"A veces es agradable ser otra personas. Ser una misma siempre es agotador” (Odile a Viktor, con una copa de vino vacía en la mano)
Dirigida por .el suizo Micha Lewinksy (“El amigo”) y protagonizada por Philippe Graber (“Mary y Johnny”, “El amigo), , Miriam Stein (“Goethe”), Mike Müller (“Infiltrado”) y Michael Maertens (”Rocca cambia el mundo”), “Mis funciones secretas” es una historia inspirada en un escándalo de espionaje en Suiza ocurrido durante la guerra fría, cuando la policía siguió y espió a casi un millón de ciudadanos, sospechosos de tener convicciones políticas de izquierdas, en lo que se conoce como “el escándalo de los archivos”: cuando, años más tarde, se denunció este asunto, aparecieron más de 700.000 fichas de personas espiadas.
Otoño de 1989: mientras el muro está cayendo en
Berlín, la policía secreta vigila a cientos de miles de personas en Suiza. El
agente Viktor –el típico personaje torpe que se encuentra en una misión que le
viene grande- es infiltrado en una
compañía de teatro de Zurich, sus jefes quieren saber todo de esos actores, que
consideran “anarquistas” y peligrosos. Viktor
se hace pasar por un marino contrario a las centrales nucleares y se presenta
para trabajar como figurante en los ensayos de la obra de Shakespeare “Noche de
Reyes” (“Como gustéis”). Lo que complica todo es que Viktor se enamora de Odile., una de las actrices que debe
espiar –para hacerlo más emocionante es además hija de un alto cargo de la
policía-, y en ese momento se ve obligado a elegir entre los sentimientos y la
misión encomendada. La obra de
Shakespeare habla de engaños y mentiras; en la película todo resulta demasiado
complaciente, los policías son caricaturescos y
los gags más que previsibles.
En
mi opinión, un guión pésimo destroza lo que pudo
ser una película interesante. Ni la mente más calenturienta puede imaginar una
policía secreta como la que aparece en esta película, con esos personajes que
podrían pertenecer a los estereotipos del cine mudo de Chaplin y unas
instalaciones que se resumen en un despacho, que ni en la última comisaría de
barrio, y un laboratorio fotográfico abierto a los cuatro vientos, por el que pasa
todo el mundo. Tampoco tiene desperdicio
esa compañía teatral en la que un figurante se convierte en protagonista solo
porque el director es un chalado que cambia de opinión continuamente. Si no
estuviera tan mal contado, todo esto podría ser el material de un Gran Hermano
de bolsillo, una fábula de ciudadanos que se vigilan entre sí y en la que los
policías sospechan de todos.
He dado un repaso a los comentarios en la prensa suiza y me
encuentro con que una parte de la crítica está encantada y encuentra en la
película una ironía que yo no he apreciado. Otros, en cambio, no soportan el
tono edulcorante con que se juzgan unos hechos que ocurrieron realmente:
durante años la policía suiza se estuvo
infiltrando en los movimientos de izquierdas, como consta en el libro “La
doble vida del policía Willy S.”, de la periodista Tanjia Polli.
Puede que yo tenga la piel
demasiado fina, pero se me ha puesto auténtica carne de gallina asistiendo a la
soflama de la actriz, vestida como para actuar en la familia Trapp, reclamando el
ejército que los suizos no querían tener.
“Mis funciones secretas” se estrena en España el 10 de septiembre
de 2021.
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