Gloria
es una espléndida película del chileno Sebastián Lelio que consiguió el Premio
Cine en Construcción en el Festival de San Sebastián 2012; con el dinero del
premio se pudo terminar la producción y presentarla en el Festival de Berlín
2013 donde la actriz protagonista, Paulina García, inmensa en el papel de
Gloria, consiguió el Oso de Plata y Lelio (39 años, El año del tigre, La
sagrada familia) decidió quedarse a vivir; allí ha abierto un restaurante con
el nombre de la película en el barrio de Kreuzberg, en la parte conocida como
SO 36 (cuando existía le Muro de Berlín, rodeaba a SO 36 en tres de sus cuatro
lados y allí se desarrolló una cultura propia, alternativa a la de Berlín
Oeste).
Aplaudida
por la crítica alemana como “una joya… (que) forma parte de esas películas que
compensan al espectador de un madrugón y le ponen de buen humor para el resto
del día”, llega ahora a los cines españoles el 4 de octubre de 2013, después de
volver a San Sebastián 2013, esta vez con los deberes hechos, llevarse
de nuevo una ovación de gala y pasar también por el Festival de Toronto.
Comedia
dramática y feminista con mucho sentido del humor, retrato sublime de una mujer
y una situación, cuenta con excelentes actores y una historia simple, redonda y
bien narrada, que aborda temas muy universales… En el Chile de ahora mismo,
Gloria es una mujer a punto de cumplir 60 años, divorciada y con los hijos
emancipados, que trabaja y se busca actividades de todo tipo para llenar los
días y por las noches acude a los clubs de solteros en busca de no se sabe bien
qué, pero en cualquier caso no de la insípidas aventuras que le surgen.
Gloria tiene
el corazón disponible, “lascia aperto il cuore” como grita a los cuatro vientos
Umberto Tozzi en la canción que lleva su nombre. Cuando decide iniciar un
romance con otro de los solteros de oro que conoce en una de las salas de baile
acaba dándose de bruces con una situación por la que pasan muchas mujeres y que
Maruja Torres definía hace bastante tiempo ya como “el penúltimo imbécil de tu
vida”: la aparición de un capullo que asegura acabar de separarse a los 65
años, Rodolfo (Sergio Hernández, muy ajustado en su papel secundario), mientras
conserva una enfermiza dependencia de su ex mujer y sus hijos. Fracasado
el intento, Gloria sigue cantando a gritos que “deja el corazón abierto”.
Había
diversas opciones para contar esta historia. El realizador ha optado por hacer
con ella una película conmovedora y estimulante, convertirla en un mensaje
lleno de ternura y sobriedad en la manifestación de los sentimientos: Gloria
observa a los demás sin rechistar, respeta a todos, se sabe una mujer que está
envejeciendo, pero no muerta. Está convencida de que hay vida después de un
matrimonio fracasado, de unos hijos que se marchan lejos, de algunas emociones
inevitables. Desde las primeras escenas en que aparecen juntos, la pareja
Gloria/Rodolfo se presenta como un desafío a las convenciones tejiendo un
romance que les rejuvenece y les propulsa lejos de las barreras de la edad. “En
su camaradería recién estrenada –escribían en enero de 2013 en indiwire.com- la
personalidad de Gloria estalla con una energía que Lelio explora íntimamente,
mostrando a la pareja al desnudo (sic) en ese nuevo despertar sexual”.
Con mucho,
lo mejor de Gloria son las expresiones de incomprensión de la protagonista:
ella –escondida tras las gafas enormes llenas de simbolismo, con las que juega
con la excusa de una enfermedad oftalmológica, como una llamada constante a ver
la vida de otra manera-, que entiende muy bien la nueva relación de su ex
marido y se niega a dar a los hijos más explicaciones que las necesarias sobre
sus intereses, no entiende muy bien por qué otra gente hace lo que hace (aunque lo cierto
es que tampoco le preocupa mucho, lo que pretende es seguir viva pese a la edad
y las convenciones), no entiende por qué los demás se tienen que complicar
tanto la vida con subterfugios y mentiras, no entiende que una relación de
pareja tenga que ser algo “acompañado” por el resto de la familia más cercana… La
ovación que Gloria consiguió en la Berlinale iba dirigida tanto al film como a
la actriz.
«Gloria es
como Rocky –dijo el realizador en la rueda de prensa posterior- cuando cae, se levanta
y continúa… la vida es una poesía cotidiana con un equilibrio entre risas y
llanto, dulce y doloroso como una bossa nova”. Como el Waters of March, de Tom
(Antonio Carlos) Jobin, “hilo conductor de una historia” en la que Lelio ha
conseguido a la perfección ese sabor agridulce; en Gloria nada es solo rosa o
solo gris, toda la historia está llena de los mismos matices que presenta la
vida. Dice haberse inspirado en la generación de su madre. “Hay muchas Glorias
en el mundo… esta película quiere reivindicar el derecho de esa generación a
seguir disfrutando de la vida. Trata de un asunto que concierne a toda la
humanidad: ahora la vida dura más tiempo pero cuando se llega a los 60 años las
cosas ya no son como antes. Es como si empezara un capítulo nuevo y en la
película hemos querido explorar todas las oportunidades”.
No solo
aborda las relaciones amorosas entre sujetos de la hasta ahora llamada tercera
edad, y ahora personas mayores, sino también la descomposición de la estructura
familiar tradicional, la angustia generacional y las actuales manifestaciones
de estudiantes: “El mensaje –dice Lelio- también va dirigido a los jóvenes, que
un día serán mayores y tendrán que reivindicar su derechos a vivir, bailar y
amar”.
Para la
protagonista, Gloria muestra «todos los cambios acontecidos en mi país en los
últimos cuarenta años. Se puede sobrevivir a todos los golpes y renacer de las
cenizas”.
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