“Un pie en cada mundo y una cínica estrategia industrial » escribe Thomas Burger en el digital francés Slate haciéndose eco de la información aparecida en la revista especializada en economía global Quartz, según la cual el fabricante de cigarrillos Philip Morris ha comprado por 840 millones de dólares el 76% de las acciones de la firma británica Vectura, especializada en dispositivo médicos de inhalación, entre ellos contra el asma, lo que ha levantado una oleada de indignación en algunas organizaciones de médicos.
Kjield Hansen,
presidente de European Lung Foundation, organización internacional de pacientes
de enfermedades pulmonares, dice en un comunicado oficial que “Vectura, una sociedad que crea productos
destinados a mejorar la vida de las personas con patologías pulmonares, se
encuentra ahora controlada por Philip Morris International, una empresa que
vende productos que dañan los pulmones y provocan patologías de larga duración.
Resulta más que inquietante la idea de que alguien pueda sacar beneficios de un
producto que daña los pulmones, y al mismo tiempo también de otro que se usa
para el tratamiento enfermedades pulmonares. Para alguien que viva con esa
patología, la noticia es angustiosa”.
En efecto, no deja de
ser sorprendente teniendo en cuenta que la venta de cigarrillos es el gran
negocio de la multinacional que comercializa marcas como Marlboro, L&M,
Philip Morris, Chesterfield, Merit o Benson & Hedges, por citar solo las
más populares.
Según la Organización
Mundial de la Salud (OMS), fumar mata cada año a 8 millones de personas en todo
el mundo; el 40% de ellas fallecen a causa de enfermedades pulmonares.
Para el autor del artículo,
Philip Morris lleva tiempo queriendo bifurcarse en una industria farmacéutica, persiguiendo a los fabricantes de inhaladores, Al mismo tiempo que anunciaba la
compra de una mayoría de Vectura informaba de que se encuentra en negociaciones
para adquirir por 700 millones de euros Fertin Pharma, una empresa farmacéutica
danesa que también fabrica dispositivos medicinales orales, y que antes había invertido
en Oti Topic, también especialista en inhaladores.
Todo ello en el marco de una estrategia
empresarial que ha bautizado como “Beyond Nicotine” (Más allá de la nicotina) y
con la que proyecta ganar algunos millones de dólares anuales con empresas
farmacéuticas que trabajan en mejorar la vida de los pacientes con enfermedades
pulmonares. Como recuerda la revista Quartz, esa ganancia es insignificante
para la multinacional: en 2020, Philip Morris declaró unos beneficios de 76.000
milllones de dólares procedentes de la venta de tabaco.
Tanto los responsables de
la American Lung Association, como los de sus homólogas europeas (asociaciones
sin ánimo de lucro que se dedican a prevenir las enfermedades pulmonares y a
mejorar la vida de quienes las padecen), temen que con sus inversiones en
compañías médicas Philip Morris “utilice las tecnologías desarrolladas por
Vectura y las otras empresas para hacer más adictivos sus productos de tabaco”,
además de “crear conflictos de intereses en el sector médico de productos respiradores,
que pueden generar desconfianza en los pacientes”.
Para el periodista de Slate,
que titula su artículo “El colmo del cinismo”, “estos juegos malabares en dos tableros
radical y moralmente opuestos provocan evidentemente algunas complejidades
morales, perversas y cuestionables”.
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