“Cine
como el que se hacía antaño, como se hará siempre. Omar Sy seduce. Y James
Thierrée maravilla”. (Pierre Murat, Télérama).
Omar Sy (Intocable) y James
Thierrée (nieto y heredero del rostro y parte de los gestos que contribuyeron a
la fama mundial de su abuelo, Charlie Chaplin) protagonizan “Monsieur
Chocolat”, última película del realizador y actor francés Roschdy Zem (Indigénes,
Días de Gloria), libre adaptación de la biografía escrita por Gérard Noiriel -“Chocolat
clown nègre”- en torno a la vida del payaso Rafael Padilla, un cubano nacido
esclavo y trasladado a Europa por su propietario, del que escapó para acabar
refugiándose en un circo donde pasó veinte años interpretando al Augusto, el
payaso “tonto, el que recibe las bofetadas”, terminando después como artista de
teatro y music-hall. Eran los años de la Belle Epoque y Chocolat fue el primer
negro que apareció en un escenario francés, y también el primero que hizo
publicidad (de una marca de cacao para desayuno).
Chocolat fue trasladado a Europa en
torno a 1865, cuando todavía era un niño. En España trabajó como sirviente,
limpiabotas, minero… En Francia pasó de esclavo a “liberto” y del anonimato a
la fama. La película de Zem resucita el primer dúo de payasos de la historia
del circo, un Augusto llamado Chocolat y un clown con la cara pintada de blanco
que respondía al nombre de Footy; ambos provocaron las carcajadas del todo
París de los felices años de comienzos del siglo XX.
Inspirándose en una historia real, Roschdy
Zem ha construido una película sobre la amistad, la tolerancia y el destino del
“primer héroe negro de la historia del espectáculo francés”, un artista olvidado,
un esclavo redimido que ni siquiera poseía estado civil y que, después de
alcanzar un enorme éxito durante más de veinte años, de ganar una fortuna y
dilapidarla en compras suntuosas y en juegos de azar, cayó en el alcoholismo y
la depresión a la muerte de su hija, y acabó sus días en la miseria, en Burdeos
en 1917, olvidando incluso su nombre y siendo enterrado con el nombre de
Chocolat sobre la lápida. La narración es la historia de un éxito seguido de
fracaso, de la consecución de un puñado de atributos sociales –dinero, mujeres,
notoriedad…- que no consiguen restablecer el amor propio de un payaso siempre
maltratado en escena.
“Lo que interesa a Roschdy Zem es
el juego torvo de gratificaciones y humillaciones que atraviesan cada episodio
del recorrido social, artístico y mundano de Padilla, totalmente engullido por
esa máscara que es su propia piel y ese nombre artístico, así como por el
conjunto de asignaciones étnicas que siempre le preceden” (Didier Péron, Libération).
Rafael Padilla, “Chocolat”, fue
amigo del pintor Toulouse Lautrec, en cuyos afiches apareció muchas veces. Hace
unos meses, pocos días antes del estreno de la película en París, la alcaldesa
Anne Hidalgo, así como los protagonistas y algunos descendientes de los dos
payasos, descubrieron una placa conmemorativa en la fachada del 251, rue
Saint-Honoré, donde hace un siglo se encontraba el Nouveau Cirque, donde ambos
clowns conocieron el éxito. “Estos dos artistas –dijo la regidora durante la
ceremonia- cambiaron el orden establecido, participando en la historia
universal del anti-racismo en un momento en que empezaba a plantearse la
cuestión de vivir juntos. Me siento orgullosa y emocionada de contribuir a
contar esta historia olvidada”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario