”La familia Bloom” (“Penguin Bloom”), melodrama lacrimógeno que se estrena este viernes, 10 de diciembre de 2021, está dirigido por el australiano Glendyn Uvin (“Last River”) e interpretado por la británica Naomi Watts (“21 gramos”, “Lo imposible”, “Mullholand Drive”), Andrew Lincoin (de la serie apocalíptica “The Walking Dead”), Jacki Weaver (“El lado bueno de las cosas”, “Animal Kingdom”) y un pajarito negro de dimensiones considerables que, a pesar de lo que puede hacer creer el título original, no es un pingüino sino una urraca.
Historia de buenismo
absoluto, de superación de las circunstancias, en este caso una auténtica
desgracia –género muy de moda en los últimos años que está creciendo con la
pandemia- “La familia Bloom” es una adaptación al cine de la historia escrita
con el título “Penguin Bloom: la extraordinaria historia del pájaro que salvó
a nuestra familia” por la pareja Cameron Bloom / Bradley Trevor Greive (publicada
en España por Plaza & Janés en 2018). Con tanto prólogo casi se
adivina la historia, pero no importa porque realmente es previsible: Sam Bloom, joven madre que vive feliz con su marido
y sus tres hijos. Sufre un accidente -se rompe la balaustrada de una terraza cuando
se encuentran de vacaciones en Tailandia y se la lleva por delante- que le afecta
a la médula espinal y queda paralítica, Mientras la familia, ejemplar,
intenta adaptarse a la nueva situación, y sobre todo a soportar los
estallidos –comprensibles- de la mujer desesperada, aparece un pájaro herido,
al que bautizan como Penguin, por el intenso color negro de sus plumas, y al
que cuidan y miman. Poco a poco la enferma va estrechando su relación con el
pájaro hasta que, finalmente, su compañía y el afecto que el ave parece haber
cobrado a los Bloom le ayudan a empezar a controlar, y acabar aceptando su
vida de persona con problemas importantes, que al final parece en camino de
superar remando en piragua.
La combinación familia modélica y guapa que vive a
la orilla del mar en Sidney-historia lacrimógena-minusvalía-pájaro listo que emite
graznidos solidarios, a simple vista parece más bien el argumento de una
telenovela emitida en la hora de la siesta, y casi demasiado bonita para ser
cierta No estoy segura de que rodar películas con actores que hacen de discapacitados,
minusválidos, o como quiera que se elija llamarlos, sea la mejor manera de
concienciar acerca de la difícil situación en que quedan quienes sufren
accidentes que les vuelven la vida del revés. Tampoco creo que al espectador
le resulte fácil identificarse con esta patética historia de redención con
pájaro, ni siquiera sabiendo que quienes la están contado son sus protagonistas; ni siquiera
si la protagonista es una actriz tan consagrada como Naomi Watts, quien acumula nominaciones
al Oscar y que además ha participado en la producción de “La familia Bloom” junto
a Netflix.
Drama clásico sin pizca de originalidad, paisajes
magníficos, imágenes sublimes, un océano espectacular, un marido con más
paciencia que un santo, unos niños preciosos…Todo a su alrededor es un canto
a la vida, pero la vida es injusta con Sam Bloom. Lo que salva “La familia
Bloom” es que su director no ha caído en la tentación de estirar la ficción
hasta llegar al milagro |
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