Lou Ottens, imagen Wikipedia Common
Tomo prestado el título de un interesante programa semanal
de La 2 de TVE para lamentar la desaparición, el pasado 6 de marzo de 2021, de
Lou Ottens, el holandés que inventó ese ingenio que tanto servicio nos ha hecho
a los periodistas y a los melómanos: la cassette, ese pequeño rectángulo en el
que cabía una entrevista de dos horas o un LP completo, esa banda magnética que
borrábamos o regrabábamos hasta que se hacía pedazos; que, cuando se enganchaba
–porque tenía también sus imperfecciones- y se salía, recolocábamos con ayuda
de un Bic. Repaso estas líneas y no hay
duda de que estoy hablando de otros tiempos.
En la historia de las grabaciones musicales solemos
cometer un olvido: se supone que lo
primero fue el rodillo perforado, después los discos de 78 revoluciones por
minuto, luego el 33 revoluciones en la modalidad de single (con dos canciones,
cara A y cara B), y desdoblado en el mismo formato pero con cuatro cortes, dos
por cada cara, y LP (larga duración, no menos de 10/12 melodías). Después ya
entramos en la era del CD, en sus sucesivas mejoras al compás de la evolución
tecnológica, hasta la Alta Fidelidad (HF) de nuestros días.
El hueco que olvidamos rellenar es de la cassette, instrumento reproductor no solo de música (también de
palabras), que tuvo sus años de gloria en la década de los ’80 y que, en lo
tocante a reproducción musical, fue desplazado poco a poco por el walkan, el mp3, y así sucesivamente.
Aunque todavía andamos sobre la tierra un nada despreciable
puñado de fieles al cassette, que
tomamos la parte por el todo y denominamos así tanto a la banda magnética como
al aparato donde hay que introducirla para escuchar su contenido..
Fieles que hemos sentido un pellizco
en el alma al enterarnos de la
desaparición del ingeniero holandés Lou Ottens, quien en 1964 dirigía el equipo
de Philips que inventó y fabricó la primera cassette
(y que años después también formó parte del equipo que inventó el CD, pero esa
es otra historia). Como han definido en las páginas culturales del diario
francés Libération, “la cassette fue
el soporte contracultural por excelencia, un objeto democrático, sólido,
versátil, interactivo desde 1968 –año en que mejoró con un micrófono, lo que
permitía también grabar y pasó a llamarse magnetófono-cassette (…) que hizo temblar a la industria musical con su
capacidad para duplicar hasta el infinito sus producciones (…).. La
invención revolucionó el acceso a la música. Se estima que en el mundo se han
vendido no menos de cien mil millones de cassettes…”.
La nostalgia se siente particularmente con la muerte de su inventor.
Lou Ottens –el chico holandés que durante la Segunda Guerra mundial, todavía
adolescente, se dedicaba a arreglar los aparatos de radio de sus familiares y
vecinos- se ha marchado con 94 años. Eligió el tamaño de la cassette inspirándose en el bloc de
notas que siempre llevaba en el bolsillo, y en un paquete de cigarrillos. Como
dijo en el documental de 2016 “Cassette: A Documentary Mixtape”: “Esperábamos
que fuera un éxito pero no una revolución. Y lo mejor es que no ha terminado.
Sé que muchas personas la utilizan todavía”
No hay comentarios:
Publicar un comentario