¿Qué convierte a una novela, que en
una primera lectura no dice gran cosa, en un best-seller? ¿La opinión de la
crítica, el boca a boca, algún tipo de morbo que no he experimentado? Se me escapan
las razones que han hecho de “La chica del tren” el libro del año en el mundo
occidental, de Estados Unidos a Nueva Zelanda, pasando por el continente
europeo. El hecho de que, cuando se ha cumplido casi un año de su publicación
en España, “La chica del tren” haya sido el libro más vendido en el “Sant Jordi
2016” -aunque las rosas compradas multipliquen por cuatro la cantidad de libros
adquiridos por los barceloneses para regalar a la madre, la hermana, la esposa
o la novia- es lo que me ha decidido a comentar esta “novela negra” a pesar, ya
digo, del tiempo transcurrido desde la primera edición y a pesar también de mi
falta de interés inicial: lo cierto es que acabo de leerlo y lo he hecho porque
ha sido un regalo de alguien a quien quiero de verdad.
El resumen que promociona la
editorial es el siguiente: Rachel toma siempre el tren de las 8.04 h. Cada
mañana lo mismo: el mismo paisaje, las mismas casas… y la misma parada en la
señal roja. Son solo unos segundos, pero le permiten observar a una pareja
desayunando tranquilamente en su terraza. Siente que los conoce y se inventa unos
nombres para ellos: Jess y Jason. Su vida es perfecta, no como la suya. Pero un
día ve algo. Sucede muy deprisa, pero es suficiente. ¿Y si Jess y Jason no son
tan felices como ella cree? ¿Y si nada es lo que parece?.
Vaya por delante que “La chica del
tren” es una novela negra, policiaca, un thriller, un relato de suspense, lo
que se prefiera, pero no es ni “El nombre de la rosa” ni “Millenium”, por citar
dos obras del género, modernas, intensas y también best-sellers en su día. Y
que desmerece mucho que, a poco que razone, el lector intuya el desenlace en la
página 192 (de las casi 500 del relato), lo que rebaja mucho el interés de las
300 restantes. Y, sin embargo, el éxito inicial de ventas de “La chica del
tren” logró superar hace más o menos un año a los de “El código da Vinci”,
“Harry Potter” y “Cincuenta sombras de Grey”.
Mi experiencia me dice que hay dos
tipos de alcohólicos: los que no lo parecen, no se emborrachan, beben como
cosacos desde que se levantan, aguantan el tipo toda la jornada
(proporcionándole al cuerpo sucesivas dosis) y, si acaso, en algún momento
pierden el autocontrol y se vuelven agresivos, normalmente más de palabra que
de hechos; y, en segundo lugar, están los borrachos en toda regla a quienes la
bebida sienta mal aunque la necesiten, patosos, depresivos, paranoicos incluso.
La chica del tren pertenece a esta segunda clasificación. Es cargante, lo que
bebe le sienta mal, vomita, pierde el conocimiento y, cuando lo recobra, lo que
ha perdido es la memoria; pero, sobre todo, es muy pesada y -dado que ha
perdido el trabajo y viajar en tren desde su extrarradio a Londres es la única
ocupación que le queda- termina por acosar a las personas que conoce, y a
quienes no conoce. La chica del tren es alcohólica, a cuenta del abandono de su
marido, y es imposible olvidarlo; por lo que me parece una redundancia
innecesaria que cada dos o tres páginas tenga que repetir que acaba de
comprarse unas latas de gintonic o ha vaciado una botella de vino.
Pese a todo, el marketing ha hecho
su trabajo y ha convertido a la novela en el libro del año y a su autora, la
sudafricana Paula Hawkings -44 años, antes periodista económica en Londres y
autora de novelitas románticas sin éxito que firmaba como Amy Silver, ahora
millonaria en condiciones de vivir de las rentas de un único libro- en
escritora de éxito cuyos derechos para el cine compró la productora DreamWorks
antes de que la autora hubiera puesto el punto final; por lo leído, antes
incluso de que tuviera claro el desenlace. Se espera el estreno en todo el
mundo para otoño de 2016. Mientras, los fans -que evidentemente son muchos, más
de tres millones de copias vendidas en Estados Unidos en el enero de 2015,
siete ediciones en España en julio del mismo año, aquí se editó con unos meses
de retraso- pueden ir abriendo boca con los trailers que circulan por la red,
con Emily Blunt en el papel de la alcohólica, depresiva y desmemoriada Rachel.
La chica del tren
Paula Hawkins
Planeta, 2015
ISBN 9788408141471
496 páginas, 19,50€
(Hay otra edición en tapa blanda al
precio de 12,34€, más o menos el mismo que el del libro electrónico).
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