Un hombre que se duerme en un autobús se despierta sin recordar como se llama, ni donde vive, todo lo anterior es como una hoja en blanco…Trasladado a un hospital, tras pasar una serie de pruebas pasa a formar parte de un programa experimental llamado “Nueva identidad”: le llevan a un apartamento, le dan un dinero para sus gastos, y diariamente le hacen llegar una cassette en la que figuran lo que debe hacer, desde montar en bicicleta o tirarse desde el trampolín de una piscina, hasta acudir a una sesión de streptease o tener una relación sexual en el servicio de una discoteca. Y todo deberá documentarlo con una Polaroid. Pero, no parece ser el único amnésico en Atenas, como si se hubiera desatado una epidemia de pérdida de la memoria, hay otras personas que, como él, están aparcadas en hospitales que más parecen oficinas de objetos perdidos. Y así es como se cruza con Anna (Sofia Georgovassili, realizadora, guionista y actriz, « Mila »), que está siguiendo el mismo tratamiento.
El
griegos Christos Nikou debuta en el largometraje con “Apples”, una especie de fábula
sobre el olvido, la fatalidad, la identidad y la memoria desaparecida, llena de
metáforas –en Grecia, como aquí, hay un deber de verdad- y un punto surrealista.
“Apples” es una adaptación de la novela de José Saramago “A ciegas” (1991), que
narra una epidemia de ceguera contagiosa
El
título de la película se debe a que este ser privado de personalidad (Aris Servetalis,
“El sueño de un perro”, “Alpes”), errático en busca de señas personales, adora las manzanas, una fruta que
el decir popular considera buena para la memoria.
En tiempos
como los que vivimos es bueno y necesario hablar de las enfermedades mentales, aunque
sea en una distopía como “Apples”, donde todo parece suceder en otra dimensión
(temporal, al menos).
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