Tercer largometraje de la realizadora canadiense Louisee Archambault (“Familia”, “Gabrielle”), “Y llovieron pájaros es una historia agridulce basda en la novela homónima de Jocelyne Saucier, llega a los cines españoles con un año de retraso sobre las previsiones de sus exhibidores, debido al cierre de salas motivado por el estado de alarma decretado el pasado 13 de marzo de 2020.
Estrenada
en el Festival de Toronto y proyectada en el último Festival de San Sebastián, “Y
llovieron pájaros” es una fábula sobre tres ancianos que, cuando los “grandes
incendios” que devastaron hace años una enorme zona de Canadá -en los que se contabilizaron muchos
desaparecidos- eligieron retirarse del
mundo y vivir en los bosques. Personajes fuertes que han elegido la libertad, interpretados con
excelencia por Gilberte Sicotte (“Las ilusiones tranquilas”, “Mi hermana, mi
amor”), Kenneth Welsh (“Another woman”, “Aviator”, “Pacto de sangre”) y Rémy
Girard ( inolvidable en sus papeles en “El declive del imperio americano”, “La
invasiones bárbaras” e “Incendies”).
Su
vida de ermitaños, en la que a veces coinciden
–en el lago donde se bañan, pescando, cazando- pero siempre respetan la
intimidad de los otros, disfrutan de todas las oportunidades que les ofrece su
escondite y también de las ventajas del
mundo exterior, gracias al joven gerente de un hotel situado en la entrada del
bosque (Éric Robidoux , “El amor en tiempos de guerra
civl”, “La habitación prohibida”), que es su cómplice y se encarga de aprovisionarles, se ve
alterada cuando les descubre una joven fotógrafa ( Éve Landry, conocida por sus
papeles en series de televisión como
“Los argonautas”) que va tras la pista de testimonios de aquellos incendios y
especialmente de uno de los misteriosos supervivientes, el pintor que acaba de
fallecer .
Y,
sobre todo, cuando poco después aparece
una mujer (Andrée Lachapelle , fallecida a los
87 años en 2019, recién finalizada esta
película, “Todo sobre mi”, “La última
fuga”) que revoluciona su cotidianidad, una octogenaria a la que su
familia internó en un psiquiátrico porque era “muy rara” cuando tenía 16 años y
que, en sus sesenta años de injusto encierro y trato despiadado, ha conocido la violación, los abusos, el sopor
de estar atiborrada de pastillas, el electroshock y se ha salvado “por poco de una lobotomía”.
Lenta,
como una luminosa oda poética al tiempo y al amor -con el subrayado
musical de canciones de Tom Waits,
Richard Desjardins y Gilles Vigneault,
interpretadas a la guitarra y cantadas por Rémy Girard- la película “Y llovieron pájaros” trata, sin establecer
juicios morales, temas como la vejez, la
experiencia artística, el encuentro con la naturaleza, la libertad de elegir cómo vivir hasta el
final, hasta como morir con dignidad al margen de una sociedad para la que no
existen, y el enamoramiento inesperado de dos ancianos: la delicadeza con que
se ha filmado su encuentro amoroso es una de las escenas más hermosas que hemos
visto últimamente en el cine.
En
cuanto a la “segunda trama” de la película, el trabajo y las motivaciones de la
fotógrafa que prepara una exposición sobre los testimonios de los “grandes
incendios” y su relación con el joven hotelero, carente de cualquier atisbo de
química, podría muy bien desaparecer sin que este filme perdiera ni un gramo de
interés y emotividad.
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