un irremediable declive.
Colección Panorama de
narrativas
Traducción: Benito
Gómez Ibáñez
ISBN
978-84-339-7878-3
336 páginas, 18,90 €
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