Con las calles de
Madrid tomadas literalmente por casi dos mil policías, el helicóptero de los
días de las grandes manifestaciones dando vueltas en un cielo que escupía una versión
mejorada del diluvio universal y un puñado de algunos miles de manifestantes
luchando contra los elementos detrás de una pancarta en la que se leía “Jaque
al rey” (en lo que, de no haberse puesto en contra los hados de la
meteorología, pudo haber sido el primer acto de repudio masivo de la monarquía
franquista, y de exigencia de apertura de un proceso constituyente que ni el
centro-derecha conservador ni el centro-izquierda socialdemócrata van a poder
impedir que suceda algún día, mejor pronto que tarde), el telediario de las 9
de la noche del sábado 28 de septiembre de 2013, en la primera de TVE, no solo
no hizo la menor mención a lo que pasaba en las calles de la capital –donde la
policía, chorreando literalmente, impedía que los manifestantes llegaron hasta
su objetivo, la Plaza de Oriente y el Palacio real- sino que además tuvo la
desfachatez de comenzar el informativo con la frase “Jaque de Berlusconi al
gobierno italiano”.
Un sabio francés
del siglo pasado llamado Michel Colucci, más conocido como Coluche, fallecido
en 1987, humorista y actor, hombre de bien fundador de Les Restos du Coeur (los
restaurantes del corazón, donde acuden diariamente a comer miles de franceses sin
recursos) y tardíamente interesado en la política lo que le llevó a presentar
una candidatura testimonial a la elección presidencial de 1981, y a retirarla
después- decía muy acertadamente que “no se puede decir la verdad en
televisión, hay demasiada gente mirando”. El repaso hoy de una verdad tan auténtica
como contundente nos lleva a la conclusión de que las principales mentiras en
que incurren los medios de comunicación son, sin ninguna duda, las mentiras por
omisión.
El lingüista norteamericano Noam Chomsky –otro sabio, éste todavía vivo y en
pleno uso de sus facultades intelectuales- ha elaborado una lista de «Diez
estrategias de manipulación», reproducida después por numerosas publicaciones,
entre ellas Pressenza (http://www.pressenza.com/fr/2010/09/les-dix-strategies-de-manipulation-de-masses/).
La primera, que lleva por título “La estrategia de la distracción” dice,
resumiendo, que se trata del elemento primordial del control social y consiste
en “desviar la atención del público de los problemas importantes con un diluvio
continuado de distracciones e informaciones insignificantes”; en el caso que
nos ocupa, el presentador de TVE, Oriol Nolis, decidió ignorar la manifestación
contra el rey para contar en cambio que el rey sigue dando pasitos con un
andador.
Con maniobras de distracción como ésta, TVE continúa con su costumbre de
participar en el “panem et circenses” que practican aquí los gobiernos de toda
índole, aunque esta vez se trata solo de “circenses” porque ya me dirán si no
es un espectáculo para la noche del sábado imaginar al monarca –que en los
últimos meses ha emprendido una carrera contra reloj de actuaciones,
presentaciones y representaciones, para hacer olvidar recientes pecadillos
cometidos con rubias teutonas y elefantes inocentes, de los antiguos ni se
habla, y para (él también) distraer la atención de otros miembros de su
familia- embutido en su pijama regio recibiendo la visita del hasta ayer
republicano Alfredo Pérez Rubalcaba, capaz de lo que haga falta con tal de
salir en la foto.
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