El sábado 12 de octubre de 2013, cuando se
cumplían exactamente dos años del cierre de los altos hornos de Arcelor Mittal
en Lieja, Alain Vigneron, trabajador de la factoría y militante de la
socialista Federación General del Trabajo de Bélgica, FGTB, se ha suicidado
dejando escrita una carta de despedida en la que acusa a su patrón de “haberle
destrozado la vida”. (1)
"Me ha
quitado todo, mi empleo, mi familia. No puedo soportar más a este
multimillonario», ha escrito Alain Vigneron en la carta dirigida a sus
allegados y al delegado sindical, publicada en varios periódicos belgas cuatro
días después: “Hace 31 años que lucho para tener algo y de pronto pierdo mi
trabajo, ¿cuántas familias más lo van a perder, señor Mittal?”, escribe
señalando también al gobierno: “¿Finalmente van a salvar ustedes los miles de
empleos de familias que valen la pena?”.
Alain Vigneron, de
45 años, entró en la fábrica a los 14 y llegó a ser responsable de la producción
de laminado en la región de Lieja. Estaba a punto de perder su empleo, lo mismo
que otros más de dos mil trabajadores de Arcelor Mittal, afectados por el
cierre de los altos hornos y de una parte de la “fase de frío” en la cuenca
siderúrgica walona. Recientemente se había separado de su mujer y tenía una
hija.
Según la información
publicada en Le Soir, Alain Vigneron pedía que la carta se leyera en sus
funerales, que sus compañeros acudieran a despedirle con la ropa de trabajo y
que unas pancartas que había confeccionado adornaran ese día la iglesia “para
que todo el mundo sepa por qué me he suicidado”. La Confederación de Sindicatos
Cristianos, CSC, ha reaccionado diciendo que aunque “el malestar de los
trabajadores es infernal, un suicidio es un asunto privado”, mientras que la
FGTB añade que “Mittal es responsable de la masacre social de manera
colectiva”. En la página web del Partido del Trabajo (PTD), su colega Fred
Guillot, delegado de FGTB en Arcelor Mittal, habla del “compañero durante
más de veinte años”: “Estaba en todas las batallas, en todas las manifestaciones,
en todos los piquetes. Siento rabia contra Mittal pero también contra los
políticos. Alain repetía siempre que los estudios encargados por la región
probaban que la siderurgia es viable, y que había que nacionalizarla. Y los
políticos lo han ignorado”. Por eso no le ha sorprendido el gesto de su
amigo que ha querido transformar su muerte en lucha política: “Ha pedido que
vayamos al funeral vestidos con colores los sindicales. No me sorprende
viniendo de él”.
La prensa belga
señala que, en 2012, se suicidaron otros dos trabajadores de la empresa
propiedad del indio Lakshmi Mittal, aunque “no tuvieron carácter político” como
éste de Vigneron.
(1) Extracto
de la carta:
"Querida
familia, estas son mis últimas palabras.
Os pido que
respetéis a mi mujer y mi hija. No tienen nada que ver. Las he hecho sufrir
enormemente a causa de mi trabajo para el señor Mittal. El me quitado todo, mi
empleo, mi familia. ¿Cuántas familias más va a destruir aún? No puedo aguantar
más a este multimillonario. Sabéis que desde hace 31 años lucho para conseguir
algo y he aquí que voy a perder mi empleo. ¿Cuántas familias van a perderlo,
señor Mittal?... Querido gobierno, ¿finalmente vais a salvar los miles de
empleos de familias que valen la pena?...
A mi mujer y mi
hijita, sabed que os quiero pero el señor Mittal me ha despojado de todo: el
orgullo, el compromiso y el valor para seguir luchando por mi familia…
Y que la prensa
se entere. He hecho algunas pancartas, querría que estuvieran en la iglesia,
que todos vean por qué he puesto fin a mis días…”
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